lunes, 18 de febrero de 2013

¿Quién es Kwanzaa? (Volumen I)




Federico se tiró directamente a la yugular, sable en ristre, poniendo la hoja en perpendicular al cuerpo, y así comenzó todo (de nuevo).
Lutero ataco blandiendo el catalejo como un bate; Varo respondió a su vez trazando círculos con su hoja: en un segundo ya nadie supo quién era quien, entre el revuelo de maldiciones, golpes y patadas; y mucho menos cuando Vlad sacó las garras y decapito a Maquiavelo con un corte de tijera precioso; desparramando sangre y sesos por doquier, por lo tanto parecía absurdo que Argo se  pusiese a gritar como lo hizo con aquella vocecilla suya:
-       ¡Pax!
Era inútil. Ya Bruce la había arrebatado el catalejo a Lutero y roto la nariz (con un solo, único y patentado movimiento de puño-martillo) ya Varo había agarrado dos cabezas (una a cada brazo) y repartía codos y rodillas de manera generosa y altruista entre ambas dentaduras, ya Alonso había utilizado la escuadra y cartabón para degollar a…
Y entre aquel maremágnum de gente dándose cariño a grandes voces de pronto toda la habitación giro en el sentido estricto de la palabra, y el techo paso a ser suelo y viceversa, y a la inversa; y todo tembló cuando los cristales reventaron y los fluorescentes explotaron y mesas y sillas volaron por doquier, golpeando como granizo encrespado.
Tan rápido como vino, todo volvió a su ser sin más: un segundo tan solo después el suelo estalló en una violentísima explosión, y todo se marchó de su vista.
Cuando volvieron a abrir los ojos, ya no había paredes, ni techo, mesas ni bar: todo cuanto había era mar, aguas en todas las direcciones de la noche, eso era todo lo que se veía.
-       ¿Pero dónde estamos?- pregunto alguien, confuso.
-       ¿Y por qué no nos hundimos?- pregunto otro aún más confuso que el anterior.
-       ¿Y este viaje será gratis?- inquirió otro aún más confuso que los otros dos.
-       ¡Silencio!
Al fondo, como si fuera un gran escenario, vieron acercarse algo flotando, algo masivo y plural, aunque a esta distancia no podría decir que era o de que se trataba, pues su forma era muy extraña. Aún alejadas, se escuchó una voz, una voz como de otro tiempo, con una epiquez desmedida, y aquella voz comenzó:
“Al comienzo del tiempo, cuando solo había cielo y agua y aún no existían la luna ni el sol, la tierra ni el árbol, la estrella ni el pájaro, la bestia ni el hombre…los poderosos del cielo decidieron crear el mundo.
-       Los poderosos del cielo flotaban sobre las aguas, iluminados por una luz difusa que brotaba de sus cuerpos cubiertos con plumas azules y verdes, y en medio de un profundo silencio. Se llamaban… (redoble de tambor) ¡LAS EMPLUMADAS SERPIENTES!
-       ¡Las emplumadas serpientes!- dijeron todos al unísono.
-       ¡LAS EMPLUMADAS SERPIENTES! ¡Con mayúscula!
-       ¡LAS EMPLUMADAS SERPIENTES- gritaron de nuevo todos.
-       ¡Bien!- termino la voz.
-        Que las aguas se abran! – ordeno una voz que era a la vez una y trina, como un xilófono en el esqueleto de un mamut.
-       ¡Que la luz se haga!
-       ¡Que la tierra aparezca!
-       “Entonces se separaron las aguas y asomaron las grandes montañas, y entre las montañas los valles, y en los valles la hierba. Corrieron los ríos y rodaron las piedras, se abrieron cavernas, surgieron árboles que se convirtieron en bosques…” y así, las emplumadas serpientes lo crearon todo hace cinco mil setenta y siete años mortales, exactamente. Y dispusieron fósiles  por toda la tierra para engañar a los futuros humanos y así poder condenarlos por toda la eternidad por blasfemia si negaban esta sacra verdad, pues las emplumadas serpientes se alimentaban de sangre. Y así será por los siglos de los siglos, en el nombre de Tezcatlipoca ©  (Norte), Xipetótec © (Este), Quetzalcóatl ©(Oeste), Huitzilopochtli © (Sur).
-       ¿Por qué habla como Constantino Romero?- le pregunto Argo a Varo.
-       No lo sé. Quizás…
-       ¡Silencio!
Sus espíritus aleteaban sobre las aguas, flotaban disperso:, y meneaba la cabeza de un lado a otro, como si estuvieron muy enfadado por algo. Por fin, la que estaba en el centro y parecía más vieja y más sabia, comenzó:
-       ¡Así pues, nosotras creamos el espacio, el tiempo y todo cuanto existe y es.! ¡Nosotras somos las que somos!
-       ¿Pero quién sois vosotras?
-       ¡Nosotras somos la que somos! ¡Silencio!- y de su boca vomitaron rayos que hicieron temblar al mundo.
-       ¡Jo! ¡Deben de ser Godzilla!  
-       ¡! Ahora el Universo llora, carcomido en sus entrañas por el fuego que abrasa, pero no consume! ¡El tiempo, la gran Madre de todos menos nosotros, está roto!
-       Pero… si vosotros creastis el espacio y el tiempo… ¿Qué hacías antes?
-       Creando un infierno para los que hacen esa pregunta- y le fulmino con la mirada- Literalmente,  una cabeza salió volando diez millas náuticas más allá- ¡Prepárate a conocerlo, infiel!
-       Bien, como decía...el tiempo se acaba de fracturar. Todo el universo se lamenta por ello. Ráfagas de energía  no euclidiana azotan toda la Creación, confundiendo los tiempos, desmadejando la esencia última del Universo. Su procedencia no es desconocida, pero si podemos deducir donde está la ruptura. ¡Por ello, necesitamos un grupo de elegidos que repare la corriente temporal! ¡Pero atendednos bien! ¡Los que quieran probar, deberán superar una prueba! ¡Y quién la falla, descenderá a las profundidades abismales!
-       Pues yo pienso que para ser serpientes emplumada no son muy divertidas- susurro Argo.
-       Bueno, quizá eso pase el último dia…
-       ¡Bueno!- dispusieran ellas con su bífida lengua- ¿Quién entre vosotros se enfrentará a la mortal prueba?
Nadie dijo nada, ante la perspectiva nada agradable de visitar a Belcebú, señor de los Avernos y los catarros invernales.
-       ¿Por qué no mandamos a Alonso? ¡No se puede defender!
-       El que combate con inteligencia combate dos veces- aprobó Bruce.
-       ¡Sangre, sangre! –chilló Vlad, y todos interpretaron que quería decir si, si.
-       ¡Pues hale, ya hay voluntario!- dijo Varo, desnudando la espada y empujando con la hoja al matemático.
-       ¡ 7x = 21!- chillo desesperado cuando los otros cuatro lo agarraron en volandas y lo arrojaron a los pies de las Emplumadas Serpientes.
-       ¿Eres tú, apestoso mortal, el voluntario?- le preguntaron una y tres voces.
-       ¡ 9x-9+108x-6x-92=16x+28+396 ¡
-       Tomaré eso como un si.
De pronto, las tres Serpientes emplumadas hicieron girar sus inexistentes manos, y con un simple pase, el mismo cielo se abrió y revelo una pequeña puerta, a todas luces, dimensional, y en el dintel se veía una inscripción:
-       ¡Resuelve la inscripción, y vivirás, fracasa, y tú, y todos los demás, moriréis!
-       ¡Eh! ¡¿Por qué tenemos que morir todos?
-       Sois un equipo- se volvió hacia Alonso- Elige bien.
Alonso se acercó tembloroso, y de rodillas, se arrastró delante de la puerta, y miro y remiro y no vio nada. En ese instante preciso apareció la luna en todo lo alto, y de pronto, un relámpago de luz cruzo de parte a parte el dintel, y la inscripción se reveló, y además se vio una pequeña figura de la muerte entre ambas frases. Leyó en voz alta:
-       Ennyn Duryn Aran Moria. Pedo mellon a minno.
-       ¡Eso es! El tiempo se agota mortal. Tu decisión, o tu vida, en un minuto.
-       Sesenta segundos de combate bravío- trono épico Vlad llevándose la mano al pecho.
-       Jamás lo hará.- dijo alguien, quizá todos.
-       ¿Por qué no? Es matemático, después de todo. ¡Los matemáticos lo pueden todo!
-       ¡Matemáticos!- dijeron los chicos.
-       ¡Lo pueden todo!- dijeron las chicas.
-       ¡Los matemáticos lo pueden todo!- dijeron todos ellos, a coro.- ¡lo pueden todo! ¡Pitágoras, oh Pitágoras! ¡Creador del triángulo rectángulo!
-       ¡Chist!
Alonso se sacó las gafas, se limpió el sudor que las empañaba en la camiseta, miró el reloj y se mordió el labio inferior: habían pasado treinta segundos ya y no tenía ni puñetera idea de que iba a hacer a continuación, y eso era una sensación horrible: no le pasaba desde el examen  sorpresa de Literatura de segundo de la ESO.. Su vida paso delante de sus ojos, y suis recuerdos, y añoro a su familia, a su madre, y a su padre, y a…
¡Un momento! ¿Qué era eso que siempre decía su padre?
Hijo, si algún día descubres un enigma  irresoluble, recuerda que tan solo tienes…
Con una mano sobre el ídolo pulsó sobre el primero y el séptimo de cuatro.
Girando sobre sus goznes, toda la puerta se abrió, y el venturoso, descubrió que al otro lado no había negra muerte, si no tan solo, negro: oscuridad absoluta y cuervos que crepitaban “Nunca más”
      De pronto, vio la puerta, que apenas abierta, iba a cerrarse de nuevo, y saltó al abismo sin pensárselo ni una sola vez. Como una golondrina, floto en el vacío más absoluto y vio desfilar delante si a brillantes átomos, ilusorios neutrinos e inexistentes neutrones, y por un instante estuvo en todos los sitios y ninguno a la vez, mientras en sus oidos resonaba “My Way” con Frank Sinatra a la voz y orquesta de Michael Oldfield. Y luego, tan rápido como vino, luz otra vez, en oleadas.
Y se perdió en la negrura.

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