domingo, 26 de febrero de 2012

Juego de Tronos


NO TARDA NI UN SEGUNDO.
Aunque rápido, es muy simple y directo, pues lo telegrafía con un año de antelación. Un directo a la cara, que se pierde en
La nada, y me deja su axila jugosa para atacar a fondo. Mi puño izquierdo se centra en ella, y el derecho se ceba un segundo después en su hígado. Demasiado musculo, pues le duele, pero como si nada. Salto hacia atrás como un relámpago, evitando otro cañonazo por milímetros. Le casco con mi pie mi fabulo ataque patentado rompe espinillas, marca de la casa, ahí donde el hueso esta a a flor de piel y donde tener mucho musculo no sirve de nada.  Se agacho un poco de la que se retuerce, por la que doy un saltito y le cruzo los morros con todo, antes de dar otro salto y rematar la faena con otro golpe cruzado. Como la nariz, de casualidad, no tiene músculos, se rompe, la sangre le tapona por un instante, y es la mí para acabar con esto para meterle con todo, una y otra vez, una y otra vez, hasta que el puto estomago le reviente sangre, sangre y sangre . Aunque esta como cuatro armarios juntos, esto es demasiado incluso para el,  y comienza a retroceder. Ahora es el momento.
Ahora o nunca, sigo dándole a fuego, hasta que queden grabadas las marcas de mis nudillos en su plexo solar.
-       ¡Espabila! ¡Es hora de morir!- le suelto mientras le machaco el páncreas.
Sigo pegando, pues es el momento. Ahora debe caer. Ahora o nunca…
 De momento, va a ser mas tarde.
El no ha ganado tantas batallas de casualidad. No importa lo fuerte mque golpea, si no los golpes que puede encajar.
Sabe de sobra que esa masa de musculo es brutal pero le limita la velocidad. Yo soy más rápido, pero siempre que no limite mi campo de acción, como acabo de hacer como un novato de mierda.
Con un movimiento de tenaza, sus brazos de oso me rodean, y con facilidad, me levanta del suelo mientras aprieta alrededor. Es igual que una jodida boa constrictor, una vez sueltas el aire, ya no puedes coger mas. Pataleo un rato como un gilipollas hasta que me doy cuenta de que es inútil.
-       No me digas que no es entrañable. El gatito en el regazo de su dueño. Míralo como se acurruca. Como- aprieta a tope- como ronronea- se descojona el hijo de puta.
El tipo aprieta con mandíbulas de acero, y por más que pego no suelta, es un tipo bastante listo. Además, mis golpes son cada vez más débiles. Asi que como dijo aquel, habrá que buscar otra forma de morir…
-       Relájate y disfruta del viaje, pequeño. Me han dicho que morir ahogado es especialmente agradable. Los asfixiados suelen morir con una  erección o después de correrse. Relájate y disfruta.- repite antes que su cabeza se reviente contra la mía a esta distancia me deje desecho, con el cerebro dando vueltas de campana dentro de la cabeza. No puedo ni abrir los ojos, de la sangre que cae, desbordando las cejas.
-       ¿Quieres un caramelito?
A esta distancia mis dientes medio rotos se lavan en su puta nariz. Gruta y afloja un poco, lo justo para que mi boca comience a trabajar en su hombro, y luego en su codo , y cuando el tipi se recupera y mira hacia sus brazos, le hundo los dientes en el cuello como un vampiro anoréxico.
Por un instante pierde la cabeza, y entre aullidos y cagamentos varios, en vez de intentar escapar yo, ahora es el el que quiere que me vaya mientras yo sigo pegado como un sanguijuela.
Por fin su fuerza se impone y me empuja fuera de sí con alivio.
Relleno mis pulmones a toda prisa mientras me preparo para el segundo asalto. El primero quedo en tablas.
-       ¡Agh! ¡Hijo de puta!  Muerdes como las mujeres.
-       No. Muerdo como los leones. Pero si te da dentera, paro.–me limpio con el pulgar la sangre de mi frente- ¡Toma!- se la tiro a la cara- Es lo único de mi sangre que vas a oler.
-       La primera sangre derramada es tuya.
-       Solo importa la última.
Amago como que entro a por él,  pero no lo hago, y él responde con un buen puño, pero que al no moverme yo, no llega a ningún lado. Ahora le meto yo…
Pero en un gesto que no me esperaba, el se echa para atrás´
¿Todavía te duelen las costillas, eh, gilipollas?
Amagamos uno contra otro mientras nb os movemos en círculos, como las agujas de un reloj drogado, pero como el corazón me está volviendo a dar la lata con sus pequeños detalles- taquicardias, respiraciones ansiosas, dolor en el bazo izquierdo, vértigo, mareo, parálisis parcial de todo el lado derecho… espera, eso debe de ser el cerebro, joder….- me comienzo a mover yo, y hago como que me lleve contra una pared, como una rata asustada.
Creyéndose muy listo, el tipo se relame  cuando me ve con la espalda contra la pared. Pero en ese momento amago, el golpe, y el responde instintivamente, lo justo y necesario para que su puño golpe el cristal blindado- lo que duele un mucho-  y así poder responder con tranquilidad con un codazo a su nuez, obligándolo a a retroceder mientras boquea como un rata de agua fuera del agua. Pero aun no he acabado con él. Mi codo aparca junto a su esternón, uniéndose la fiesta del San Valentín Sangriento, y cuando él a la desesperada cruzo otra puñetazo, lo esquivo con facilidad apartándolo con el dorso de la izquierda mientras el lateral de la diestra aniquila una nariz ya castigada.
Sé que le sienta bien el trata miento por sus palabras de agradecimiento.
Pero…
Una figura de mujer se materializa directamente frente a mí, y cerrando su negra capa de sombras a mi alrededor, me recubre de oscuridad mientras veo como de la capucha de la mortaja surge una blanca calavera, y mientras sus huesudos brazos me atraen hacia ella, hunde mis labios con la ausencia de los suyos. En ese instante abro los ojos hy veo en el reflejo de la guadaña una muerta próxima
Y si bien el viaje me parece bastante real, no es nada comparado con la demoledora realidad que me espera.
Y esta no es otra que un puñetazo  que me da de lleno. Un puñetazo de lleno de este tío es solo comparable a que te atropelle un tren.
Solo te puede pasar una vez.
Mi cabeza rebota en la pared, y si no pierdo el sentido es sencillamente porque vuelve a rebotar en el cemento del suelo, el mundo entero se pone a girar en torno mia- y a subir y a bajar- y la sangre por toda la cara me ciega completamente.
-       ¡Te aplastaré como la alimaña que eres!
Solo falta un par de centímetros para que su pie haga realidad su profecía reventando mi cabeza como un cadáver al solo estalla por los gases.
Giro como una serpiente- o a lo mejor es que doy una serpiente que se imagina ser un ser humano, yo no sé nada ya y no recuerdo nada y pronto no seré nada- y me enrosco entre sus patas y me subo a sus espaldas y me lio a apuñalarle con la navaja de hueso que acabo de coger del suelo  mientras  rio como un maniaco y grito como un loco:
-       ¡Muere, hijo de puta, muere! ¡Muereeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
Pero por más que grite no le haga más daño- bueno, quizá a los oídos- y aunque la hundo con fuerza una y otra vez, sangra poco el cabron, y no logro herirlo de gravedad. Me siento como un zorro que se tira a la espalda de un oso rabioso.
El intenta cogerme de un brazo pero tiene un problema. Esta tan sumamente cuadrado que sus brazos no pueden girar hacia atrás y por más que lo intenta no me atrapa. Pero cuando mi puñal busca su cuello, me engancha por la muñeca, y antes de que me la rompa. Escurro la mano y tiro la navaja.
Mierda.
Le bloqueo las manos sobre la nuca y le hago una triple Nelson, pero comienza a revolverse y me saca como si fuera una mosca cojonera.
En el suelo de nuevo, joder. Mierda de vida… Le estaco una patada brutal al lateral de su rodilla, que con tanto peso no soporta la tensión y cae de rodillas ante mí.
Me abro a un lado y me tiro de nuevo sobre sus espaldas, mientras trato de cogerle por el cuello. Que hasta ahora es lo único que ha funcionado bien. Es una suerte que a pesar de todo lo grande y poderosos que es, necesite respirar ¿eh?
Pero el tipo se levanta como un tiro, como si yo no pesase nada.
Pero por un instante, veo la solución perfecta.
Justo por encima de mi cabeza, veo la barra de hacer dominadas. Tiene buena pinta y es de acero. Me subo encima de sus hombros… Esto me va a doler, pero el que algo quiere, algo le cuesta, esta vez literalmente. Mis piernas se cierran sobre su cuello, mis manos cierran sobre la barra Y TIRO HACIA ARRIBA CON TODO LO QUE PUEDO.
Sudando sangre- creo que literalmente- le alzo unos centímetros, lo justo para que no haga pie, o no haga pie bien, y ahora sus propios músculos hacen el resto, tirando de él, y de sus pulmones hacia abajo.
Qué final más irónico.

La presión es horrible.
Pero según se va  ahogando, va perdiendo fuerza y aunque tira con todo lo que se puede y más, no logra liberarse.
Pero el plan tenía una laguna que el hecho de haber perdido varios litros de sangre ha conseguido que pase por alto.
Sus puños se revientan contra mi pecho, y aunque ni tiene mucho recorrido, mis costillas arden y crujen o crujen y arden, no me acuerdo bien del orden. Mis pulmones estallan. Golpes y más golpes caen, y el castigo es horrible. Son como bombas atómicas.
Sé que tengo que aguantar.
Sé que tengo que aguantar.
Que no hay otra manera.
Sé que tengo que aguantar.
Que el dolor no existe, es solo mental.
Sé que tengo que aguantar.
Que la victoria depende de esto.
Sé que tengo que aguantar.
Que todo depende de esto, que millones dependen  de esto, que el cada vez está más débil, que te el que resiste gana, que debo de aguantar, que me cago en su puta madre y en todos sus putos muertos pero que pare ya, que tengo que aguantar y que tengo que aguatar y que tengo que aguantar y …
El dolor es demasiado.
No sé si aposta y a o es un reflejo el mi cerebro va por libre o mis piernas hacen lo que les da la gana, pero yo le suelto.
El tipo se cae, como cabía de esperar.
Se lleva las manos a la garganta, buscando el aire.
He estado cerca. He fallado.
Y cuando el tio se levante…
Un momento.
¿Qué el tío se levante?
O quizá no.
Quizá no.
El tipo se retuerce justo debajo mío.
Reúno las fuerzas que me quedan.
Flexiono las rodillas hasta que me tocan el pecho.
-       Respira profundo, hijo de puta…
El odio se agolpa en las venas.
-       Respira profundo… y muere.
Caigo con las rodillas dobladas directamente en su cuello.
Un rugido demoledor, pero que enseguida se atranca me indica que he tenido  éxito. Pero es mejor asegurase, asi que salto encima de su pecho con la verdad por delante.
Oigo como las costillas gimen bajo mi peso.
Otra vez.
Otra.
Oigo como las costillas no pueden más y rompen.
Una erupción volcánica se desparrama desde su garganta.
Su cuerpo convulsiona entre  estertores agonizantes.
Ah… es música para mis oídos.
Recupero mi navaja de nuevo.
Debe de estar muerto ya, pero da igual, eso es lo de menos. Lo de mas es ganar.
Le apuñalo los ojos, y luego le afeito la garganta en seco. Luego le toca el turno a su femoral. Pero como mi suelo fue siempre montar una casquería, la hoja de mi arma comienza a hacerle cosquillas entre las costillas y hacia el esternón, abriendo su coraza, buscando el tesoro que ansió.
Como un antiguo maya, mi corazón palpitante  se encuentra con su corazón aun palpitante, y y aunque su vida va apagándose por momentos, es extraído como un tesoro de otro tiempo y saboreado por mi boca como un dulce fruto.
Ah, it is caviar for me!
He devorado el Corazón del guerrero mas poderoso.
Ahora, soy inmortal.
http://www.youtube.com/watch?v=vSkb0kDacjs

 http://www.dailymotion.com/video/x15cfa_biohazard-authority-video_music

lunes, 20 de febrero de 2012

Sangre de Reyes

Mientras el ascensor baja a toda velocidad hacia un nuevo combate, comienzo a pensar si algo de esto tiene sentido, si toda esta pesadilla acabara algún día. Espero que no, estoy disfrutando tanto…
A veces creo que mi vida no es más esto, un sinsentido entre sucesivos combates a muerte, una tras otro, con la mecánica y sangrienta precisión de un reloj que marca las 12 de la noche… me estoy poniendo poético. Debe ser cosas de la droga. Otra vez mi corazón lanza un aviso, y el dolor me dobla hasta que toco con la nariz el suelo. Ag… Eso duele. Y mucho. La droga me está matando… más rápidamente, claro.
Las puertas se abren, y por fin los calabozos están allí, enfrente justo mío. Comienzo a buscar los números de las celdas en un mapa que está pintado en la pared. Celda 237… aquí, vale, vamos allá. ¿Eh, que coño es esto? Una jodida puerta me cierra el paso, y cada vez que intento abrirla me dice acceso denegado. Hay un monitor a su lado, intento  trastear con el y…
No. Otra vez no. No, no, no.
-       No hay descanso para los malvados ¿Eh? Salvor de nuevo al habla. Veras, como se te ocurrió hacer el numerito del indio no pude acabar de decirte, que , para entrar allí abajo, debes desprenderte de todo objeto metálico y con una química… dudosa. Para hacer las cosas un poco más igualadas… ¿Entiendes?
-       Si, doscientos cincuenta kilos de muerte y destrucción contra mí en una celda de tres por tres, y las cosas estarán igualadas,¿ eh, hijo de puta?
-       Así es, así es… pero lo
No dice nada más porque en un arrebato de ira reviento el monitor con la cabeza.
No hay más remedio que jugar la partida según sus cartas, por ahora. Dejo todo lo que llevo en una especie de bandeja que hay afuera y ahora si me deja pasar.
Mientras camino, empiezo A OIR una risa detrás de mí pero por más que giro la cabeza por encima de los hombros no veo  a nadie. Es más, la oigo detrás, pero delante mía empiezo a ver una cara gigantesca que flota en el aire y se ríe de mí. Estoy perdiendo la cabeza más rápidamente de lo previsto, debo darme prisa.
Llego por fin.
Inspiro profundo.
La celda es una jaula cuadrada de cristal blindado, en sus cuatro ángulos.
Él está allí, justo en el centro, en la posición de loto.
Aunque me había preparado para esto, y no puedo dejar de pensar que, a pesar de la horrible visión de sus músculos, de su talla descomunal, de su aspecto de gorila, de su cráneo afeitado, de sus terribles cicatrices, de su cuerpo tatuada, de sus pectorales con vida propia, del cuello sin cuello, del puro musculo, de que mas quena montaña de musculos fuera un músculo de montaña…
“De cómo me quedé helado y atónito, no lo inquieras, lector, que no lo escribo, porque cualquier hablar poco sería. Yo no morí, más vivo no quedé: piensa por ti, si algún ingenio tienes, cual me puse, privado de ambas cosas.”
Pero…
A pesar de todo…
No puedo dejar de sentir lastima por él.
No hay ninguna diferencia entre él y yo.
Podía ser yo perfectamente el que estuviera allí.
Podía ser yo el que estuviera dentro y el el que intentara acabar con todo esto.
Lo único que nos diferencia realmente es el lado del cristal en el que estamos.
Pero al trigo que crece antes se le siega antes.
En eso se resume todo.
Inspiro profundamente…
Abro la puerta.
Me meto dentro.
-       Hola. –no se me ocurre nada mejor- No he venido a matarte. ¿Me escuchas?
No contesta, sigue en su posición, como meditando e ignorándome… de momento.
Un incómodo silencio…
Se levanta por fin y me mira a los ojos.
-       Pues yo a ti sí. Y preferiría un combate mortal, épico… un… Fin memorable. ¿Me lo concederás?
-       No tienes por qué hacerlo. Salvor te está manipulando.
-       ¿Está de broma? TU MUERTE es mi VIDA.
-       No.     Mi muerte es la tuya y la millones más conmigo. De mi depende…
-       No me importa en absoluto. Solo quiero matarte. ¿No tienes nada más que decir? ¿Alguna frase para la posteridad?
-       Eras un tipo noble. Te conocía hace tiempo, cuando eras rey. Cuando para hablarte había que inclinar la cabeza. Cuando tenías docenas de esposas. Esto no es culpa tuya. Nada de esto es culpa tuya. Es de Salvor. Déjame ayudarte. Puedo hacerlo.
-       ¿Ayudarme?! Ja, ja, ja, ja! ¡Que risa!- pero no se ríe. De hecho, casi llora, pero se enfuerece de nuevo y continua- Si solo quieres hablar es que no quieres luchar. Por mi vale. Lo hare rápido, te lo prometo. Déjame y en un segundo habrá acabado todo. Un tirón al cuello y habré terminado.
-       Antes morir que dejarme matar.
-       ¡Eso es hablar! – ruge.
Como un animal, se abalanza sobre mí, pero un tipo tan pesado como el delate su movimiento y me da tiempo a echarme a un lado antes que me atropella. Mi mano cae sobre su cuello, empuñando el hueso afilado que logro esconder. Pero el tipo reacciona con reflejos y se mueve rápidamente apenas siente el primer pinchazo.
Cuatro gotas de sangre es lo poco que sale de provecho de mi fabuloso plan.
No solo es que se haya movido rápido.
Es que la hoja fue incapaz de clavarse en todo aquella masa de músculo. Traté de pillarle la carótida y solo halle una pared.
-       Hijo de puta… rata traidora… -me dice él dirigiéndome una mirada que prefería no haber visto nunca. – Antes de matarte te voy a romper todos los huesos del cuerpo, uno a uno. Y luego te voy a comer la piel.
Ahora viene lo bueno.
No se lo pierdan.

http://www.youtube.com/watch?v=3A2ZPR9ldyI&feature=related

viernes, 10 de febrero de 2012

Hacia lo Salvaje (Into the Wild)

Poco a poco, la adrenalina se disipa en mi sangre. Mientras intento respirar de forma tranquila, me tumbo boca arriba en el suelo y trato de recuperar la cordura. Pero debo de fallar, porque comienzo de nuevo a ver alucinaciones. Estoy viendo al hijo puta máximo de nuevo.
-       ¡Savor Hardin! ¿Pero que coño…?
-       Buenas noches. Aún inmovilizado en mi despacho, Salvor tiene el brazo largo.
-       ¿Hablando en tercera persona? ¿Quién cojones te crees? ¿Julio Cesar, subnormal?
-       Le veo en tan buena forma como siempre ¿Eh? ¡Que maravilla! ¡Oh, que maravilla!  Si, un robot y un holograma portátil hacen maravillas ¿Verdad? Bueno, ver.as, tengo algo que proponerte…
-       ¡Vete a la mierda, soplapollas! – digo mientras le engancho una hsotia cojonuda al robot, pero solo logro joderme los nudillos- ¡Mierda!
-       Si has dejado de hacer el indio, tengo algo que decirte, amigo. Algo que te interesa, te interesa mucho.
-       ¿Quién coño eres, el eco? ¿Mi conciencia? ¡Psicópata barato! – y le reviento una patada al robot,  por pura desesperación- ¡Agggh!  -saco la navaja…
-       No sé que busca aquí un medio orangután en celo como tu, porque dudo que entiendes ni siquiera la mitad de lo que ves, pero estarás conmigo que en que no puedo dejarte por aquí suelto, matando electores y costándoles a los contribuyentes parte del preciso presupuesto que sale de sus impuestos.,¿ no?
-       ¡Mierda!- grito cuando mi navaja resbala por encima del cristal del robot. Puta mierda de blindaje…
-       Conocí a un tipo interesante hace algún tiempo, ¿Sabes? De hecho, me recuerda bastante a ti. Si, me recuerda mucho. No creo que su nombre te diga alago, pero su historia si es muy interesante. Una de mis labores como alcalde es proteger la ciudad de los numerosos peligros, que como tu mismo, acechan y se emboscan en nuestros confines. Y no se puede combatir correctamente aquello que no se entiende. ¿No es así? Bien, la violencia aquí es mal comprendida. – le arrojo una probeta de acido al puto robot, pero también tiene capa antiácido ¡Mierda!- Dado que la educación es un derecho básico, y que cada cual tiene mas o menos lo que merece, no hay lugar para ella. Hay orden en nuestra sociedad, todo esta previsto y bien dispuesto. Salvo casos excepcionales de desordenes mentales agudos, no hay violencia aquí arriba. Así que cogí a varios de los vuestros, a los elementos distinguidos de vuestra sociedad parta estudiarlos aquí, para tratar de entenderlos, en suma. Y uno en particular no dejo de asómbrame por su … pureza… primitiva.
-       ¿Primitivo? Ya. Ya lo entiendo, Salvor. Montar campos de concentración y aniquilarnos como ovejas es la civilización. ¿!Verdad, hijo de puta!?
-       … Era el sujeto perfecto, todo aquello que estaba buscando concentrado sobre ese tipo. Un cráneo privilegiado, en realidad. Solo entendía de combates y muerte y destrucción. Un coloso de acero, sangre y fuego, todo hierro y bronce. Psicosis paranoide aguda. En palabras técnicas, estaba como una puta cabra. Solo le gustaba matar por matar. Si ningún objetivo claro, como el poder o ni siquiera por placer. No se a quién me recuerda…
-       Si, es verdad, no se a quién me recuerda.
-       Pero no fanfarronea aquel que quiere, si no el que puede ¿verdad? Y era bien conocido, en su campo. Era un fanático del ejercicio físico. La secreción de endorfinas es lo más parecido a la adrenalina del combate, para él. En lenguaje técnico, vigorexia. Muy común. Nada raro. Asi que se ejercita continuamente, día y noche, con especial dureza. Como hay toda una corriente del pensamiento que declara el ejercicio como bueno para la mente y el cuerpo, le deje que siguiera con sus costumbres, a pesar de constituir claramente un comportamiento obsesivo. A esto hay que unir además, un físico portentoso. Es un moderno Nemrod. Y por si fuera poco, es un supermacho. Sus cromosomas masculinos son XYY en vez del habitual XY. ¿Lo tiene todo, eh? Así que le capturé. Y lo encerré día y noche en un  cubo de tres por tres. De vez en cuando una ducha de agua helada cae del techo,  aleatoriamente, a cualquier hora y cualquier día, para mantenerlo limpio y recordar cuan indefenso está. Descargas eléctricas para impedir que duerma. Música a todo volumen las veinticuatro horas del dia. Conectado por vena le llega la comida, pero también dosis de estimulantes, algunos naturales como la cafeína y otros químicos, como anfetaminas. Conectado por aparatos de realidad virtual a imágenes violentas, o mas exactamente, ultraviolentas. Asesinatos, violaciones, descuartizamientos, etc…
Obviamente, después de un cierto nuimero de días de este …tratamiento… había que dejarlo un par de días en observación para `poder continuar con él.
-    Salvor, eres un conocido filántropo, pero esto es demasiado incluso para ti. Tu fama es sin duda, inferior a tus méritos.
-    Sin duda, sin duda. Hace dos meses entre en una fase nueva. Comprobé hasta que punto podía llegar el límite de la crueldad humana. Era hora de recoger el fruto de mis preparativos. Le cedi otros prisioneros, mujeres, niños, ancianos. Y también expertos en las diversas artes marciales y cazadores profesionales. Los mato a todo. Una tras otro, como un sangriento pasatiempo. Con las mujeres acababa después de violarlas, una y otra vez, hasta que no podían más. A algunos, les rompía el cuello rápido, con otros se cebaba y les quebraba hueso a hueso, como a ramas secas. Con algunos incluso experimentaba, calibrando la capacidad de tensión. A otros, como generalmente, los ancianos, los reventaba a golpes. Como si fueran focas. O les saltaba encima del pecho una y otra vez. Y finalmente, llegue a la última fase del experimento. Pase a animales.  No conocía el miedo. Suena a tópica, pero no puede ser más cierto. Se atrevía hasta con tigres de Bengala, o con osos. Pero lo más duro era sin duda, lo que hacía con los gatitos, algunos incluso recién nacidos. Algunas veces, parecía que recordaba emociones como el amor, la ternura o el cariño, y los llegaba a acunar en el regazo. En el mejor de los casos, duraba poco. Poco después les reventaba la cabeza a pisotones. ¡Ja! Tenías que haber visto la cara de las visitas. Había destripado a personas, pero esto siempre parece que jode más. ¿Tú lo entiendes?
-    Solo dos cosas. ¿Cómo coño ganaste unas elecciones y por qué cojones no te habré matado antes?
-    Muchas  gracias. ¡Je! Pero esta historia no ha acabado todavía. No. Pronto el sujeto comenzó a descargar su frustración en sí mismo. Claro, no le quedaba otra. Comenzó a odiarse a sí mismo. Hasta el momento, lleva ya dos docenas de intentos de suicidios. Como no tenía otros medios, lo intento a cabezazos a la pared. Pero solo quedarse inconsciente antes de acabar, y nosotros le curábamos las heridas de forma amorosa. Después de tanto tiempo, era ya como una preciosa inversión. Así que hizo algo increíble, algo inaudito, algio que abrió todo un nuevo campo de investigaciones. Comenzó a pedirme que lo matara. Entre lloros, me suplicó que acabase con su vida. Se ponía de rodfillas, y humillante y lloroso, me suplicaba una y otra vez. Y yo, viéndolo llorar en posición fetal, incapaz de dormir por los remordimientos, ¿Qué podía hacer?
-    Suicidarte tú. Vamos, era una idea.- digo. La charla me molesta, y por fin encuentro una barra de hierro bastante pesada. Ahora vas a ver…
-    Al principio trate de aliviarle con morfina. Pero llegué a una mejor conclusión. He decidido algo mejor. Al fin y al cabo ya no me sirve como sujeto. Ha tocado el mite y se roto.  De tal manera que tendré piedad de él y haré lo que ha pedido como recompensa…
-    Que desconsiderado por tu parte. ¿Y porque ibas a hacerl…
Mientras pronunció esas palabras, mi voz se va apagando, porque comienzo a comprender.
-       ¿Tú que crees? – dice él, mirándome a los ojos.
-       Hijo de puta…
-       Así es. Si te mata, le hago ese favor.
-       Grandísimo hijo de puta….- le reviento una hostia en la puta pantalla. Se raja un poco. Hay que darle más fuerte…-  ¿Y porque debería hacerlo?
-       ¿De verdad quieres saberlo? En realidad no, pero seguro que me lo ibas a a decir igual ¿Verdad?- otra hostia. Ahora que si que se rompe de verdad.
-       Verdad. He bloqueado desde mi despacho todas las puertas y ascensores, excepto las que conduce a él.  ¿A que es divertido?- Y luego añade, un segundo antes de que la barra reviente el cristal de la pantalla- Penúltimo piso, calabozos, habitación 237. Bon Voyage!  – no dice nada más porque ahora reviento el altavoz, y por fin, dejo que ni ira fluya sobre el resto del robot.
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