domingo, 29 de enero de 2012

¿Quién?


Cuando cruzo la puerta del bloque de detención mi corazón palpita de nuevo con emoción, aunque no sé si de alegría o por el mono, o las dos cosas, pero que pare porque me está matando.
Mientras recobro el aliento doblado por el dolor, me viene a la cabeza lo bien que mucho que me conviene que Salvor sea un hijo de puta sin escrúpulos megalómano y con delirios de grandeza. Este tipo de personas esta tan asustada con la posibilidad de perder el poder que ostentan que hacen de todo para conservarlo, incluso llegando a hacer cosas que finalmente ayudan a su derrota. Y teniendo como tenia tanto miedo a un golpe de estado militar, se guarda en la manga una as en la manga, un as que pude utilizar en su contra. Pero es un tipo listo que se cabrea rápido, y seguro que ya trama algo y yo no tengo tiempo que perder y el corazón se me sale por la boca y tengo el vomito en la punta de los labios y los pulmones no dan abasto y la cabeza me estalla  y el dolor me sacude y yo no…
-       ¡Eh, tú! ¡Policía, policía! ¡Aquí! ¡Socorro! ¡Por aquí! ¡Aquí!
No creo que venga nadie, pero los que si viene son los demás trabajadores, que primero me miran con  curiosidad y luego con mas asco que miedo, pero lo superan rápido y comienzan a tenerme mas miedo que asco, sobre todo cuando engancho a uno de estos putos mierdas por el cuello y le restallo la cabeza contra el pico de una mesa, el resto echa a correr entre grititios que poco más que dan pena.
Por si acaso no lo han entendido engancho a otro, a un subnormal  al bastante gordo y calvo, y le hundo el puño en el hígado, cuando el dolor le dobla, le pateo la cara y lo mando al suelo.
Ahora ya no hay dudas. Huyen todos como ratas. La masa es fuerte, el individuo débil.
Doy voces y gritos mientras corro detrás de ellos y voceo todo lo que pudo.
Pero desgraciadamente llego hasta ellos, y sin pensar mucho me tiro entre ellos y comienzo a repartir estopa con codos, piernas y cabezazos y mordiscos, pero acabo de cometer un error. Ellos son muchos y comienzan a responder al desesperada, y me llueven hostias de todos lados. Saco la navaja y la hundo en el cuello del hijo de puta que tengo más cerca. Estoy seguro que nunca han visto un arma así, y el terror a la muerte les vuelve a dominar y salen todos por patas.
Estúpidos.
Con su número, hasta ellos podían haberme ganado fácilmente.
Pero ya no son más que ovejas ante el lobo.
Pero la sensación de victoria me embarga, y presa de lo fácil que resulta, engancho a otro más y lo arrojo contra el suelo. Caigo encima suyo codo por delante, tratando de alcanzarle en la columna y observo un rato mientras se retuerce de dolor e implora clemencia.
-       ¡Grita más alto, dilo más alto hijo de puta! ¡Grita más!
-       Por favor… Por favor…
-       Estas muy serio. Necesitas cambios en tu vida- digo mientras le enseño la navaja.- Desprenderse de coas inútiles. Esto por ejemplo- y le rebano el lóbulo de la oreja. Como chilla el maldito.
Pero de pronto…
El gira el rostro y entonces, algo se rompe en mi interior.
Por un instante, en su cara no veo su rostro real o imaginado, sino al hijo de puta de Salvor. Solo veo a Savor en su cara.
-       ¡Salvor! ¡Salvor! ¡Salvor! – grito aullándolo como un lobo. ¡Muere hijo de puta! ¡Muere!
Como una marea de ardiente lava a través de mi cerebro, mi cabeza se calienta y no reacciono por un instante, pero un segundo después todo se quiebra como un millón de cristales rotos- clinc, clinc, clinc- y ya no veo más.
Mi navaja se hunde, clava y vuelve a subir entre palpitantes agonías, sube y baja, desgarra muerde clava y tironea , corta y rasga, y de pronto o no de pronto, quizás más tarde o quizás nunca o quizás nunca importo o quizás si y ya ni me importa o si o no o no sé, pierdo los poco humano que queda en mi, o lo poco animal que hubo en mi, o lo recupero lo poc divino que siento que me pertenece por derecho, por nacer en un universo de múltiples galaxias y  flagrantes estrellas y candentes agujeros negros de insólitos quehaceres, y ya no veo más que sangre que se desparrama, piel que cede y músculos que se desgarran.
-       ¡Salvor! ¡Salvor
Pero no es suficientemente rápido, no amigo no, y quiero mas mas rápido , que muera antes y que sufra mas y que muere después y sufra mas pero que sufra- sufre, sufre. Sufre- porque quiero que sufra, que sufra , que sufra como está haciendo ahora y estará después y sufrió antes,  y la navaja sube y abaja al compas de su pecho que sube y baja como un órgano y demuestra que está vivo, que sufre pero no lo suficiente, que sufre pero no bastante todavía, que sufre pero podría sufrir mas y mas tiempo, que sufre y ha sufrido y sufrirá.
La navaja se hunde una y otra vez, pero no es suficientemente rápido.

-       ¡Salvor!
Dejo la navaja.
Con un grito de ira- uno más, mil más,  Dies Irae- mi boca desciende tortuosa a su cuello, y mis dientes desgarran su carne mientras paseo mi lengua lasciva alrededor de su cuello sabroso y mis manos se enroscan en su cuello y tiran de él en todas direcciones, haciéndolo crujir como un no se qué cruje, me aupó encima de su tronco, a horcajadas para atacarle mejor, para que ninguna fracción de su cuerpo se salve. Se salve, se salve, Salver, Salvor- y aun palpitante trozos de jugosa carne se caen por mi esófago mientras no doy abasto, no puedo dar más a morder, masticar, tragar.
Pero por fin aquella locura me vence y por fin todo cede a mí alrededor. Cuando pedazos de su lengua aun pegajosa recorren mi garganta y el shock que me sacude me permite recuperar el dominio de mi mismo.
Me levanto y miro abajo, y Asqueado de mi obra, mis piernas se aflojan y mi espíritu y mi estomago ceden y su contenido se derrama sobre el suelo mis rodillas se doblan y mi cabeza queda casi a ras, oliendo aquella putrefacta mezcla.
Un mar tenebroso que no puedo evitar ver por el rabillo de mis ojos y por segunda vez expulso de mi cuerpo todo lo que contiene, haciendo que me derrumbe y allí quedo.
Un sudor frio me empaña la ropa y asi, húmedo pero renqyueante, llego a una conclusión:
He de dejar las drogas.
No estoy mal.
Solo necesito que el mundo deje de girar.
Por fin me levanto, y tambaleándome, me dirijo a trompicones al ascensor que tengo enfrente.
Laboratorio, por favor.
Una hilera de científicos y sus jodidos tratos juegan a ser dios con sus probetas, sus mercurios, sus alcoholes etílicos y sus mecheros. No me hacen caso al entrar, pero pronto comprenden el error.
Aulló para ganarme su atención mientras, para mejorar la cosa, mi mano derecha apaga y de repente enciende la luz para generar ambiente.
Gracias.
Cuando se enciende de nuevo, lo primero que ven es a un tipo cubierta de sangre y con una cabeza cortada en la izquierda y el cuchillo sediento en la otra.
No debe de ser agradable, y menos para este hatajo de mierdas. Sus griot de pánico y sus cómicas huidas revelan que mi golpe de efecto ha resultado eficaz. Esto me recuerda porque me enamore de las drogas. Sacan lo mejor de mí mismo y ayudan a pasarlo bien.
Recorro las salas a saltos, mirando para todos lados, amenazante y a gritos mientras…
-       ¿Buscas algo aquí, forastero?
Quién…
No puedo creer que…
Me giro.
¿Pero quién coño es este gilipollas?
-       ¿Pero qué coño te pasa, gilipollas?¿O es acaso que quieres verte los intestinos a la luz de los fluorescentes?
-       Para estar loco hablas muy bien. Tus trucos de feria quizá asusten a algunos- dice señalando con el pulgar a los que huyen- pero no a alguien como yo. Yo he visto cosas que no creeríais. He visto edificios en llamas arder en el espacio. He visto  el rayo verde en el círculo polar. Yo conozco la guerra. Y si no me crees, solo tienes que intentarlo. Vamos, ven.
No se dé qué coño va este tipo, pero si se lo que no es. Y no es un tipo duro, por más que lo intente aparentar. Tiene una cara de palo, una chaqueta cojonuda y nada más. Esta fibroso y delgado y es alto, en absoluto como los otros, pero aun asi no tiene nada que hacer contra mí. ¿Será una trampa? Desconfió.
-       ¿Qué pasa? ¿Te doy miedo? Vaya un psicópata ensangrentado. Vamos. ¡Vamos! A-que-coño-esperas. ¡Vamos! ¡Vamos!
Este tipo está loco, mucho peor que yo y yo tengo entre mis muchos defectos que no tengo paciencia alguna. Pero no lo termino de ver claro, quizás sea una trampa de Salvor, y cara a cara no tiene nada que hacer, pero y .. ¿si es un tipo listo?
Me rio.
-       Gilipollas. ¿No reconoces a la muerte cuando la ves?. Es hora de que comprendas porque le temes a la noche.
Ya estoy harto. Con una mano agarro una probeta llena de algo humeante y se la tiro a la cara. Es una trampa, una distracción para llamar su atención mientras me tiro a saco adelante navaja en ristre.
Pero de pronto la probeta frena en el aire y se detiene. Queda allí inmóvil, mientras yo también freno…
La probeta se detiene. Yo me detengo. El tiempo se detiene. Todo se detiene.

Mi nombre es Dalek. Soy el Señor del tiempo.

http://www.youtube.com/watch?v=HOVGyFlJxWE 

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domingo, 22 de enero de 2012

En el Corazón de las Tinieblas

Prueba 1: Video registrado en una camara ubicada en el ascensor diecisiete del distrito doce. En el se comprueba como, tras ignorar ordenes directas de un agente del orden, el acusado se rebela contra su persona y termina con su vida. Se  tratan pues, de los siguientes delitos: allanamiento de propiedad ajena, desacato a la autoridad, homicido voluntario y resistencia a la autoridad, con el agravante....
Mientras el fiscal- o el hombre de paja que hace de el- sigue chillando con su puta voz de nenaza, sigo pensando lo mucho que me gustaria poder engancharlo por el cuello y con eso me distraigo el rato en que sigue contando sus multiples polleces. Por fin parece que termina y se sienta.
- ¿Tiene algo que decir el acusado?
- ¿En un proceso normal no se necesita un abogado defensor?
- ¿Quien mejor que el propio acusado para defenderse?
- Ya. Bueno, en ese caso, si, claro que quiero decir algo.-En la gigantesca pantalla Salvor sonrie, el sabrá el chiste. Pero que aproveche, por lo que voy a decir le va a quitar en muy poco tiempo la risa.- Declaro ante el tribunal quer el señor Salvor no puede ejercer como magistrado por contravenir la legislación al respecto.
- Protesto. Poner en duda la legitimidad del...
- ¿Perdón?- Salvor pone un gesto raro, de asombro. ¿Ya no te ries, eh, hijo de puta?
- Quiero saber si el tribunal que me juzga es competente, y pot lo tanto es un juicio justo. Tengo derecho a ello.
- Muy bien.Correcto, claro, si, porque no.- se calma y echa una risita por lo bajo. Debe pensar que estoy buscando desetabilizarle, o retrasar el juicio. No se huele nada, el pobre gilipollas.- Estoy licenciado en Derecho por...- y suelta una retahila de titulos, premios, distinciones y algun montón de mierda más.- A lo que hay que añadir, que de acuerdo con mias prerrogativas de edil, puedo desempeñar, como estoy haciendo, las prerrogativas de magistrado siempre que los otros no esten disponibles. Dado lo intespetivo- jo, que lexico Salvor, como te gusta chiuparte la polla- de la hora a la se desarrolla el juicio, soy el unico disponble. -se dirije a mi con una sonrisita- ¿Estoy suficientemente capicitado para continuar con el juicio, señor acusado?
- No, no lo esta. Usted ha malinterpretado mi queja. Usted esta desacreditado por mantener fuertes intereses en mi persona. No hace ni una hora que usted y yo mantuvimos una conversación en su despacho en la que su señoria amenazo mi integridad fisica. Esta usted por tanto...
- ¿Perdón, como dice?
- ¡Padece su señoria del oido, quizás? Acabo de decir que...
-Seria una acusacion muy grave... en caso de tener pruebas, claro.- me contesta con otro de sus putas sonrisas de hiena.- ¿Usted tiene esas pruebas?
- Las tengo, pero se las cambiaré por los codigos de desactivación de los policias.
- !Protesto, señoria, este comportamiento por parte del acusado es inaceptable!- como te pìlle, puto maricon, si que sera inaceptable.
- No veo ninguna razon para acceder a unos ruegos que me permitio calificar de delirium trmens por parte del acusado.
- En absoluto, señoria. Se olvida usted de que las pruebas fisicas no pueden calificarse como invencion hasta que no se produzca su analisis.
- Ya. Precisamente, por eso....
- Le estoy diciendo precisamente que...
- Si vuelve usted a interrunpirme, le hago encarcelar por desacato al tribunal.
- Entonces mueres.
-!Protesto, señoria, esta amenazado al tribunal!
- Yo no me preocuparia de eso, pequeño.- digo mirandole a los ojos. -me preocuparia de echar a correr.- me vuelvo a Savor.- Cuarenta y cinco segundos, Salvor, o mis pruebas o...
-¿O que? ¿Crees que estas en posicion de amenarme?
- Has perdido ya cinco segundos. El codigo, Salvor.
- Estas  loco.
- Treinta y cinco segundos.
- Si crees que ese payasada te va a salir bien... Guardias, inmovilzarle, voy a dictar sentencia.
- No puedes dictar sentencia. Estas incapacitado para ello. No eres objetivo. Eres un montón de mierda que se cree Dios tras su despacho. Un puto...
- !Ya basta! Declaro al acusado...
Yu no declaras nada. ¿Porque crees que fui a tu despacho, Salvor? ¿A  hacerme el duro?
El no contesta nada, se queda pensativo, y de pronto, comienza a ver la luz.
- La prueba de mi reunión con el señor Salvor, señoria, es que hay una bomba lapa con temporizador debajo de su mesa. - le doy la espalda teatralmente. - Jaque mate.
- Mentira- pero ya esta sudando como un cerdo.
- Diez segundos.
- No puede ser. No puede ser.
- Ocho.
- No..
- Siete.
- ..es...
- Seis.
- !Vale, vale! Tu ganas.
- Cinco segundos.
De pronto, como si fuera un milagro, los guardias bajan las armas. Sus brazos se relajan, bajan las cabezas y la chispa de sus ojos desaparece.
Se acabo.
He ganado.
- !Desactivalo!- me llora.
- Gracias.
Paso un momneto, luego otro, otro por fin, y todo se acaba.
No pasa nada.
- Salvor, desactivamene las esposas.
-¿Yo? No puedo. Son un sistema autonomo. Y ademas... ¿Porque deberia?
- Porque la bomba se ha desactivado solo en parte. Puedo volver a activarla en cualquier momento. Ah, otra cosa. Ni se te ocurra alejarte, o que se alguien se acerque a un radio de diez metros o volaras en pedacitos, Salvor.
- Es usted un verdadero hijo de...
- ¿Donde se han quedado sus modales de gentelman ingles del siglo XIX? ¡Se le han olvidado?  Ademas... ¿Por quien me toma? ¿Quién me dice que no volvera a reactivar sus unidades?
- Se queda callado un rato, masca su odio, sus ganas de matarme, en silencio, como si tuviera hemorroides; sabe que se la acabo de meter doblada hasta el fondo.
- !Esta muerto, hijo de puta! ¿Me oye? !Muerto!
Eso ya lo he oido antes.
- Vaya. Ya le dije  Salvor , que perderia el juicio. Huy, que gracioso, se ha fijado... Perder el juicio. ¿Eh? ¿Eh?
- Oh, callese de una puta vez.
- Lo siento Salvor, pero no tengo nada mas que hablar con usted. !Buenos dias, o noches o lo que coño quiera usted! - la pantalla se apaga. Ya ha tenido bastante. Me giro al puto fiscal. - Bueno amigo, quiteme las esposas  y le perdono la vida. No lo haga, y lo mato. Lo estrangulo con con esposas y todo. ¿OK?
- No... No... No.. ten-ten- ten- go la llave.- masculla, temblando.
- Los guadias, subnormal, y ya, que me estoy cansando.
Viendose acorralado como una serpiente, se gira sobre si mismo, y comienza a correr entre gritos histericos.
- Imbecil!
Me tiro en plancha detrás del el y le meto un placaje cojonudo. Le bloqueo los brazos y cierro las piernas en torno a su cuello. Solo pasan unos segundos hasta que comienza a ponerse rojo y se rinde entre soplidos. No intenta ni resistirse porque sabe de sobra que no tiene ni un pijo de fuerza. Se acerca y guardia y el resto es sencillo.
- Vale, ahora dime un motivo por el que no te mate igualmente.
- Tengo familia e hijos.... !Dejeme ir.. aunque solo sea por ellos!- dice mientras muestra una foto.
- Mala suerte. Te iba a dejar ir, de verdad, pero me acabas de recordar que yo tenia familia. Salvor la mato.
Sus pupilas se dilatan.
Su cuello cruje
.Era mentira, pero a el ahora que mas le da, ¿No?




http://www.youtube.com/watch?v=jAe45LislLo

lunes, 16 de enero de 2012

Fluyan mis lagrimas, dijo el policia.

            El pasillo me lleva directo y sin sobresaltos: este Salvor es un tipo de honor, lo que está bien, muy bien, porque puedo aprovecharlo.
Por fin, un puerta me deja en la parte de detrás de unos baños. Miro concienzudamente antes de salir, pero no veo a nadie. Tampoco me sobra el tiempo y mi plan siempre implico correr riesgos, así que miro un poco más y, sin más, salgo.
En los baños no hay nadie. Cuando salgo, me doy cuenta porque, en la puerta cuelga un cartel de “fuera de servicio”. Salgo tranquilamente y camino sin prisas, para disimular; mientras me dirijo al ascensor de nuevo.
Llamo al ascensor y lo espero silbando, aunque por dentro el corazón me late con fuerza. No puedo dejar de pensar en la cara de hijo de puta de Salvor, en su prepotencia y su arrogancia, en la sonrisita de gilipollas que tiene y en lo mucho que me gustaría verla sin dientes y ensangrentada. Pero eso tendrá que esperar. Ahora lo primero será…
El ascensor llega por fin, y sus puertas se abren…
Silbando, entro…
En el próximo segundo pasan un montón de cosas.
Detrás de las puertas, entre las sombras del ascensor, la figura de un ¿Hombre? acecha. Mandíbula cuadrada, hombros grandes y espalda inmensa. Su cuerpo, cuando se acerca a la luz, veo que está cruzado por cables en todas las direcciones  y protegido en ciertos puntos por gruesas  planchas de metal. Con mecánico y monótono desinterés, levanta el arma  y brama:
-      Estra usted detenido.
-          Quédese quieto y no oponga resistencia. Sera usted juzgado de acuerdo a…
Pero ya no le escucho. Antes de que fije el blanco con el fusil que lleva, me aprovecho del protocolo y desvió el arma con la punta del pie.
-          Ahora el uso de la fuerza esta permitido.- anuncia con fría determinación.
Pues muy bien, como quieras. No he venido aquí a entregarme al primer subnormal que lo intente. Veamos si vales la mitad de lo que aparentas.
Con un salto cargo contra el, empujándolo contra la pared opuesta del ascensor; mientras las puertas se cierran detrás nuestro, quizás hayamos apretado algún botón sin darnos cuenta o se hayan activado solas, demasiadas preguntas y yo tengo cosas mejores que hacer. Mientras sigo forcejeando con el, saco la navaja con la derecha y a la deseperada, le meto el hierro por el cuello apuntando a la yugular. Pero el acero rebota en acero.
Ahora es la hora del llanto y del crujido de dientes.
He subestimado a este tipo y lo voy a pagar.
Su rodilla impacta contra mi pecho, y con la misma velocidad que el aire sale de mis pulmones; solo unas decimas antes de que la culata del rifle me reviente los morros tirándome hacia atrás.
El rifle me encañona y hace fuego a quemarropa.
Solo me salvas tres escasos, tres jodidos, tres benditos centímetros.
Me tiro hacia sus patas, y trato de retorcerlas o de hacerles una llave, pero es inútil. Este tipo de chapa y pintura solo debe obedece las reglas de la termodinámica, y porque le sale a cuenta., el hijo de puta.
Cambio de estrategia.
Sigo retorciéndome como buenamente puedo entre sus patas, mientras tiro de mi navaja y le apuñalo los músculos del gemelo. Ahí cede -¿Ahí, sí, eh, hijo de puta?-  A la vez que corto parte del cableado. Su boca y me puño tiene  un intercambio de pareceres, y le meto con todo.
Pero el hijo de la grandísima puta no hace ni el amago de cubrirse o de esquivar los golpes, no hace nada mas, ni siquiera cuando dientes y mas dientes salen volando o cuando sus labios se agrietan para conducir de forma correcta la sangre que a borbotones sale de la cavidad respiro-digestiva.
-       ¡Dime algo hijo de puta, grítame, insúltame, cágate en mi puta madre pero di algo! ¡Algo!
-       Está usted detenido. Dispóngase a ser arrestado. Está usted detenido. Dispóngase a ser arrestado. Está usted detenido. Dispóngase a ser arrestado. Está usted detenido. Dispóngase a ser arrestado. …- repite una y otra vez.
-       ¡Cállate!
Gira de nuevo el fusil, buscándome con el cómo puede, arrancando con sus disparos a lo loco trozos y mas trozos de pared; le cojo el arma por el cañón y trato de quitársela, pero el otro tira con más fuerza y sigue disparando; y como tiene muchas más fuerza que yo, esto se convierte en una inútil carrera contra reloj a ver cuánto tarda en vencer.
Pero no soy tan tonto como para perder así. En el último momento, tiro con todo lo que puedo, el otro responde tirando mas, momento que aprovecho para soltar el arma.
Cae de espaldas a plomo, y yo me tiro encima de él como puedo, clavándole las rodillas en los bíceps y metiéndole el arma por la boca.
No se inmuta, ni siquiera cuando retuerzo la navaja y le secciono la lengua o le tajo las encías, ni siquiera cuando se la meto por el esófago en zigzag, nada, nada ¡NADA!
Ni un jodido adiós.
La sangre que sale como un geiser  me ciega los ojos, y por casualidad o por ello, me engancha por el cuello con una de sus piernas y me quita de encima como puede, a la vez que se medio incorpora y utiliza sus dos manos para estrangularme.
Pero es muy previsible y a pesar de su enorme fuerza y le bloqueo como puedo, y con un movimiento de cadera lo desequilibro  y ahora es mi brazo izquierdo quien le estrangula mientras mi codo derecho se cae y una y otra vez encima de su nariz.
Lo único que veo es que ha parado de sangrar, de alguna manera.
No sé si funciona a válvulas o a pilas.
Pero no me gusta nada.
Si no sangra, no puedo matarlo.
Dejo su nariz y recupero mi navaja.
Sus manos vuelven a mi cuello, ignorando mi presión sobre el suyo, y es una mala notica eso de que no respire o no lo aparente. Pero mi hierro le destroza las manos, que vuelven una y otra vez, para ser apuñaladas de nuevo y para volver una y otra vez.
Los labios y la piel se amoratan, por lo visto al final el tío si respiraba. Con un espasmo mitad agónico mitad titánico  el tío me quita de encima como una mosca. Su pie me golpea con mi fuerza la cara, y mi cabeza se estrella contra la pared con fuerza. Mareado, me tiro a ciegas contra el arma. El ve mi movimiento y me intenta derribar con las piernas, y el hijo de puta lo consigue. Pero sus manos están muertas, y sin mas se abalanza a la desesperada contra mí,.
BLAM.
El disparo lo coge de lleno, le mantiene en el aire como un pajarito, cortando su impulso y rebotándolo hacia atrás´.
Con un cráter del tamaño de un volcán abierto en su pecho, se retuerce como la puta mierda que es, moviendo sus patas mecánicamente como una cucaracha mientras patéticamente vomita sangre a la vez que trata de levantarse, de caminar o de hacer simplmenete algo mientras se resisten en vano a morir.
Por un instante, me da pena.
Me debo de estar volviendo viejo.
BLAM.
Entre ceja y ceja, o mejor dicho, visto lo que dispara esto, entre hombro y hombro.
No queda ni la muestra de su cabeza.
BAM.
Otra más al pecho para asegúrame.
BLAM.
BLAM.
BLAM.
Es una pena que no sientas nada.
O puede que no hayas sido programado par sentir nada.
O que de todas formas ya ESTÉS muerto.
Pero aun asi.
BLAM.
BLAM.
BLAM.
BLAM.
BLAM.
Ah…. Mucho mejor.

Se acabo la alegría.
El ascensor se ha detenido, sus puertas se han abierto.
Y media docena de guardias más me están apuntando con sus armas.
Media docena de asesinos con la mejor tecnología del mundo apuntando a un puto mierdas como yo.
Estoy jodido.
Muy jodido.
No me matan,  no. Hay que cumplir el protocolo y yo no les he dado excusa, no ofrezco resistencia. Me rodea, y me sacan del ascensor entre todos y esposado.
Bloque de detención, primera planta.
Me echan a una sala sin luz, un semicírculo delante de una pantalla rodeado de asientos vacías colocados  ascendentemente.
-       Sala de juicios.- dice alguien o algo.
La enorme pantalla se enciende y es tan grande y está tan cerca  que me ciega.
No veo nada, pero cuando oigo lo que oigo casi lo prefiero.
-       ¡En pie! El Magistrado del tribunal Supremo….
-       Hola. Soy Salvor Hardin, edil y magistrado Supremo. Dispóngase a ser juzgado con todas las garantías..