domingo, 4 de diciembre de 2011

Misión de audaces


Me alzó a la tubería que por encima de mi cabeza recorre el dédalo de galerías que conforman las alcantarillas. Me canso mucho, pero evitare que los peligros del “suelo”, es decir de las aguas cenagosas y llenas de humeante mierda.
Entrecruzó las piernas alrededor de las tuberías y comienzo poco a poco a avanzar. Mis músculos y la tubería restallan al compás de mi esfuerzo, pero ambos aguantas mejor de lo que esperaba. El único problema es que tengo que moverme rápido para que la presión no haga mella en el metal.  Es poco distancia, pero prefieren cansarme un poco a que me muerda una rata o se me pegue una sanguijuela. Y si hay algo reptando  o moviéndose por el agua, o guiándose por ella, no me vera. Cierto que el restallar del metal es delatador, pero lo tapa el constante barboteo del agua, y la ebullición efervescente  de la putrefacta basura que alegre eclosiona por debajo. Nadie me oiría a una distancia de tres metros. Cuento como ello: una parte fundamental del plan es evitar ser visto: no se puede combatir a lo que no se ve, y la sorpresa es mi mejor arma, y el primer principio de la infantería es dominar la altura, y bueno, todas esas gilipolleces. O a lo mejor es que me apetece hacer ejercicio. O que soy gilipollas. O que el mono me está afectando el cerebro. O todo a la vez.
Cien metros, ciento cincuenta, una equina, doscientos, otra, trescientos, no puedo más. Un último esfuerzo y doblo la ultima esquina y por fin ¡Por fin! Llego a un canal más grande que los del gilipollas de  Percival Lowell.  Ahora el “rio·” esta reconducido, y yo puedo caminar por la acera del borde derecho. Aprovecho para descansar y beber algo de mi cantimplora y refrescarme el cuerpo: lo pero aun no ha ni llegado.
Apenas me recupero, continuo. Me muevo lento pero en silencio. No veo a nadie, pero no me extrañaría que hubiera rechazados por aquí, y tengo que estar alerta.
Camino guiándome por los esbozos que en un aborto de mapa tengo delante por cortesía de la soberana subnormalidad de Pilgrim, que ni siquiera supo hacer esto bien. La mitad del mapa está mal y la otra mitad no se puede leer. Lo arrojo al canal con furia y me cago en su puta madre, pero no se hunde con rapidez y su sola presencia me cabrea. Lo sacó, lo hago pedazos y lo arrojo de nuevo.
Me tendré que mover por mi instinto (¡Cojonudo!) y comienzo a pensar.
No.
No.
No. No puede ser.
No, no, no.
Vamos, no me jodas.
Me giro.
Algo…
He odio un borbote detrás mío.
Pero…
Nada.
Detrás no hay nada, o por lo menos yo no veo nada.
He debido de imaginarme algo, quizás fruto del delirio o de…
Algo acaba de llamar mi atención.
En unas hendiduras del canal, en unos remansos donde el agua encharcada estaba en paz, algo ha ondeado. O mejor dicho, algo las ha hecho ondear..
Algo ha debido caer desde el techo…
¡Dios!

 Una mole monstruosa e indefinida, que ocupa toda la bóveda del techo, estira una garra, y el último instante salto al otro lado del canal  y ruedo como puedo. Sus doscientas mil toneladas de peso se deslizan  y ocupan de parte a parte todo el ancho del túnel.
Con mucha tranquilidad, mueve su bestial cabeza de un lado a otro y echa un millón de bufidos mientras yo me cago en su puta madre por si acaso. Con un opdio asesino, toda una constelación de rugientes ojos rojizos  me mira con lujurioso desdén; y el terror que me embarga me paraliza mientras veo como mueve su cuerpo con una velocidad pasmoso por asombrosa, una tras otras todas sus patas, con una coordinación perfecta.
Me tapa la huida por donde vine, así que solo me queda huir hacia adelante con ESTO detrás. Echó a correr cagando leches, espoleado por el horror (y el mono).
Doblo esquinas y más esquinas, pero no solo no le meto terreno si no que lo gana a pasos agigantados.
En mi horror no veo que cometo un error fatal. Pierdo la cabeza totalmente, y sin darme cuenta, voy por donde ella quiere, asustándome deliberadamente hacia ciertos sitios. Tampoco corre lo que podría: incitándome al pánico hacia esta o aquella calle. La trampa se ve a kilómetros, pero la cabeza no está precisamente fría y yo solo quiero correr y cagarme hasta en la puta que me pario un millón de veces. No puedo pensar, solo correr.
Pero por fin, el telón cae y la función llega a su fin.
Al doblar una esquina, freno tan en seco que me caigo al suelo.
Una gigantesca telaraña ocupa toda la bóveda, las paredes, el suelo, hast se meten bajo el agua.
Todo está ocupado por la jodida telaraña.
Fin de la partida.
Me giro.
En el otro lado aparece la araña ocupando todo el espacio hacia atrás.
Aúlla como un lobo triunfante y contonea las garras.
Con placer.
Con sangriento placer.
Que lista eres.
http://www.youtube.com/watch?v=oIfxBthfFkg 

P.D Mañana voy  ir a la facult. Si no vais a ir avisar, pero os anuncio que han abierto una nueva tienda de comics, manga y magice cerca del milan!

No hay comentarios:

Publicar un comentario