sábado, 22 de octubre de 2011

Total Recall

Pero su risa se ahogó cuando vio como el poder enrollarse y concentrarse alrededor suyo, cuando le vio refulgir como una estrella naciente en un universo cansado, y el tremendo poder acumulado generó un enorme pulso magnético en forma de huracán que repelió a la armadura y a su poseedor con respecto al suelo seis metros en el aire, lo justo para pasar por encima de las cabezas de aquellos monstruos horrendos y aterrizar con suavidad en el piso, cara a cara.
Doom abrió la boca y exhalo un terrible grito mudo.
Kronos alzo sus poderosas manos y el poder refulgía en ellas con ansia asesina.
Doom inspiró y se agachó en un gesto de temerosa sumisión.
Kronos torció el gesto con una expresión terrible.
Doom inspiró.
Kronos…
Kronos…
Kronos dudo y finalmente no hizo nada.
Doom se rio ahora y mirándole a los ojos le dijo:
- ¿Qué te pasa amigo, no me ibas a matar? ¿Quizás te enfriaron las ganas esa cristalera que tengo detrás? ¿Por qué? ¿Por qué te matarían a ti y a tus amigos? Montón de mierda.- Saco un pistolón; un revolver de la misma modelo que el de Von, pero que imitaba un mosquete de mano antiguo. – Durante un tiempo fui como tú, ¿Sabes? Creía que te entendía. Y luego comprendí, como, detrás de ese concepto de hombre si cara, de hombre sin miedo, de Dios en suma, comprendí, lo patéticamente que estas infectado por el virus de la Duda. Yo no hubiera dudado. Yo hubiera disparado.- y según pronuncio estas palabras, abrió fuego a bocajarro. Un agujero enorme, y una montón de pequeños cráteres; mas adornaron la armadura y el cuerpo de Kronos,. que tambaleándose, retrocedió patizambo y cayo boca abajo encima de la barandilla; allí quedo en precario equilibro mientras se llevaba las manos al pecho en un fútil intento de tapar la herida.- No te das cuenta de cuan estrecho es tu concepto de Dios. Un dios no juzga más que a sus inferiores. Tú juzgas. Pero son incapaces de juzgar aquello que les supera. Como ellos, juzgas. Pero no eres el mismo juicio. Aún los mismos dioses perecerán en el Ragnarok, en el fin de los tiempos, hundiéndose con el universo que los contiene. Serán juzgados y declarados innecesarios, redundantes una vez hayan creado el cosmos. Yo por ello te declaro inútil, y decreto tu exterminio. ¡Yo soy Doom! ¡Yo soy el mismo juicio! – y alzó de nuevo su arma.
- Déjate de contarme historias, y mátame de una puta vez.- dijo en un hilo de voz.
- ¿Matarte?- le contestó mientras apoyaba el cañón de su arma en la nuca de Kronos- ¿Matarte? Yo no quiero matarte, Kronos. Eso seria demasiado fácil. Cualquiera puede matarte. Yo solo quiero destruirte, aniquilarte, conseguir que nunca jamás hayas existido. Esa es la paradoja del Ragnarok, Kronos. Una vez exista, nadie se acordara de él, nadie vivo podrá recordar el juicio. Es a la vez supremo, todopoderoso e inexistente, porque nadie se acordara de él. Ni siquiera, lo supremo permanece. ¿Qué irónico, verdad? La vida es así ¿Y la muerte? Ahora lo sabrás, Kronos.
Kronos había escuchado el discurso final sin hacer ningún ademan de moverse, de defensa, admitiendo tácitamente la derrota, pero en ese preciso instante sus ojos volvieron a brillar con fulgor asesino, sus dientes crujieron y la sangre brotó de sus labios rotos, y se preparó para…
No tendría tiempo de hacer nada porque el gatillo ya se estaba moviendo y no había nada más rápido que el…
Mentira, si lo había.
La luz.
Con un relámpago azul, la energía broto de las manos de Kronos, se pego a la bandilla, cuzo el suelo de acero humedecido por la sangre y restallo en el cuerpo de Doom , cinco mil voltios de derrota, unas milésimas antes de hacer el camino inverso a través del cañón del arma y golpear con un poco menos de dureza a su emisario. Kronos chillo, pero no de dolor.
Chillo como chilla un asesino cuando en el último segundo asesta un golpe a un enemigo que ya le contaba como perdedor.
Chilló como un vencedor chilla en el último stint.
Chillo de placer.
Chillo de placer asesino.
De placer suicida.
Chilló como chilla un kamikaze que sabe su fin próximo, pero también del enemigo que le dispara.
Chilló un instante y se supo inmortal.
Chillo un instante y supo que Doom era mortal.
Y Doom chilló.
Chilló como chilla alguien que es arrancado de la cima de la victoria total para ser entregado al abismo de la derrota eterna.
Chilló y supo que había perdido.
Podía matar a Kronos, pero jamás lo destruiría.
Y mientras caía lo hizo también su arma
El revólver tenía ya el gatillo apretado, y unas decimas después el percutor golpeó y el arma se disparo sola.
La abrasadora ráfaga solar arranco de cuajo el pie de Kronos y un trozo de barandilla, esta cedió bajo su peso y su ocupante hizo una voltereta en el aire y se desplomó a saco en el suelo sobre su espalda.
Viendo una presa fácil, una de aquellas dantescas criaturas se le acerco y le intentó enganchar con una de sus garras.
Pero aun quedaba algo de electricidad en su armadura, y con un terrible chillido y una terrible vaporada de carne quemada se deshizo en el aire.
El resto viendo el resultado, se apartaron del cuerpo con un temor supersticioso.
Pero eso no salvaría a von, ni a Gauss, que luchaban como podían por su vida.
Y solo podían ofrecer una pétrea resistencia para mantenerse vivos una par de momentos más.
Espalda con espalda, arrojando un aliento de llamas como dragones antiguos, pugnaban por sobrevivir.
Más de una treintena de cuerpos carbonizados se retorcían en el suelo como carbones incandescente, pero eso ya no importaba.
Solo importaba el número.
Contra aquella demoledora verdad Von había luchado una y otra vez y de momento la había desmentido.
¿Y ahora, Von?
¿Ahora qué?

Ahora nada.
Ya no le quedan fuerzas ni espíritu para nada.
Solo apretaba el gatillo de forma mecánica, pero ni siquiera tenía sangre para mantener el arma en ristre.
Ni siquiera parecía que fueran a servir e algo los ultrasonidos que antes les habían funcionado.
Ahora les incomodaban, pero volvían a la carga sin más.
Ya se iba a despedir de Gauss…
Cuando Gauss le dijo.
- Adiós.
Y antes de que pudiera reaccionar, saltó hacia adelante.
Se pregunto qué le había pasado por la mente.
Ni Gauss mismo lo sabía en realidad.
Era una idea loca, pero no quedaba otra.
Todo o nada.
O nada o nada.
Gauss comenzó a correr hacia adelante, a cargar con toda su alma para romper al enemigo.
Pero este se tiro bajo sus pies, a los brazos, a las piernas, al pecho, a la espalda, el cuello.
Gauss comenzó a ver como docenas de criaturas eran aplastadas como gusanos, como otras le bloqueaban las rodillas, como mas hacían de lastre desde su pecho y como cada vez le costaba más caminar.
Y las criaturas comenzaron a morder, a tirar, a desgarrar, y cientos de alfilerazos de dolor cuados sus dientes y garras penetraron sus placas, como los cables mordisqueados y el acido chorreante de sus mandíbulas despedazaba os sistemas con precisión de cirujano en el caos más absoluto.
Apenas podía caminar, y por fin, con más de un centenar de aquellas cosas encima, se detuvo.
Estaba a un metro escaso de las cristaleras.
Todo en su interior se desmoronaba.
- ¡GAUSS!- gritó Von.
Fue lo último que escuchó.
Un segundo después había atravesado con sus ocho toneladas de peso la cristalera.
Y mientras se escapan las ultimas motas de oxigeno de sus pulmones se rio.
Las criaturas que estaban con él, se soltaron de pronto y empezaron a patalear de forma cómica al sentir el vacio que les rodeaba.
No les serviría de nada mientras se convertían en polvo cósmico.
Flotarían eternamente por el espacio.
Ni en sus más locos sueños pensaron un destino tan apoteósico.
Gauss flotó y por unos instantes se sintió feliz: no tenia opción.
Había cumplido con su deber.
Su jefe, si estaba vivo estaría orgulloso de él.
Y si no lo estaba, pues mejor: así no se aburría allí abajo.
Sonrió mientras el frio del espacio le mordía a dentelladas de acero.
Un segundo después era confeti.

El huracán del vacío batió ahora la sala, agarrando con pasmosa facilidad con sus tentáculos a todas aquellas pequeñas blasfemias y atrayéndolas como por ensalmo en su duro abrazo.

Pero no a Von.
Previendo su jugada, había avanzado disparando hasta abrirse paso y había abrazado a Kronos mientras disparaba el gancho de supervivencia hacia el piso superior.
Cuando el viento pegó el tirón, ya estaba preparado, avanzado hacia la salvación. Cuando por fin llego, Apretó el gancho que llevaba en su guantelete Kronos y por fin salieron de la sala mientras los sistemas automáticos cerraban la puertas de seguridad tras de sí.

Todo había ocurrido n unos segundos.
Snake estaba muerta.
Gauss estaba muerto.
Kronos estaba…
Kronos tosió sangre.
¡Vivo!
Increíble.
Pero no podía moverse, al menos no de momento…
Y entonces comprendió algo.
En todo este trayecto no había visto a Doom. Si hubiera estado muerto…
Vale, le encantaba. Estaba vivo y ahora le tocaba a él.
Se las iba a pagar todas juntas.
- ¿Dónde… don- don- de vashhhhh?- le pregunto entre siseos Kronos.
- Voy, lo mato y vuelvo. Dame cinco segundos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario