lunes, 18 de octubre de 2010

Spoiler: Final alternativo

P.d Este final fue pensado para el momento cumbre del desenlace. Finalmente me decidi por la versión conocida por que le tome cariño al personaje(despues de todo, es mi hijo), y crei que despues de todo lo que habia pasdo no seria justo el fin resevado. Os lo ofrezco en primicia:

Y mientras aquella bala vuela a su objetivo, veo que el mundo va pasando cada vez más lento, hasta congelarse completamente. Sé que es una impresión de todo el mundo, de un ego exacerbado, creerse el centro del universo, que todo acaba con uno. Pero no puedo pensar que este es el fin, que todo lo que conocí se acabo, que todo se acabó, que es el fin. Y entonces mi memoria delirante por una noche de golpes, cansado y con toda una batería de pastillas en el estómagos mezcladas en alcohol, y puesto de jaco hasta arriba, y en el delirio multicolor de una fantasía enloquecida comienzo a ver imágenes, cosas que pasaron, cosas que van a pasar, cosas que nunca han pasado ni pasaran jamás, todo ello se mezcla en mi mente y ya no las distingo. Todo me parece real, todo verosímil en mi locura febril, en mi demencia de la agónica caída, en el infinito súmmum extasicó que me rodea. Veo a mi abuelo y a mí mismo de niño, y yo pescando en un rio, encima de una barca, aunque puede que yo nunca tuviera abuelo, o puede que yo nunca pescara en toda mi vida. Y mi razón(si esa palabra significa algo ahora) lo descarta; y ahora me veo escalando una montaña nevada, y cayendo por ella hacia el vacio, pero el vacio se forma junto a mí y veo el despliegue majestuoso del universo; veo la creación y la explosión inicial, y la bola de fuego me atrapa y la inercia me manda a un desierto lejano, y de pronto una banda de la Yihad terrorista me atrapa (yo he sido terrorista?) y me lleva ante su jefe, un tipo que se parece a Aristóteles, y yo me sorprendo, y el me lía con su verbo y se ríe a carcajadas, unas carcajadas terroríficas, que se clavan como un cuchillo. Aquellas carcajadas me rompen los oídos y quedo sumido en la noche, y me veo de joven escapando de la policía, porque me he fugado del reformatorio. Con las luces detrás, no veo voy recorriendo a toda velocidad las calles llenas de vagabundos y basura. Y entro en mi huida en un sótano, y veo que es una morgue, una morgue repleta de cadáveres bajo las sabanas, y oigo tiros fuera. No sé ni cómo ni porque pero me he transformado en un mercenario serbio y estoy en Kosovo, y los francotiradores disparan contra mi contra las ventanas del hospital. Me muevo chapoteando en sangre mientras esquivo las camillas repletas de enfermos o muertos. Me cubro tras una ventana y disparo desde ellas a los hijos de putas que lo intentan a su vez, pero no alcanzo a ver ningún rival. Y de pronto un disparo me alcanza entre los ojos, y un agujero como de cinco centímetros de dibuja en mi frente. Increíblemente, mi boca dibuja una sonrisa; y mi sonrisa estalla en carcajada; pero esta cesa de repente cuando una boca femenina me besa en la oscuridad, y yo sonrió y saco una navaja y se la clavo en el cuerpo, en su cuerpo perfecto de piel marmórea; la sangre resbala por todo ella y yo danzo bajo la lluvia de sangre pero pierdo pie y me derrumbo sobre un océano de sangre, vísceras y cuerpo desmembrados. Un lago de carne putrefacta, nauseabunda y agusanada. Yo lucho por no caer, pero tiran de mí con todas sus fuerzas desde innumerables ángulos y me hundo, me hundo hasta el fin; y dirijo una última mirada al cielo implorando ayuda, y desde allí el Creador me sonríe y yo le arrojo la navaja con furia.
Pero ahora comprendo que la bala no se ha detenido, sino que ha ralentizado mucho su avance. La bala va rompiendo aquellas fantasías en mil pedazos, aquellos recuerdos mezclados en vapores de paraísos artificiales. Y todo gira como una peonza en mi cabeza mientras aprieto los dientes hasta hacerme saltar sangre, y su sabor inunda mi boca, o quizá lo imagine también.
Y frases inconexas se juntan en mi mente,(que aúllan, que piden auxilio, que suplican, que me odian, que me insultan)y las escucho y las mezclo con las imágenes, y todo se derrumba en un frenesí orgiástico de voces de ultratumba, y de pronto escucho el silencio, y todo se detiene de repente, y se acabó.
Y por un instante recupero la cordura y comienzo a pensar en las razones de mi derrota final. Como aquel tipo puede haber aguanto el ritmo y los golpes durante tanto tiempo. Ya sé que era pura fibra y tiene las venas marcadas por todo el brazo, pero aun así no podría haber aguantado mi ritmo. La diferencia de cuerpo es abismal. Y lo hizo... Ahora lo comprendo todo. La ultima verdad, lo que escondía este tipo. Nadie mato a su madre, la mato él. De un tiro en la cabeza, seco, limpio. No porque no tenía arma. Lo hizo con un arma punzante, con un cuchillo o un trozo de chatarra. Cuando descubrió lo que hacia para pagarse la droga. Porque el no teína padre, seguramente había sido no deseado, Entonces mato a su madre y al yonqui que tenia encima (que quizá fuera su padre después de todo) le descerrajo varios tajos encima, en la espalda; y cuando llego la gente desfiguro el cadáver y conto su historia. Y acabo en un correccional o en un centro de menores, donde su carácter se termino por imponer y lo mando al basurero. Y el se hizo la promesa que destruiría a aquello que mato a su madre, en su mente enferma, que destruiría los yonquis y la droga. Y termino trabajando para una mafia dedicada a su vente, en una ironía final.
Pero este pensamiento ya se esfuma, porque es inútil, una escapatoria que se va hundiendo con mi las paredes de mi cráneo, y un fogonazo de dolor como un relámpago lo inunda todo, y siento como todo se derrumba como una pirámide de tejido vivo; y con los últimos chisporetazos mi alma escapa de su prisión, directa a ser juzgada. Y solo recuerdo una frase, una frase que se repite en el infinito, que se expande en el silencio pèrpetuo:
Abandonad toda esperanza…

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