domingo, 31 de octubre de 2010

Enemigo a las Puertas.

- ¡Jefe, ha llegado la policía!
El personaje de blanco se quito los auriculares y se aparto de su portátil.
- ¿Cuántos?
- Pocos. Deben de estar comprobando si es una broma.
- Joder, que mierda de país. No vienen aunque los avises ¿Donde está Petrarca?
- ¿Petrarca? Creo que fuera haciendo los “preparativos”.
- Llámale. Y dile que traiga a su “amigo”
- Ok.
Se coloco el auricular de nuevo y dijo:
- ¿Christof, cuantos se acercan y quiénes son?
- Son tres coches de la policía nacional. Dos polis por coche.
- Ok.
En ese momento entra el bandido de antes y otro sujeto más corriendo hacia él.
- Bien, Petrarca, ha llegado tu hora. ¿Has perdido tu toque?
- Imposible- dice exhibiendo un maletín enorme y sonriendo de una manera tan brutal que le ven todos los dientes.
- Hazlo rápido.
Petrarca va a una ventana sin más y la abre un poco. Con gestos rápidos y entrenados; abre el maletín y coloca sucesivas piezas entre sí, montando un horrible fusil de precisión conocido como Barrett M82. Si la publicidad no miente, pensó Petrarca, su potencia es tal que es un peligro para los vuelos civiles. Le encantaba tener esta arma en sus manos. Antes había tenido un fusil italiano de mala muerte (¿Desde cuándo los italianos sabían hacer fusiles de precisión?), tener uno de estos ahora, era un autentica gozada. Sintiendo el placer reverberar en cada uno de sus dedos; Petrarca comenzó a encañonar al primer coche…
Fue muy rápido, como mandan los canones. La pareja de policía salió del coche. A la vez. Pero no llego a cerrar la puerta del coche el del asiento del piloto, porque un terrible impacto lo lazó del suelo como dos cuartas del suelo; y como un muñeco de paja se desparramo por el suelo mientras un terrible agujero del tamaño de una moneda de dos euros se abrió en su pecho, y sonriendo sin parar y entre sacudidas, el tipo comenzó a hacer espasmos de dolor involuntarios, retorciéndose y sangrando como un cerdo en agonía.
El otro policía no podía dar crédito a lo que veía; en diez años de oficio no le había pasado jamás nada semejante. Sin poder creer lo que veía salto al otro lado del capo y desenfundó el arma mientras gritaba por lo radio:
- ¿Pidan refuerzos, hostias, pidan refuerzos?
- ¿Qué cojones ha pasado? ¿Qué le ha pasado a López? ¿Qué coño ha sido eso?
- ¡¿Y yo que sé… ¡? ¡Creo que le han dado con un fusil de mira telescópica!
- ¿Qué? ¡Puede confirma eso que acaba de decir?
- ¡Joder, llamen refuerzos y vámonos de aquí o esos tipos nos matan a todos a balazo!
- …
- Jefe, ha caído uno. ¿Le meto a otro?- dijo Petrarca sintiendo el gusto de la muerte en sus labios.- Lo tengo a tiro.
- No, no, no. Ya vale. No empieces a matar a diestro y siniestro. Era solo una advertencia. Déjalos ir.
- Ok, jefe. – pero Petrarca tenía otros planes. Le habían dicho que no podía matar a otro, pero no que no pudiera disparar. Tenía munición de sobra para cuando comience el baile. Simplemente siguió el coche a la fuga y… blam. El disparo esta vez arranco de cuajo la defensa trasera, movió el coche y lo desvió de tal forma que puso un bordillo a la velocidad que iba; reventó un neumático y perdió el control, estrellándose contra la pared. El policía ensangrentado salió del coche arrastrándose como pudo. Le apunto. Que fácil seria, casi no se movía.
- He dicho que no- sonó muy suave la voz del jefe- No ahora. Luego vas a tener la posibilidad de afinar tu puntería. Luego. No ahora.
Qué razón tenía. Tan solo diez minutos llegaron veinte coches de la policía nacional, una docena de la Guardia Civil, no menos de diez de la secreta; y varios furgones de los GEOS.
- Grupo clásico… ¿Están los preparativos?
- Todo puesto y dispuesto.
- Bien. Comienza lo bueno.

viernes, 29 de octubre de 2010

El Último Gran Heróe

- ¿Sabéis aquel que entra un catalán en un bar y dice…?
La vida es así, Jon. Qué le vamos a hacer. La seguridad del mayor banco de Europa, donde todos los ángulos están cubiertos con cámaras de tal precisión que puede distinguir si es cara o cruz de una moneda que está en el suelo; con el mayor y más moderno sistema informático; con hasta sismógrafos por si intentan entrar por el suelo con un túnel que a veces saltaban con los topos, con todo eso, al final estaba en manos de los guardias de seguridad, que en vez de hacer sus funciones se divertían jugando timbas de póker, bebiendo, fumando y haciendo chistes obscenos. Hacía años que la mitad no veía un gimnasio ni por la televisión; y la Beretta reglamentaria juntaba tanto polvo que a lo mejor ni disparaba. Es verdad que en quince años de funcionamiento del banco jamás había habido un atraco, pero eso no era excusa para… Que cojones, no podía soportarlo más. Tenía que salir de allí, no podía soportar más los chistes ni el humo del puto tabaco. Hizo como se reía un rato y dijo:
- Voy un momento al lavabo.
Salió riéndose todavía, pero apenas cerró la puerta se le esfumo enseguida. Con un paso rápido y furioso se encamino a los lavabos. Se tomo su tiempo, no tenía la mas mínima prisa. No tenía ni la más mínima gana de volver.
Se lavo las manos tranquilamente. Se las seco en el secador. Pero bueno, ¿Tenía prisa? ¿No, verdad? Pues siguió silbando y se lavo las manos de nuevo, y las metió de nuevo en el secador. Por fin se las seco sin más, y ahora si, silbando abrió la puerta del baño y…
En ese segundo pasaron muchas cosas. Porque apenas entreabrió la puerta, vio a dos encapuchados entrando con un fusil de asalto entrando de una aptada en la puerta. En un gesto reflejo de enorme velocidad, cerró la puerta de un puntapié. Con el rostro incrédulo todavía por lo que acaba de ver, se quedo otro segundo completamente quieto, sin respirar siquiera. Y entonces oyó claramente, desde fuera el “manos arriba” “! No toquen las armas” “Todos contra la pared” en rápida sucesión. Y en ese segundo comprendió todo lo que pasaba. Y lo que iba a pasar con una rapidez fabulosa, y su cerebro comenzó a razonar enseguida. Apoyo la oreja en la puerta y escucho: los guardias no prestaban resistencia por lo que parecía. Joder eran diez y los otros dos, que... ¡Pero de qué coño me sorprendo, joder! ¡Estás solo en esto! Hasta el cuello. El móvil. La policía… No, me lo había dejado en la taquilla. La empresa lo prohíbe para evitar distracciones, pensó riéndose con amargura. Mierda. Joder, estoy solo .Completamente. Y ellos no deben de ser solo dos, eso seguro .Y visto los hierros que manejan no pueden ser simple ladrones, esto es un grupo organizado de la hostia. Mierda, mierda, mierda. Hasta el cuello.. Pero entonces escucho algo que le helo el alma de puro terror:
- ¿No escuchaste antes la puerta del baño cerrarse?
- No, yo no escucho nada.
- Mira de todas formas.
- ¿Por qué tengo que ir yo, joder? ¡Yo no oí nada!
- ¡Porque soy tu superior y te lo mando, joder!
- ¡Vale, vale! Ya voy.
Entonces oyó la puerta de la habitación abrirse, y supo que tenía que largarse rápido. A donde fuera. Miro hacia atrás. ¿Los servicios? ¿Y si los registraba, que? No podía… La ventana. Eso era. Sin pensárselo dos veces abrió la ventana. Antes de que pudiera pensar lo que estaba haciendo salió y se coloco como pudo en la cornisa. Y entonces pensó lo que estaba haciendo. Era un tercer piso, joder. Pero antes de que el miedo se le subiera a la cabeza contemplando el suelo, la puerta del baño reventó de una patada y el encapuchado entro al grito de todos al suelo con el dedo en el gatillo. Jon contuvo la respiración y se forzó a no mirar al suelo. Paso un segundo. Otro. Con una meticulosidad enorme, el tipo abría la puerta de una patada y desde un ángulo metía el cañón del arma en cada servicio. Quizá revisará a la ventana… Con un gesto rápido Jon desenfundo el arma… Casi no hacia pie… Pero no podía pensar en eso… Solo quedaba un servicio… No podía quitar el seguro, podría oírlo. Pero si no lo hacía y sacaba el arma por la ventana ¿Seria suficientemente rápido? El ultimo baño. Lo hacía o no. Ahora era el momento. Se acerco a la ventana… Jon miro al cielo… No hacía casi pie… El tipo se acercaba… Jon rezaba… Pensó en el ángulo de tiro, en la precisión, en todas las variables. En su imaginación desbocada, en todos los planes resultaba muerto. El tipo se acerco… un ruido metálico… ¿La ventana? ¿Su arma? ¿La abriría? Quizá supiera que estaba aquí, quizá le hubiera oído. ¿Dispararía contra la pared para alcanzarle? Muchas preguntas y la única respuesta sería el plomo a la velocidad del relámpago. Crispó la mano sobre la culata del arma. Era cuestión de decimas. La zurda quitaba el seguro, la diestra disparaba, Era cuestión de milésimas… Un todo o nada… Y entonces un ruido como de chapoteo. Y lo comprendió. Solo había abierto el grifo, joder. Qué tonto. Casi se le escapa el ama por la boca. Oyó pasos, pero alejándose. Oyó la puerta del baño. Se iba. Nuevos pasos, alejándose. Se forzó a mirar por la ventana. Si el tipo se iba. Entro en la sala de personal de nuevo.
No hay nadie, oyó. No hay palabras más bonitas. Respiro por fin.
Pero ahora su situación era jodida. No podía volver por el pasillo porque tendría que pasar por delante de la sala y le pillarían o sería muy peligroso. No podía... Joder que tonto era. Podía descolgarse desde la cornisa al suelo, había gente que había saltado más alto y no le había pasado nada. Como mucho se haría un esguince. Los atracadores fijo que estaban todos dentro todavía, Podría escaparse cruzando el jardín en apenas trina segundos. Había macizos y flores donde esconderse. En dos minutos estaría en su casa o llamando a la poli. Era un buen plan. Uno inmejorable.
Comenzó a agacharse. Pero no se descolgó.
Puede que fueran demasiadas películas.
Puede que fuera la adrenalina del momento.
Puede que se sintiera un héroe desde niño, que hubiera deseado esto desde pequeño.
Puede que hubiera jugado demasiado al “Call of duty”
O puede, que fuera, simplemente gilipollas.
Pero no se descolgó, sino que por la cornisa entro por otra ventana, al servicio de señoras. Y quitó el seguro del arma. El era un empleado con la obligación de defender el banco. Por ello le había contratado. Y eso es lo que iba a hacer. Y el siempre cumpla con sus obligaciones.
Empezaba la cacería.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Pulp Fiction

Bueno señores, les voy a explicar la situación – comenzó el bandido de blanco a su distinguida audiencia.- Estamos llevando a cabo uno de los mejores, más inteligentes (je, je) y audaces atracos de la historia.- Enseño su enorme revolver- Por supuesto, no piensen ni por un momento oponer la mas mínima resistencia. En estos asuntos no hay término medio. Soy extranjero, y con mi historial es más que probable que si me cogen me condenen a muerte. Pasa lo mismo con parte de los integrantes a muerte. Como entenderán enseguida, eso va a hacer que o bien nos llevemos bien, o bien acabaran muertos. Si me pillan muero, así que poco me importa liquidarlos a todos si se entrometen. Por si no lo saben, la última vez me libre de la silla eléctrica con un informe psicológico, así que se lo que me digo: no intenten locuras. Mis amigos van armados con la ultima generación de armas- hizo una seña a uno para que se acercase- Este arma de aquí se llama fusil de asalto Abakan o AN-94, es lo último en tecnología punta del ejército ruso. Tiene una cadencia de 1800 balas por minuto; y es capaz literalmente de disparar dos balas al mismo tiempo por el mismo cañón. El arma dispara tan rápido que el retroceso no ha tenido tiempo de actuar cuando sale otra. de tal manera que es increíblemente precisa. Esto de aquí es un lanzagranadas equipado CP-30. Su arma de mano es la SIG Sauer P226, una excelente arma utilizada por los SEAL americanos. Alguno lleva la Desert Eagle 50, conocida popularmente como “la escopeta de mano”. Como soy un poco maniaco con estas cosas, todos mis hombres van equipados con chalecos antibalas, gafas de visor infrarrojas y se comunican entre ellos por un interfono con señal propia. Quizá se pregunten porque les explico todo esto. Bueno, quizá no se hayan fijado. Pero acaban de entrar veinte tipos y aquí solo hay ocho. Bueno, el resto mientras les distraía hablando ha ido a encargarse de los guardias de seguridad. No son muchos, y sabiendo lo que cobran no creo que opongan resistencia. Si alguno de todas maneras vio muchas películas; no creo que con su armamento y entrenamiento vaya ir lejos contra mis hombres. Digo esto para que olviden cualquier esperanza de rescate desde el interior; digo esto para que comprendan que no den intentar nada, y para que me entreguen todos sus móviles; y no me vengan con que yo no tengo o solo tengo uno que no cuela. Si dicen eso me obligaran a cachearles (lo que puedo hacer gratis con algunas de los presentes si me lo piden educadamente) y si les encuentro algo les meto un tiro entre ceja y ceja. Están avisados. Ahora por favor relájense y disfruten de una oportunidad única, todo esto va a terminar muy pronto, si puedo hacerlo como lo planee todo; luego podrán ir a contar sus experiencias a un plató de televisión. Muchas gracias. Gracias.- se dirigió al tipo de su derecha y le susurró. -Ponles contra las ventanas. Que comprendan que no van a poder tirar desde ellas.
- ¡Pero jefe, los cristales están blindados! Como no tiren con un cañón no…
- Hazlo rápido. Por si acaso.
- Bueno, Ok, jefe.
Se puso el auricular:
- Grupo hispano. ¿Como va todo?
- Bien, jefe. Todos los tipos de la zona se rinden sin pelea. No valen un duro todos estos gordos hijo de putas. Mucho gimnasio a hacer brazo, pocos cojones.
- ¿Bien, los tienes a todos?
- Casi jefe, Falta uno.
- Bueno, cógelo y se acabo todo.
- Claro. En un segundo.
- ¿Grupo Francés? ¿Cómo va esto?
- …
Emilio Alvargonzalez nunca se considero un hombre valiente, pero ahora era el momento de ser un hombre: gracias a Dios tenía cuatro móviles, cuando dio tres nadie desconfió. Ahora que nadie miraba y nadie estaba atento era el momento adecuado: con mucho cuidado lo saco dl bolsillo, miro a un lado y a otro y con mucha suavidad marco los números uno a uno muy lentamente. Nadie miraba. Nadie parecía estar atento, ni siquiera el resto de rehenes Bien, bien… Marco el 911. Línea. Hizo como se agachaba y escondió el móvil entre la maga del abrigo y su boca:
- Urgencia. Atraco en…
Pero se quedo mudo enseguida cuando vio las botas de piel de serpeinte justo enfrente de el otra vez:
- Vaya, vaya.- enarco una ceja
- No… No es …
- Déjemelo, por favor.- sonrió
- Yo… no…
- Por favor.
- Esto
- Insisto con educación.
- Tome.- La corbata no le llegaba al cuello.- Aquí tiene.
- Gracias- le sonrió muy cálidamente, enarcando las dos cejas como un muñequito manga. Oiga, ¿es la policía? Sí, soy el de antes. ¡Ya se lo he dicho, estoy atracando un banco? ¿Cuándo piensan venir?
- El teléfono de urgencias no está para bromas.
- ¿Sabes? No me gustan que me digan que bromeo. Métase esto en la cabeza señorita: yo no bromeo. No he bromeado nunca. Pero quizá prefiera oír esto.- Le cogió una pistola a uno de sus sicarios y apunto a la cabeza al tipo del móvil: -Dígale a esta señorita que no bromeo. Dígaselo.
- Señorita por Dios, que esto es un atraco. Envié ayuda…
- Gastar bromas a un teléfono de urgencias es un delito punible con hasta…
- Bueno se acabo- Abrió fuego a bocajarro. Una. Otra. Otra.- ¿Ha oído esto señorita? ¿Aun piensa que bromeo?
- Pero, pero…
- O vienen pronto o me cargo al resto. Fin del mensaje- Colgó. –Anda, levántate. La próxima vez no tendrás tanta suerte. Tiro a matar.
El tipo nunca había visto la muerte tan de cerca. Tras agujeros de bala rodeaban su cabeza en abanico. Un espeso charco de orín manchaba sus pantalones. Nunca más.
- Grupo Americano. ¿Cómo va eso?

martes, 26 de octubre de 2010

El hombre de la pistola de Oro.

Banco Hermano Rosemberg. 14.50 horas de la tarde.
Un timbrazo hizo restallar la pequeña garita de la entrada. El vigilante, un gordo seboso y grasiento llamado Alfredo, se estremeció en el asiento, casi haciendo reventar la silla por su peso; y dejo en la mesa la hamburguesa que se estaba comiendo. Con la corbata se limpió el kétchup de la boca, tragó y cogió el auricular y miró a la pantalla.
- ¿Quién es?
- Soy el nuevo encargado de la video vigilancia, para suplir la baja de Sáez.
- Identifíquese. – rugió con orgullo el gordo.
- Mi placa identificativa- la colocó sobre la pantalla del video portero.- Mi nombre es Luis Miguel Domínguez.
El gordo examino la pantalla, como si supiera lo que estaba haciendo, para dárselas de importante, y por fin dijo:
- Todo en regla, puede pasar.- y apretó un botón.
- Gracias.
El hombre paso, y cruzo por detrás suyo (mientras pensaba si valia la pena hacer una favor al mundo y cargarse a este cerdo hinchado) pero finalmente pudo mas la cabeza que las ganas y lo dejo vivo con un que aproveche”.
Salió de la garita, atravesó un trozo de jardín y se introdujo en el edificio. Miro el reloj. Tenía muy poco tiempo. Muy poco tiempo. Muy poco…
Cruzó los pasillos rápido pero intentando parecer calmado; cada vez que veía a un compañero lo saludaba, refrenaba un poco y decía un par de líneas de conversación absurda; y continuaba la marcha. Por fin, la sala de cámaras estaba allí enfrente. Su mano iba a llegar al pomo…
- Hombre, tú debes de ser el nuevo, ¿Verdad?
- Quien coño… Eh, si claro, amigo. ¿Cómo le va?
- Bien, jeje. Mejor que a Sáez, ¿no? Le atropello un coche, cuando estaba cerca de casa, ¿Qué putada no? El hijo de puta se dio a la fuga, pero no te preocupes tienen la matricula. En dos días le cogen.
Jodido, pensó el otro. Como que el coche era robado.
- Mira me encantaría quedarme aquí a charlar sobre los éxitos deportivos del equipo local, pero debo ponerme a trabajar ya, que empieza mi turno.
- Pero hombre, ¿ a qué tanta prisa? Las cámaras son automáticas, y graban lo mismo. No creerás que nos van a atracar en estos diez minutos? Además, nunca hemos sufrido un atraco. Este banco es el más seguro de Europa.
- Si, se me los correspondientes eslóganes. Te piden saberlos para trabajar aquí. Pero de todas formas, tengo prisa, ¿sabes? Es que quiero ver dónde voy a trabajar durante dos meses.
- Pero si te vas a pasar allí ocho horas diarias. Y no tiene ventanas, ni…
- Mejor. Es que tengo complejo de Hámster. De noche sueño con que corro en una rueda gigante ¡Déjame pasar coño!
- Tranquilo… Eso de los sueños debe ser
No acabo la frase. Ya había perdido paciencia. El reloj había sonado en su muñeca indicando la hora en punto. No tenía más tiempo. Había que hacerlo a las bravas. Sacó su Beretta del bolsillo de detrás del pantalón, y mientras le distraía con alguna estupidez, se llevó las manos a la espalda, como por casualidad, y con un movimiento bien ensayado, sin ruido le coloco el silenciador. Ahora venia lo bueno. Quitó el seguro, y a la vez, levanto el brazo e hizo fuego a bocajarro; un tercer ojo se dibujo en la frente del otro. Murió con la sonrisa puesta.
Sin tiempo, dejo el cadáver donde estaba, y abrió la puerta. En medio de todos los televisores, estaba un tipejo de barba pelirroja, que se giro en el asiento y comento mientras hacia amago de levantarse:
- ¿No has oído un ruido ahí afuera?
Fue lo último que dijo. Bloqueo la puerta con el pestillo de seguridad. Daba igual que vieran el cadáver, esto iba a empezar ya. El jefe estaba a punto de sacar el revólver. Un segundo para colocarse los cascos. Otro para hacerse con el control de los mandos. Un mirada al reloj. El resto de la banda que entra. Diez segundos para encender el puro de la victoria. Y mientras movía la cámara arriba y abajo, no pudo dejar de pensar en lo que acababa de empezar. El mayor atraco de la historia. Casi nada.
Y sonrió y echo el humo como un surtidor, mientras se recostaba hacia atrás en la silla.

domingo, 24 de octubre de 2010

Same Old Story

Banco Hermanos Rosemberg. 3.00 de la tarde.
Ramírez, el botones, esta aburrido. No hace nada más que aparcar coches de lujo. Al principio, con la emoción de conducir aquellas joyas(los clientes del banco no eran precisamente cualquiera) se lo pasaba bien, pero ya habían pasado casi cinco años y ahora apenas podía evitar un bostezo cada vez que lo pensaba. Pero no sabía porque, hoy pensaba que sería diferente, quizá un pálpito. O quizá fuese su vida que era una puta mierda. Podía ser.
Un Maserati se para delante de la puerta. Una pareja de italianos con cara de dinero se baja, le tira las llaves a un botones y se pierde por el camino. Un Mercedes, y sale una tipa con un caniche. Un Ferrari, un viejo y una tipa de veintipocos. Un Lexus nuevo, blanco. Los Botones del banco van recogiendo los coches, uno por uno y lo aparcan en un parking subterráneo, ese es su trabajo. Se aburría solo de pensarlo siquiera el siguiente: le tocaba a él. Haber que era...
Un Seat 124, tuneado con doble alerón, llantas giratorias, cuádruple tubo de escape, luces azules en el fondo del coche; pintado en rojo con unas llamas en las que arde un esqueleto con revolver y sombrero de Cow Boy pintado en las puertas, que llega hasta el techo, donde está pintado una bandera americana de la Confederación. Aparece al fondo de la calle, y derrapa para tomar la esquina; acelera de nuevo con un sonido delicioso como de ronroneo de gato en agonía que vomita; y por fin con un frenazo brusco que hace saltar humo de las ruedas se detiene totalmente. Ramírez, aburrido ni siquiera miro que era, simplemente se acerco a pedirle las llaves; pero apenas tuvo tiempo de evitar que se le tirara encima. Ramírez entonces echo de menos haber ido ir al gimnasio más de vez en cuando en los últimos cinco años. Apenas un segundo antes…. salto a plomo en la acera para esquivarlo y se esguinzo el pie como una rama seca. Entonces Ramirez comenzó a cagarse en todo lo cagable.
Su puerta se abre hacia arriba(contra la lógica); y Ramírez desde su posición solo ve unas botas vaqueras blancas de piel de serpiente con espuela; levanta la vista y ve sorprendido a un tipo, alto, delgado y con un traje blanco, de camisa negra, corbata blanca, y gafas de sol negras y que le quedan estúpidamente enormes y desproporcionadas; como el sombrero de ala ancha que le ocupa prácticamente de hombro a hombro, lleva un maletín amplio y un bigote también amplio y abultado. Con un solo salto, cruzo la acera, le tiro las llaves encima de la cabeza a Ramírez, y enfilo la puerta principal. Tras cruzar la verja; cogió el caminito que dividía en dos el cuidado parque, con sus pavos reales, su estanque, su flores importadas, su jardinero fiel, su todo. Silbando el hilo musical mientras hacía amago de bailar moviendo excesivamente los brazos al ritmo (balanceando ostensiblemente el maletín; ) de pronto dio un saltito orgasmico de placer al extasis de la musica y entrecruzó las espuelas, de las que saltaron chispas; y se paro y siguió como si nada.
Dieciséis cámaras lo enfocaron, como hacían rutinariamente, gracias a sus sensores de movimiento, con todos los visitantes que pasaban; y el las saludo con el maletín en alto.
- ¡Buenos días, princesa!
Mientras seguía bailando a su ritmo, y por fin llego a la arcada principal.
Una enorme escalera de mármol se abría frente a el , y a ambos lados había numerosa gente(de dinero, claro) y mostradores con personal abriendo y cerrando cuentas. La planta era cuadrada, (como el edificio en sí y el jardín) Había caros y grandes cuadros en las paredes, y oro en las lámparas de araña, y cristal de bohemia; y sofás de piel (piel, piel).Había guardias de seguridad de esmoquin, y hasta una cafetería a un lado, y despachos a ambos laterales, donde se trataban las transacciones absurdamente grandes. Todo bullía en gente que iba, gente que venía, dinero que iba y que salia.
El pintoresco personaje de blanco; miro a su alrededor, se paró un segundo y enfilo un empleado ocioso: en los bancos donde se mueve dinero no hace falta esperar mucho. Era un tipejo viejo, de cara chupada, con gafas de cadenilla de oro. Con mucha educación, poso su maletín, se recoloco las gafas, hizo un ademán con las manos para que esperase el del mostrador; y rebusco en su bolsillo. Pero como parece que no encontraba lo que buscaba, miro en el otro, como tampoco estaba allí, se palmoteo furioso los bolsillos del pantalón ¡Tampoco! Dio una palmada furioso y ¡por fin! Dejo al descubierto su cinturón y desenfundo, con mucha premura, un revolver blanco plateado de enormes dimensiones, tipo Magnum 500.
- Esto es un atraco.- dijo muy tranquilamente.
El tipo de enfrente no sabe muy bien que decir. Se queda mirando, parpadea, traga saliva y continúa enjuagándose la frente con un pañuelo:
- Pero no puede ser… esto esta lleno de guardias. Le detendrán enseguida. No tiene ninguna posibilidad. -En ese preciso instante una veintena de personajes vestidos de militares y pasamontañas entre por la puerta a saco y disparan una ráfaga en el techo.
- ¡Quieto todo el mundo!
El tipo de blanco sonríe. Apoya los codos en el mostrador despreocupado y enciende un puro.
- Las cámaras… En un minuto... Esta perdido.- trata de asustarlo el viejo.
- ¡Oh!- dice con leve acento inglés - Se refiere sin duda, buen hombre, a esas cámaras- las señala con el revólver- Fíjese: voy a saludarlas. –y mueve la mano arriba y abajo. Para estupor del tipejín, la cámara responde moviéndose en sus goznes arriba y abajo.
- ¡Salude!- dice el tipo de blanco.
Efectivamente, hoy no iba a ser un día normal.

lunes, 18 de octubre de 2010

Spoiler: Final alternativo

P.d Este final fue pensado para el momento cumbre del desenlace. Finalmente me decidi por la versión conocida por que le tome cariño al personaje(despues de todo, es mi hijo), y crei que despues de todo lo que habia pasdo no seria justo el fin resevado. Os lo ofrezco en primicia:

Y mientras aquella bala vuela a su objetivo, veo que el mundo va pasando cada vez más lento, hasta congelarse completamente. Sé que es una impresión de todo el mundo, de un ego exacerbado, creerse el centro del universo, que todo acaba con uno. Pero no puedo pensar que este es el fin, que todo lo que conocí se acabo, que todo se acabó, que es el fin. Y entonces mi memoria delirante por una noche de golpes, cansado y con toda una batería de pastillas en el estómagos mezcladas en alcohol, y puesto de jaco hasta arriba, y en el delirio multicolor de una fantasía enloquecida comienzo a ver imágenes, cosas que pasaron, cosas que van a pasar, cosas que nunca han pasado ni pasaran jamás, todo ello se mezcla en mi mente y ya no las distingo. Todo me parece real, todo verosímil en mi locura febril, en mi demencia de la agónica caída, en el infinito súmmum extasicó que me rodea. Veo a mi abuelo y a mí mismo de niño, y yo pescando en un rio, encima de una barca, aunque puede que yo nunca tuviera abuelo, o puede que yo nunca pescara en toda mi vida. Y mi razón(si esa palabra significa algo ahora) lo descarta; y ahora me veo escalando una montaña nevada, y cayendo por ella hacia el vacio, pero el vacio se forma junto a mí y veo el despliegue majestuoso del universo; veo la creación y la explosión inicial, y la bola de fuego me atrapa y la inercia me manda a un desierto lejano, y de pronto una banda de la Yihad terrorista me atrapa (yo he sido terrorista?) y me lleva ante su jefe, un tipo que se parece a Aristóteles, y yo me sorprendo, y el me lía con su verbo y se ríe a carcajadas, unas carcajadas terroríficas, que se clavan como un cuchillo. Aquellas carcajadas me rompen los oídos y quedo sumido en la noche, y me veo de joven escapando de la policía, porque me he fugado del reformatorio. Con las luces detrás, no veo voy recorriendo a toda velocidad las calles llenas de vagabundos y basura. Y entro en mi huida en un sótano, y veo que es una morgue, una morgue repleta de cadáveres bajo las sabanas, y oigo tiros fuera. No sé ni cómo ni porque pero me he transformado en un mercenario serbio y estoy en Kosovo, y los francotiradores disparan contra mi contra las ventanas del hospital. Me muevo chapoteando en sangre mientras esquivo las camillas repletas de enfermos o muertos. Me cubro tras una ventana y disparo desde ellas a los hijos de putas que lo intentan a su vez, pero no alcanzo a ver ningún rival. Y de pronto un disparo me alcanza entre los ojos, y un agujero como de cinco centímetros de dibuja en mi frente. Increíblemente, mi boca dibuja una sonrisa; y mi sonrisa estalla en carcajada; pero esta cesa de repente cuando una boca femenina me besa en la oscuridad, y yo sonrió y saco una navaja y se la clavo en el cuerpo, en su cuerpo perfecto de piel marmórea; la sangre resbala por todo ella y yo danzo bajo la lluvia de sangre pero pierdo pie y me derrumbo sobre un océano de sangre, vísceras y cuerpo desmembrados. Un lago de carne putrefacta, nauseabunda y agusanada. Yo lucho por no caer, pero tiran de mí con todas sus fuerzas desde innumerables ángulos y me hundo, me hundo hasta el fin; y dirijo una última mirada al cielo implorando ayuda, y desde allí el Creador me sonríe y yo le arrojo la navaja con furia.
Pero ahora comprendo que la bala no se ha detenido, sino que ha ralentizado mucho su avance. La bala va rompiendo aquellas fantasías en mil pedazos, aquellos recuerdos mezclados en vapores de paraísos artificiales. Y todo gira como una peonza en mi cabeza mientras aprieto los dientes hasta hacerme saltar sangre, y su sabor inunda mi boca, o quizá lo imagine también.
Y frases inconexas se juntan en mi mente,(que aúllan, que piden auxilio, que suplican, que me odian, que me insultan)y las escucho y las mezclo con las imágenes, y todo se derrumba en un frenesí orgiástico de voces de ultratumba, y de pronto escucho el silencio, y todo se detiene de repente, y se acabó.
Y por un instante recupero la cordura y comienzo a pensar en las razones de mi derrota final. Como aquel tipo puede haber aguanto el ritmo y los golpes durante tanto tiempo. Ya sé que era pura fibra y tiene las venas marcadas por todo el brazo, pero aun así no podría haber aguantado mi ritmo. La diferencia de cuerpo es abismal. Y lo hizo... Ahora lo comprendo todo. La ultima verdad, lo que escondía este tipo. Nadie mato a su madre, la mato él. De un tiro en la cabeza, seco, limpio. No porque no tenía arma. Lo hizo con un arma punzante, con un cuchillo o un trozo de chatarra. Cuando descubrió lo que hacia para pagarse la droga. Porque el no teína padre, seguramente había sido no deseado, Entonces mato a su madre y al yonqui que tenia encima (que quizá fuera su padre después de todo) le descerrajo varios tajos encima, en la espalda; y cuando llego la gente desfiguro el cadáver y conto su historia. Y acabo en un correccional o en un centro de menores, donde su carácter se termino por imponer y lo mando al basurero. Y el se hizo la promesa que destruiría a aquello que mato a su madre, en su mente enferma, que destruiría los yonquis y la droga. Y termino trabajando para una mafia dedicada a su vente, en una ironía final.
Pero este pensamiento ya se esfuma, porque es inútil, una escapatoria que se va hundiendo con mi las paredes de mi cráneo, y un fogonazo de dolor como un relámpago lo inunda todo, y siento como todo se derrumba como una pirámide de tejido vivo; y con los últimos chisporetazos mi alma escapa de su prisión, directa a ser juzgada. Y solo recuerdo una frase, una frase que se repite en el infinito, que se expande en el silencio pèrpetuo:
Abandonad toda esperanza…

domingo, 17 de octubre de 2010

La Muerte tiene un Precio,

Se acabo todo. El asesino recibe un disparo en la mano izquierda, que estaba bajo la chaqueta buscando la pistola. A esta altura, y por casualidad, claro, la bala le atraviesa el pulmón. Con un gesto entre incrédulo y furioso, sabiendo que ha perdido la partida, retrocede un par de pasos a tumbos, mientras trata en vano de respirar.
El olor a polvo me anima. Me alzo de nuevo como puedo ignorando el dolor de mi pierna, y levanto la pistola del gordo.
- Bang bang you shot me down
Bang bang I hit the ground
Bang bang that awful sound
Bang bang my baby shot me down- y en ese preciso instante en que pronuncio el utlimo “Down” abro fuego de nuevo, a quemarropa. Este disparo es demasiado para él, y por muy duro que sea se derrumba y se recosta contra un muro de la fuente. Miro el reloj como distraído: apenas cuatro minutos para que venga la policía. El se sigue buscando con la mano que le queda la pistola de su sobaquera, cuando yo le digo:
- ¿Buscabas esto, hijo de puta?- y saco de mi espalda el revólver de este hijo puta- Buen arma. La arma de un asesino. Bonito…
Le meto el cañón por la boca.
- Tranquilo; no te voy a matar, por lo menos… no todavía. Necesito las últimas respuestas, ¿sabes?
- Que… - escupe un reguerillo de sangre al intentar hablar, y se le escurre por la barbilla- te jodan! Puto yonqui!- no habla más.
No puedo creer lo que ven mis ojos. Este tipo está muerto, completamente muerto y él lo sabe. Pero se niega a hablar. Su valor me acojona, y a la vez, me irrita.
- Sabes, vamos a jugar a un juego muy divertido. Vamos a jugar a las películas. ¿Empecemos por una de Tarantino, vale?
Con mi mano derecha agarro mi navaja del suelo y le coloco la punta en la órbita superior de su ojo derecho. Hago palanca, no ahorrando clavar la punta, tajar y retorcer a la mínima resistencia, hasta que el ojo sale desecho. Tiro de él hasta que sale el nervio óptico y lo tajo delante del otro que le queda sano.
- ¿Qué te parece subnormal? Quedan cinco minutos hasta que llega la policía. ¿Jugamos a este juego todo ese tiempo o me vas a decir lo que quiero oír?
- ¡Que te jodan! … !Puto yonqui!- y me escupe sangre a la cara. Me seco la cara, y con un movimiento rápido lleno de furia le rebano la oreja.
- ¿Me puedes oír?- digo gritándole a la oreja que sostengo en mi mano.
El asiente con la cabeza muy lentamente.
- ¿Me vas a responder, o no, hijo de puta?
- Que te jodan...puto yonqui!
- ¡Héroes! ¡Siempre haciendo el gilipollas hasta el final!
Con mi navaja apunto a su yugular.
- ¡Eso es…- trata de continuar- mátame de una puta vez! No te dire… nada- y le nada lo dice tan apagado que casi no se le oye.
Recupero la cordura por un instante. Y pensar me lleva a la misma conclusión: Como aquel tipo puede haber aguanto el ritmo y los golpes durante tanto tiempo, y puede resistir tanto tiempo la tortura, esta relacionados. Ya sé que era pura fibra y tiene las venas marcadas por todo el brazo, pero aun así no podría haber aguantado mi ritmo.. La diferencia de cuerpo es abismal. Y el dolor. No soy precisamente un blando, pero yo no lo hubiera hecho. Y lo hizo... Ahora lo comprendo todo. La ultima verdad, lo que escondía este tipo. Nadie mato a su madre, la mato él. Así de acojonante es la vida. De un tiro en la cabeza, seco, limpio. No; porque no tenía arma seguramente, y no hubiera encajado con el tema del atacante solitario y la tortura. Lo hizo con un arma punzante, con un cuchillo o un trozo de chatarra, algo así. Cara a cara. Y yo que me acojonaba con lo de Johnny.. (Para este tipo, aquello fue mierda). Lo hizo él. Cuando descubrió lo que hacía para pagarse la droga. Porque él no tenía padre, seguramente había sido no deseado, en cualquier servicio, o la violaron, o quizá la abandono y con el hijo y la desesperación se metió en la droga. Entonces mato a su madre y al yonqui que tenia encima en ese momento (que quizá fuera su padre después de todo) le descerrajo varios tajos encima, en la espalda; y cuando llego la gente desfiguro el cadáver hasta que coincidiese con su historia. Y acabo en un correccional o en un centro de menores, donde su carácter se termino por imponer y seguramente se cargo a cualquiera; y se termino en un basurero. Comparativamente con la historia de este tipo, yo he vivido en un palacio.
- Contéstame... Te cargaste a Johnny y su banda- el asiente o quizá tiemble entre espasmos- y el escapó. Yo le pille escapando, y como estaba con el mono le pare para pedirle caballo. Como él tenía prisa me separo de una hostia, yo me enzarce, llegaste tu y me sorprendiste por detrás. ¿Fue así, verdad?
El asiente con la cabeza lentamente. Pero no lo hace porque si. Pregunta a su vez:
- Por… que…
- ¿Qué porque te mate ahora a tiros?- Oigo la poli acercándose por detrás. Tengo muy poco tiempo. Enciendo un cigarro que cojo de su pitillera- Fumar te mata lentamente, pero como yo digo siempre, no tengo ninguna prisa. Bueno, digamos porque necesitaba probarme a mi mismo que podía contigo mano a mano- me sonrió. Bueno, esa es parte de la verdad, claro, pero tienes razón- está negando con la cabeza- No fue por eso. Sabía de sobra que ibas armado. Si yo hubiera disparado desde lejos tu hubieras respondido, y como tú tienes mejor manejo y puntería, lo más probable es que hubiera perdido yo. Pero también- respiro un poco- porque los tiros hubieran atraído a la policía y no hubiera tenido tiempo de terminar el trabajo.¿ Y eso hubiera sido muy malo, no crees? Pero... dispare ahora, no solo porque vi que me ibas a matar, sino porque fue en mi último ataque cuando te birle la pipa. Si no hubiera perdido de todas formas.
El asiente. No contesta. Sabe que ha perdido por pasarse de duro, de listo, por no disparar de primeras, donde tenía ventaja, y acabar rápido. Solo después de fallar vemos lo tontos que hemos sido.
- Bueno, creo que este va a ser un buen epitafio para ti- saco una nota del bolsillo:
“De haber podido elegir mi morada, lo hubiera hecho en alguna ciudad de carne en descomposición y huesos que se deshacen, pues su proximidad brinda a mi alma escalofríos de éxtasis, acelerando la estancada sangre en mis venas y forzando a latir mi lánguido corazón con júbilo delirante... ¡Porque la presencia de la muerte es vida para mí!... “ H.P Lovercraft. Los amados muertos- tiro la nota. La policía ya está casi aquí.- ¿Bueno… que nombre he de poner en la lapida?- tiro el cigarrillo.
El no contesta, pero está vivo todavía: eso lo sé. Miro el arma suya, un revolver plateado del 45. Tiene un nombre escrito en el tubo del cañón. Se lo meto por la boca,
- Buenas noches, Míster Cortez.
Pero mi tarea no está cumplida todavía. No aún. La policía ha desenfundado y me apunta mientras grita que me tire al suelo. Pero yo no los oigo. Veo toda la escena como si estuviera en un cine. Como si no estuviera allí. Como si todo fuera un sueño y nada hubiera pasado. Sonrió. No me puedo creer lo que acabo de hacer. Es mi obra maestra. Lo he hecho. Nunca quise despedirme de la vida sin hacer algo grande, algo por lo que me recuerden, algo por lo que merezca la pena morir. Ahora mi vida esta plena. Y no puedo consentir que mi vida acabe entre rejas, o en un absurdo tiroteo con la policía; morir de viejo o por las balas de una poli gordo gilipollas no me resulta atractivo. No. Mi obra maestra precisa un punto final grandioso, un gesto memorable. Me gritan por última vez que arroje las armas. Les voy a complacer. Tiro las dos al suelo a la vez. Levanto las dos manos. Se me acercan varios tipos. Yo me rio a carcajada plena. Ahora por fin lo comprendo. El sentido de la vida. Porque estamos aquí, porque vivimos. Todo. Ahora lo entiendo todo. Y con un gesto rápido, saco la navaja y me la clavo en el pecho, antes que nadie pueda hacer algo. Y como un antiguo guerrero, que culmina su vida para que nadie pueda arrebatarle el máximo honor en un combate; hago girar la hoja hacia abajo y luego a un lateral. Ya nadie podrá superarme jamás. Ese es el punto exacto.
Recuerdo las palabras de Cortez “Que alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado...". Qué razón tenía. Me encanta esta última sensación. ¿Qué mejor regalo de despedida que esta ultima sensación? Miro la hoja y leo la inscripción. Y con mis últimas fuerzas, digo antes de que todo acabe:
- All you need is love.
FIN.
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Créditos
ACTORES
- Protagonista: Daniel Creig. (aunque pensada originalmente para Jean Claude Van.- Damme.)
- Johnny: Nicolas Cage.
- Pandillero de Johnny: Will Smith.
- Chino del bar: Jackie Chan.
- Macarra: Vin Diesel.
- Químico: Alan Rickman
- Lobo: Arnold Schwarzenegger.
- Matón sin valor: Matt Damon
- Gordo: Laurence Fishburne.
- Cortez: George Cloney.
Dirigido por: Quentin Trantino, Sergio Leone.
Música por: Ennio Morricone.
Guión: Frank Miller y Michel Crichton, con la colaboración especial de Publio Carisio.
Producida por: Nora Productions.
Gracias a todos los que lo habéis hecho posible.

martes, 12 de octubre de 2010

Sin Perdón

Nos miramos fijamente, sin pestañear, como aprender a hacerlo a los actores de cine, para no perder ni una decima de segundo de respuesta. Esa es la diferencia entre la vida y la muerte entre nosotros dos. Nos medimos, giramos constantemente uno frente al otro, trazando círculos amplios, buscando un hueco, un despiste, una finta que nos coloque en ventaja para el golpe final, para matar a la mínima oportunidad. Es una verdadera guerra de nervios, para ver quien ataca antes, quien cae en el amago, quien comete un error, porque es muere. Si te retrasas en la reacción y el otro se adelanta, mueres. Si te adelantas pero el otro te ha esperado, mueres. No hay más opción .Es como un duelo del oeste, con el cargante sonido de fondo del puto tango. Allá voy…
Nuestros cuchillos se cruzan en el aire, y saltan chispas. Los dos hemos sido igual de rápidos. No hemos arriesgado ninguno de los dos. Que se arriesgue el otro a atacar a fondo, porque sabemos que si falla, muere instantáneamente. Pero yo llevo una noche de faena, así que me toca atacar de nuevo. Tengo que buscar ventaja… Con el pie, le atizo una patada a una piedra del suelo bastante gorda, y se la atizo al cuerpo, Haber si se despista. Pero resiste el dolor sin ni siquiera quejarse un poco, y ni por un momento aparta la vista de mi navaja, ni pierde su concentración. Sabe como yo, que la navaja va a ser lo que lo mate, y sabe que cualquier otra cosa sería una distracción. Nos quedamos mirando de nuevo, de nuevo en círculos. Pero ahora pega un grito… y retrocede un salto. Me ha ganado, porque yo me he tirado hacia adelante a apuñalarlo. He perdido. Le veo sonreír mientras espera para asestar el golpe final. He asestado el golpe donde estaba y dejado un hueco donde puede contraatacar… Pero en esta décima pasan muchas cosas, porque me reniego a perder así. Con un grito suelto la navaja, que vuela recta hacia su cuello. Dudo que pueda herirlo de gravedad, pero el tipo se asusta y la esquiva girando el cuello. Ha valido la pena, porque puedo retroceder vivo. El tipo se enfada por mi truco y se abalanza sobre mi cuchillo en mano. Levanto el puño para protegerme, pero el tip oes rápido. Su puñal cae sobre mi puño en oblicuo. El se sonríe pensando en que mi sangre fresca va a correr por la hoja cuando pierda mi mano derecha, ero se queda con un palmo de narices cuando oye un repiqueteo metálico y la hoja se detiene a escaso centímetros de mi puño cerrado. Y entonces comprende. Manual de lucha callejero, capitulo trucos viejos: utilizar las llaves como navaja en miniatura,: con un grito rápido le descoloco la hoja, y le intento arañar con ella. De su mejilla brota sangre, pero no he ganado nada mas, y es muy poco. Retrocede furioso, pero yo continuo, hago girar el llavero como un mayal y se lo tiro con toda la fuerza del mundo a su cara. El la esquiva, peo he ganado tiempo, he sacado mi segunda navaja y con un giro rápido me he cortado los cordones de la bota derecha. Cuando ataca, retrocedo y le pego una patada al aire, mi bota de puntas de acero sale volando hacia su cara, y a esta distancia, no lo puede esquivar con la pierna jodida. Rápido me desabrocho la otra de la misma forma, pero yo soy lo suficientemente listo para no utilizar nunca el mismo truco dos veces contra el mismo enemigo. Solo lo he hecho para o perder el equilibrio. Ahora puedo moverme más rápido y utilizar las piernas para pegar mejor.
Nos atacamos a muerte de nuevo, salta chispas, pero yo ahora no ceo. Gano por fuerza… con un grito de rabia, el ve como su cuchillo sale volando hacia el suelo, pero me he desequilibrado y él lo aprovecha para soltarme un codazo en la espalda que me tumba. Su pierna ágil de zapato de punta me revienta la nariz, pero yo amago con la navaja y el tipo se quita. Intento atacar con la navaja, pero el gira de nuevo como u torbellino y me sacude en la espalda. Pero esta vez se ha pasado. Con la herida de su pierna, aúlla y cae descompuesto por un segundo, yo lo aprovecho para saltar… pero me golpea la mano con el pie y me hace perder la navaja, Da igual. No era eso lo que tenía en mente. Con el cordón de la bota en mis manos le rodeo e3l ello, y colocándome a su espalda le estrangulo. Para que no tenga apoyo le levanto apoyando mi cintura en la suya y arqueando la espalda mientras grito:
- ¡Te voy hacer vomitar el alma, hijo de puita!
El no contesta, se pone morado, y comienza a patalear. Pero de forma absolutamente increíble, utiliza su pierna izquierda, que utiliza con un ángulo imposible, para reventarme en la espalda. Ese golpe no tendría mucho efecto si estuviera nuevo, pero ahora estoy muy jodido y le suelto sin poder evitarlo.
El tarda un segundo en recuperarse, segundo que yo aprovecho para recuperar la navaja. Nos quedamos frente a frente de nuevo, respirando y sangrando como cerdos. ¡Vamos ahora tiene que morir, no tiene armas!
Pero he subestimado a este tipo. Salta hacia un lado como una serpiente, agarra la guitarra por el mástil y la revienta contra la mano de la navaja. Mi mano se resiente del golpe, las astillas se clavan en ella y pierdo la navaja en el revoltijo de madera. Lo engancho con la otra mano, pero he perdido: a esta distancia no falla y con una patada lateral me rompe el estomago. Caigo como un caso de patas, y me levanto, pero me doy cuenta de que estoy acabado, Ataco como un zombi con un puño directo a su jeta, pero tan lento que me agarra la mano y me rompe la muñeca en una bien ensayada llave. Ignorando el dolor le ataco con la zurda, pero a esta distancia los errores se pagan y atacar así es una gilipollez. Con un golpe seco de su pierna me revienta la rodilla de lado. Fin de la historia. No sé ni como me levanto ni como me mantengo de pie, pero cuando lo intento de nuevo solo consigo otra patada en el plexo solar me que deja tosiendo en el suelo. Golpeo a ciegas por la sangre el sudor y el dolor, dejándome llevar por el odio. No doy una, y por mucho que salga en las películas atacar así es un suicidio. Me rompe una costilla de un golpe. No puedo más y me quedo en el suelo. Perdí.
- ¿Qué te pasa, amigo, ya no das más? ¿Te creías que era una película de Clint Eastwood, donde siempre gana el bueno?
- Eso no pasa en las pelis de Clint Eastwood, subnormal. Hay siempre gana el más rápido. El más…- toso sangre…- el más sucio. El más listo.
- Esta conversación es muy interesante, pero creo que se acabo.- agarra mi navaja- Un final muy apropiado, no te parece? ¿O quizás prefieras algo más personal, una pistola por ejemplo?
Blam. Suena un disparo. Se acabo.

domingo, 10 de octubre de 2010

The Big Gundown

Pero el está poco impresionado, y me tira una patada lateral que me hace saltar dos dientes; me mantengo en pie como puedo, y le lanzo la derecha hacia su cara; el tipo me esquiva bien, y me golpea con su puño en el sobaco.
- ¿Sabes? Jesucristo tenía razón, es mejor dar que recibir.
- “Pedid y se os dará, buscar y hallareis, llamad y se os abrirá” Mateo, 7, 7.
No contesta hablando. Con un movimiento muy rápido lanza la zurda contra mi esternón, y a esta distancian no puedo ni soñar pararlo o esquivarlo; pero en vez de retorcerme de dolor me rio porque sé que es la mía. Ha caído en la trampa que le tendía para que se acercase. Con un movimiento mil veces ensayado, hago girar como un relámpago la esposa de la izquierda (que para eso la tenia) y le engancho de la muñeca y la cierra sobre ella; estas jodido puto subnormal. Con una mano enganchada estas en mi terreno y no puedes utilizar tu maravillosa agilidad, ni tratar de esquivarme y pierdes la zurda. A esta distancia mi cuerpo y mi fuerza bruta marcaran una diferencia abismal entre nosotros dos, y no necesito más para mandarte al séptimo circulo del infierno.
Ahora el tipo queda desconcertado, y yo lo aprovecho. Amago el golpe con la diestra, el tipo se retuerce en la duda, y le sorprendo con un tirón de mi zurda. El tipo no va mal de fuerza, pero obviamente no es rival para mí. Le descoloco totalmente y no ve ni venir el cañonazo que le revienta media dentadura y le rompe la mandíbula de cuajo de mi diestra metalizada. Sangre y dientes vuelan por doquier.
- ¡Metalizar!- grito eufórico.
Antes de que pueda ni pensar, vuelvo a tirar de la zurda y ahora le toca el turno de pasar por chapa y pintura a su nariz. Se rompe en dos mitades exactas y un torrente de sangre empieza a brota a chorros. Pero resiste el dolor con una entereza que acojona y me revienta con el filo de la mano una buena hostia en la nuez. Me jode vivo. Pero no cedo y me enredo con él en el mano a mano a esta distancia, donde gano de calle. Sé que es la mía y tengo que aprovecharlo como sea. Intento engancharlo para hacerle una llave, pero él sabe mucho mas y es más rápido, así que me contra y cae sobre mí, apoyando sus puño en el estomago y su tacón en mis cojones. Con lo puesto que voy, el odio y la adrenalina (y que llevo coquilla siempre) no siento nada, pero desgraciadamente para el tengo un plan, un plan muy simple. Saco la navaja y a esta distancia no fallo, con un tajo rápido se la clavo en la pierna. Ahora giro el arma rápido, haber si le secciono algún cable importante. Ya no se va a poder a mover tan rápido y si le pillo la femoral… Pero me sonrió mucho antes de lo que debiera, porque el tipo ha sacado otra arma a su vez y me la clava en la clavícula. El dolor me hace reaccionar y consigo que no penetre mucho en una decima de segundo, pero he estado a punto de morir. Un par de centímetros más… Nos levantamos como podemos, con las navajas en ristre mirándonos fijamente; sangrando los dos como cerdos. Con un tirón intento descolocarlo de nuevo, pero este no es el tipo de gente que caiga dos veces en la misma trampa y se tira de rodillas al suelo. No solo aguanta el tirón perfectamente, sino que me zancadillea de alguna manera y retuerce el brazo de alguna forma extraña, cuando caigo sobre el bloqueándole su navaja como puedo, la presión de él tirando y yo resistiendo con la cadena retorcida es terrible y salta en pedazos, o se soltó de ella de alguna manera, lo que sea, pero se levanta y no esta encadenado, y yo no quito los ojos de su navaja, así que no sé lo que hizo.
- ¿Qué te pasa, gilipollas, se te acabaron ya los chistes?
- ¿A mí? ¡Yo tengo de todo en la cabeza menos caspa!

sábado, 9 de octubre de 2010

This is my Life

- ¡Diversión es diversión, colega, pero no puedes pasarte la noche bailando!
- ¿Sabes? Es la segunda vez que oigo esa frase esta noche.
Mis bravatas pueden estar bien, pero no voy a poder con él. Es igual de listo, mas rápido, tiene más técnica y en pegar si no le meto en mi terreno estamos igualados. Pero me da igual .Me levanto y le ataco con al zurda para fintarlo, y cuando se cubre le reviento con la diestra- Pero da igual. Ya me esperaba y me revienta el estomago a corta distancia. Me saca todo el aire y quedo un momento seco, momento que el aprovecha para lanzarme un puntapié a la mandíbula que me tira de espaldas. Lo intento de nuevo, pero fallo de nuevo; no le alcanzo por más que lo intento, pero el de cada vez que pega me da o está muy cerca. Se retuerce muy rápido, igual que una serpiente, sino trabajara de asesino podría hacerlo de contorsionista; y con su agilidad no le hace falta más. Vuelvo a caer. Vuelvo a levantarme. Pierdo la cabeza. Le intento arrear con todas mis fuerzas un derechazo, pero fallo. El tipo hace un esguince felino, se agacha y con un saltito se coloca a mi espalda y antes de que yo reaccione me suelta una coz en la espalda que me levanta del suelo. Caigo jodido, pero me levanto de un solo salto y le intento sorprender. El tipo esquiva con su cuello el golpe, gira como una peonza y me reventa el lateral de la mandíbula. Me mantengo de pie el tiempo justo para que otra puño más. Caigo redondo, sin ni siquiera hacer amago de amortiguar el golpe con los brazos.
El bailotea triunfante de un lado a otro y se descojona:
- ¡Vamos, Rocky, tu puedes hacerlo!- y se pone a imitar al boxeador, como si hiciera sombra.
Me levanto apoyándome en un codo, mientras me sale sangre a borbotones de la boca. Escupo, toso como un condenado más sangre y me levanto lentamente.
- Tengo una sorpresa para ti
- ¿Tengo cara de Isabel Gemio?
Busco en mi bolsillo y me saco un mosquetón de escalador que guardo para las grandes ocasiones. Me lo coloca sobre la mano diestra, sobre el puño, para que sirva de nudillos de acero. Saco unas esposas y las coloca de igual manera sobre la zurda.
- ¡Bueno, creo que te debo una!- le grito al hijo de puta este.
- ¡No, si lo piensas bien, me debes dos!- me grita triunfante. Eso es, cébate de éxito. Deja que te ciegue, que te embriague, que te haga perder la victoria misma. No tienes ni idea de lo que te espera, hijo de puta. Ni idea. Ni la más mínima.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Sixty Seconds to What?

Es la hora de la verdad. Me coloco frente a frente, pero el, como si no hubiera dicho lo de antes, bebe un poco de una botella y afina la guitarra. Pienso en mis posibilidades. Joder, tengo el cuello mordido. El grandísimo hijo puta del gordo debió morderme. Tiene cojones la cosa. Tendré que vigilarlo. La gente normal no lo sabe y se lo toma a cachondeo, pero en la boca hay más de 300 tipos de bacterias que no son peligrosas allí, pero en cualquier otra parte de cuerpo sí. No es raro que se tengan que tratar con antibióticos seriamente. Pero la verdad, no creo que tenga eso importancia ahora. Ahora toca matar. Matar... No, morir es lo que toca. Sabía que este día llegaría. El día en que llega un tipo mejor que tu en todo te toca luchar sin esperanza, sabiendo que hagas o que hagas vas a morir. Pero yo ya lo sabía. Era parte de mi elección. Era parte del trato. Podía haber escapado con el dinero cuando pude. Tenía que elegir y la elección era clara. Podía ser libre o podía ser duro, tan duro de matar como pudiera, Pero no puedo echarme atrás. No es justo, yo no lo planee así, pero es lo que hay. Yo tampoco les di oportunidad a aquellos que liquide en el chino. No la tenían,… y yo no la tendré. Pero eso no es razón para no luchar, luchar hasta el fin.
- Bueno, ya podemos jugar. ¿Me concedes este baile,¿- saca un radiocasete y coloca un tango.- Sabes, en Stalingrado los rusos ponían con altavoces tangos por su sentido fúnebre. ¡Apropiado, verdad!
- Si puedes mantener la cabeza sobre los hombros,
Cuando otros la pierden y te cargan su culpa,
Si confías en ti mismo aun cuando todos de ti dudan,
Pero aun así tomas en cuenta sus dudas,
Si puedes soñar y no hacer de tus sueños tu guía,
Si puedes pensar sin hacer de tus pensamientos tu meta,
Si triunfo y derrota se cruzan en tu camino
Y tratas de igual manera a ambos impostores,
Si puedes hacer un montón con todas tus victorias
Si puedes arrojarlas al capricho del azar y perder,
Y remontarte de nuevo a tus comienzos
Sin que salga de tus labios una queja,
Si logras que tus nervios y tu corazón sean tu fiel compañero,
Y resistir aunque tus fuerzas se veanb menguadas
Con la única ayuda de la voluntad que dice adelante,
Si ante la multitud das a la virtud abrigo
Si aun marchando con reyes guardas tu sencillez
Si no pueden herirte amigos ni enemigos
Si todos te reclaman y ninguno te precisa
Si puedes rellenar un implacable minuto
De sesenta segundos de combate bravio
Tuya es la tierra y sus codiciados frutos
Y lo que es más:
Serás un hombre hijo mío.
- Muy bonito. Kipling .Es un buen pensamiento, pero yo tengo otro mejor, para ayudarte en esta prueba tan terrible. Pertenece a Albert Fish, el “Vampiro de Brooklyn: “Que alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado...".
Me quedo callado. Con un movimiento lento y pausado me voy quitando la gabardina, mientras digo:
- Hoy es un buen día para morir…
De pronto, me arranco la chaqueta y con un movimiento rápido intento envolverle con ella mientras grito:
- …Pero un día mejor para matar!
Pero el tío es rápido, mucho más rápido de lo que imaginaba. No le acierto con la gabardina, la esquiva, y con un tirón a un manga me desequilibra hacia adelante, cuando intento recuperarme me pega un patada en el tobillo y me tira al suelo. Me levanto como un misil y le tiro un obús a la cara, pero el tipo gira como un torbellino y me revienta su pierna donde se una el cuello y el pecho. Quizá me haya reventado la clavícula, el omoplato o que cojones se yo. Lo único que sé es que duele la puta que lo pario. Este hijo puta no tiene cuerpo en comparación conmigo (y si lo pillo cuerpo a cuerpo lo pasará mal), pero es evidente que es como Cassius Clay: se mueve como una mariposa y pega como una avispa. Sabe dar y donde, sabe esquivar y tiene instinto asesino: no le hace falta más para mandarme a la caja de pino.
- Hoy no es tu día, me temo, cariñito.
- Hoy es mi noche.- le corrijo. Me levantó.
- ¡Round Two!- se ríe el otro- ¿donde está la tipa buena con el cartelito?

lunes, 4 de octubre de 2010

Voy, lo mato y vuelvo

Pienso un poco y me dirijo al Milán, donde comenzó todo. Es el sitio adecuado para que termine todo. Aparco y subo las escaleras lentamente. Me dirijo a la fuente, donde ya no está el cadáver, y hay cintas de esas de la policía. No veo a nadie. Oigo los sones de una guitarra. No hay nadie en la plza., pero sigo la música y llego al parte de atrás de la fuente. Un vagabundo toca la marcha fúnebre de Chopin. Así que este tipo es…
- ¡Vaya, vaya! ¿Fue casualidad, lo adivinaste o ya lo sabías?
- Un poco de todo. Uno más dos más tres mas cuatro son diez, ¿verdad? Esa es la sucesión de los pitagóricos: la suma de los primeros cuatro números enteros es igual a diez, la década, que da lugar a la tetraktys sagrada, la pirámide de diez puntos. Que es a su vez el escudo de la Universidad de Oviedo ¿Verdad?
- Fabuloso. Me has decepcionado, ¿Sabes? No eres ni la mitad de listo que lo que me dijeron.
- ¿Cómo dices…?
- Me habían dicho que eras listo, por lo que te propuse el juego. Pero si has venido hasta aquí para que te mate, es que no eres ni la mitad de listo de lo que me dijeron.
- ¿Crees que no te puedo matar? Tú sí que no eres muy inteligente.
- ¿De verdad? Bueno, contéstame a esto: crees que puedes hacerlo, ¿de verdad?
- Mano a mano puede que no. Pero hoy he ganado unos cuantos combates que no podía ganar mano a mano sin utilizar la cabeza.
- Y tú piensas que yo no tengo cabeza, ¿verdad?
- Yo no he dicho eso.
- Pero lo piensas. Y ese es tu error: siempre te creíste más listo que el resto. Pero por si no lo sabes yo llevo en esto muchos años. Demasiados. Para mí no eres más que una muesca más en mí revolver. Uno de tantos. Me las he visto con tíos mucho más duros que tu. Hombres mucho más listos. Y he podido con todos.
- ¿Y porque ¿- le pregunto para que se dé el gustazo de hacerse el listo, que se que le gusta.
- Porque soy el mejor. Porque tengo talento. Matar es como tocar el piano, no hace falta saber, solo hay que tener talento. ¿Sabes? El hambre aguza el ingenio, saca lo que todos llevamos dentro, dicen. Quizá tú hayas nacido pobre, pero tú no sabes lo que es la verdadera pobreza. Yo nací en el barrio más pobre de Medellín, en un puto vertedero, comiendo ratas de alcantarilla y drogándonos para acortar aquel infierno que llamábamos vida. Rezando para que no llegara la noche, porque de noche llegaba un coche, pum, pum y doce o veinte niños muertos. Así hasta que un día un tipo me vio y me ofreció cien dólares por matar a un tipo. Me dio una pistola. Fui, lo hice y se acabo la pobreza.- pone pose de duro.
- Veo que ha hecho muchos progresos en su vida. Ha pasado de ser un niño acribillado a acribillar niños por las noches. Felicidades. Ya que me ha hablado de su vida, me ¿permite como contrapartida hablarle de la mía? Mire, yo tengo poco que contar, excepto esto. Bien, mire este arma- saco mi navaja- Quería hacerla de plata, pero no era practico. La plata no es suficientemente dura y se ensucia con mucha facilidad. Tiene un diseño basado en el gladius romano, por lo que si te mete cinco centímetros de su hoja(ensanchada articialmente)estas muertos desangrado. Su mango esta diseñado para adaptarse a la mano, y su hoja curvada está calculada para mejorar la incisión y el corte. Podría cortar madera, si quisiera. Y esta aparente incisión que recorre la hoja hasta la punta está pensada para introducir aire en la herida y provocar le embolia. Esta fabricada única y exclusivamente para matar seres humanos con ellas. La encargue especialmente a un artesano que la construyo empalmando tres pedazos de hierro puro, extraído de tres núcleos diferentes que se enterraron en tierra hasta que se oxidaron, luego se quito el oxido y se hizo la navaja con el resto. Pero lo mejor es esto. Lee lo que tiene grabado en el hoja-se la acerco.
- Pone “All-hope- is-gone”
- En efecto, ¿sabes lo que significa?- el tipo asiente- “Toda esperanza se fue” literalmente. Es una versión resumida de lo que según Dante, pone en la entrada en si Infierno. “Abandonar los que aquí entráis aquí toda esperanza” dice, más o menos. Así que es lo último que quiero que vean mis victimas, antes de mandarlos al infierno y lo vuelvan a leer. Lo último que leerán vivos, lo primero que leerán muertos.
Quedo en silencio. El tipo me mira. Esta tocado. Mi número le ha hecho efecto. Masca su rabia sin disimulo. Lo miro de cerca. Tiene la pinta de un profesional, pero sin ser un profesional. Parece un vagabundo más, de barba jodidisima, sus pelos grises hechos mierda, y su cara más llena de mierda todavía. Toda la ropa hecha pedazos y rota. No debe medir más de un metro sesenta. Pero si te fijas bien, parece todo perfecto dentro de su pobreza, demasiado artificial. Su pelo esta descuidadamente cuidado, sus girones son demasiados perfectos. Representa un papel, porque está claro que a este tipo le gusta la manicura francesa, y lo primero que ves de un pobre son sus uñas llenas de mierda. Pero solo mirarle da miedo: sus putos ojos negros parecen clavarse en ti y seguirte allá donde vas, dispuestos amare. Parece como haciendo cálculos internos. Midiendo y separando, siempre listo para matar. Mato a Johnny y a su banda (porque fijo que tenía una y se refugió con ella, nadie desafía la Mafia si esta solo). A Jhonny a sangre fría, cara a cara, de un solo tajo, no lo olvidemos. Yo no hubiera podido y él lo hizo sin despeinarse.
- Dígame una cosa: antes de empezar quiero las respuestas.
- Sácamelas a navajazos, si es que puedes. – dice el riéndose.
- De acuerdo. Pero si voy a morir, al menos quiero saber porque. Me he cargado al gordo. La banda se ha disuelto y la persigue la policía. Nadie te va a pagar por este trabajo.
- ¿Quieres saberlo? Lo voy a hacer gratis. Mira, no negare que matar es un trabajo que me encanta. Pero jugársela por ponerte a prueba contra ti no sería suficiente ¿Verdad? No ,claro que no. Te lo diré. Odio a los yonquis. A todos los jodidos yonquis- veo el odio, el odio extremo de deseos de muerte en sus mirada, en sus palabras- ¿Sabes cómo termine viviendo en un vertedero? Cuando un yonqui entro en mi casa a robar para pincharse. Mi madre le dio el dinero, pero luego le dio por violarle, mi madre se resistió y el… se la cargo. Primero le corto las manos para que no pudiera defenderse, y luego la violo una y otra vez mientras me obligaba a mirar hasta que la mato cuando le rompió el recto y la desangro. Mi madre sobrevivió tres días, pero como no vivíamos en un sitio muy limpio murió de la infección. Así que como comprenderás es un trabajo muy personal para mí acabar con un jodido yonqui como tú.
- Una historia muy conmovedora. Yo te voy a contar otra: tu madre era una puta que para pagarse el mono se tiraba a cada bicho viviente, un día con el mono subido intento robar a un cliente la droga y se monto un lio y termino bajo tierra. Me parece que es algo más lógico si tenemos en cuenta que no me creo que tu madre viviera sola e indefensa en el peor barrio de la ciudad; sino que era un drogata; y que para pagárselo hacia lo de siempre; y termino como casi todas: cuando más se drogaba mas necesitaba trabajar más o coger los que nadie quería. Un cliente drogado o una pelea por la droga y ser acabó. ¿Me he equivocado?
- ¿Pero qué cojones estás diciendo subnormal…?- dice el cogido en su trampa.
- Ya. Te cogió un tipo muy malo que porque si se cargo a tu madre, pero a ti, que le podrías atacar por la espalda o denunciar no te hizo nada. Bueno, nada no: te obligo a mirar, lo que sale en todas las películas, pero en muy pocos casos reales. Y un tipo drogado, por lo general suele ser violento y brutal, pero no tan terriblemente sádico. A mí me lo vas a decir. Un detalle curioso: no me dijiste tu edad. Y a mí me parece, que por ello ya eras grandecito, quizás adolescente. A mí me parece que intentas descargar el odio acumulado hacia ti mismo por no defender a tu madre, o por las drogas que condenaron a tu madre: de fijo que te comportaste como un mierdas, y que te escondiste mientras no podías dejar de mirar mientras le mataban; así que te metiste en la droga para olvidarlo. De todas formas te diré que yo odio a las putas, pero sobre todo odio a los hijo de puta mentirosos como tú. ¿A cuántos yonquis has matado porque si, para que tu pudieras resarcirte de tu cobardía, cabrón?
- Esta conversación se acabo. Es hora de morir.- dice el levantándose.

sábado, 2 de octubre de 2010

El Bueno, el Feo y el Malo

Agarro el móvil. Se lo que me espera. Es el momento final. Miro el reloj: han pasado cinco minutos desde que el tipo se escapo corriendo a dar la alarma. La poli tardara otros cinco como mucho. Tengo que darme prisa,
- ¡Hola, buenas noches!!Bienvenido, hijo de las tinieblas!!Te has cargado al muñeco de Michelin, ya o no, pequeñín!
- ¡Pues todavía no, pero dame tiempo!!Pero a lo mejor te pillo a ti y te parto los catorce huesos de la cara uno por uno, chaval! ¡Así que eres tú, hijo de puta!
- ¡Pues claro! ¡No pensaras que iba ser tu tía la de Cuenca, ¿verdad? ¿Sabes? Llevo viéndote toda la noche bailar y lo haces realmente bien. Aunque el Lobo casi te mata, y el Chino saltarín ese del bar también te hizo lo suyo ¿Eh? ¡Y tardaste lo suyo con el gordo! ¿Eres una puta mierda, no?
- ¡Y por lo que veo tú te crees Terminator, pero ya que estamos ¿Cuando quedamos para salir de marcha y bailar un poco tu y yo?
- ¿Por qué no hoy mismo?¿Dentro de una hora, que tengo que ir al médico primero, ¿Sabes? ¡Dice que tengo las piernas rotas! Pero creo que podre contigo en silla de ruedas.
- ¡Estupendo gilipollas!
- ¡Bueno, pues como creo que te crees muy listo, te voy a hacer un juego! ¡Nos vemos en una hora en el sitio que sea 1, 2, 3 y 4, ¿Ok?
- ¡Ok!
- ¡Ciao, cariñito! ¡Nos vemos!!Un besito, cuídate, da recuerdos, ¿eh? Paz.
Cuelga. Me giro al ancho de huesos.
- Ya no me sirves.- hundo la navaja con precisión en la carótida. La otra la atraviesa la tráquea al compas para que no grite. El tipo me mira con cara de no comprender nada.
- Sabes… No te iba a matar ¡En serio! Serian una gilipollez hacerlo y dejar pruebas tan evidentes para que me condene. El tipo de fuera, la cámara de seguridad… Pero en esta conversación he aprendido dos cosas. Si no mato yo a ese tipo, me mata él. O sea que la poli me va a pillar y a condenar a perpetua seguro, o muero. Así que mas me da matar a uno y a otro. ¡Ya puestos a ir a la cárcel de por vida, quiero hacerlo bien! No te enfades, no es nada personal. Cuídate, Nos vemos.
Salgo del baño mientras el tipo agoniza mudo en el suelo. Cojo el coche tranquilamente (el mercedes del gordo, por supuesto) Conecto la radio para pasar desapercibido y me dirijo a Oviedo de nuevo. Tengo que pensar para resolver el acertijo, pero lo primero es lo primero. Haber… son las 5.30. La pelea está programada a las seis y media. Pero no puedo negar que me atrae la idea. Va a ser la pela de mi puta vida. Sera como en los viejos tiempos. Los buenos viejos tiempos. ¡Joder como duele todo! ¡Malditas drogas, nunca son suficientes! Me coloco con lo que puedo, me chuto a aspirinas, bebo alcohol como un cosaco. Me vendo las heridas como puedo. Me pongo hielo que compro en una gasolinera. Compro comida en una máquina expendedora, Una vez hecho eso, aparco el coche en un callejón e intento dormir, aunque con el chute no puedo, pero reposo una hora más o menos. A las 6.15 me despierta el reloj. Ahora tengo que pensar. En veinte minutos tendré que matar.

viernes, 1 de octubre de 2010

Hasta que llego su Hora.

- ¡Habla! Mataste a Johnny y me quisiste cargar el muerto a mí, ¿Verdad?
- ¿Quién cojones es Johnny?
- No me toques los cojones, gilipollas. ! El punkarra ese de la cresta!- pero parece decir la verdad. Parece desconcertado.
- ¡Ah! Yo no lo mate.- era lógico. Este tipo no es el adecuado para pillarme de sorpresa por detrás, eso fijo.
- ¿Entonces quien? ¿Lobo?
- ¿Ese? No. El hijoputa ese sabía demasiado de nosotros, porque había trabajado con nosotros, y nos conseguí kilos de grifa de la buena. Era el enlace con una sección de…
- Las FARC que os la proporcionaban.
- ¿Cómo…?
- Muchos colombianos de nombres raros. Pocos se llama Vladimir Ilich, como el hijoputa del coche. Poco están tan armados con esa tecnología.
- Podrían ser un cartel, ¿No?
- Podrían. Pero eso explicaría mejor porque el tipo era un punkarra cabrón. No me imagino a uno de esos trabajando para mafiosos.
- Bueno, el caso es que nos traiciono. Se puso a trabajar para una banda rival, creo que tenía que ver con etarras. Nos metió una partida de droga envenenada, para que muriesen varios yonquis seguidos en poco tiempo y la pasma lo investigase. Y cuando descubrimos su juego empezó por cambiarnos el millón que teníamos para emergencias por un millón falso.
- ¿Era falso?
- Claro, cojones. ¿No me iba a ir corriendo si eran de verdad, no?- yo ya lo sabía, por eso se los tire en llamas. Mucho me estañaba que aquello estuviera allí. No tenía lógica.
- Sigue.
- Mandamos a un tipo a que se lo cargase.
- ¿Por qué no Lobo, o tú’
- Yo no me mancho las manos. Y Lobo no puede ni ir a un hospital. ¿Por qué crees que lo deje en su casa en vez de llevarlo a uno? Esta más fichado que yo que sé. Además, la gente lo había visto con Johnny varias veces. La relación era clara. Y no era un mierdas precisamente. Tenía los cojones muy, muy grandes.
- No hace falta que lo jures. Si os la jugo como dices, los tenia realmente de piedra. Continua.
- Mandamos a un tipo y se lo cargo por diez mil pavos. Fin,
- ¿Y porque me tenis que salpicar con vuestra mierda?
- Yo no hice nada, te lo juro. Yo no sé ni quién es. Solo hable con el por teléfono. Me lo recomendaron los colombianos. No se mas.
- ¿Quién cojones es?
- No lo sé, Cuando te vi entrar en el restaurante pensé que eras el, que te habías vuelto loco y salí por patas. Pero luego, cuando te vi pelear por Lobo, supe que no eras tú- y continua mientras adivino la respuesta- porque el Lobo le duro un asalto, y a ti casi te mata.
- ¡Ya será menos, gilipollas!- pero mientras intento hacer como que voy de sobrado me acojono, porque veo en su cara que está diciendo la verdad. Un tipo con la navaja al cuello no miente. Ahora recuerdo lo que le hizo a Johnny. Si ese tipo es así, no es que sea duro. Es que su mirada raya el diamante. -¿Por qué le metió a Lobo?
- El Lobo es subnormal. Aunque yo lo dije que no lo hiciera, dijo que tenía que cargarse a Johnny con sus propias mano, que le había afrentado, o no sé qué cojones,. Que tenía una deuda de honor. Así que se reunió con nuestro hombre en un callejón para decírselo personalmente. Le duro… nada.
- Bueno, tengo que hablar con él. ¿Donde está ahora ese hijo de puta?
- Quede con él para mañana para pagarle lo que le debía
- Llámale. Ahora.
- Como quieras.- Se levanta como puede y saca el móvil del bolsillo. Suena a restallar en ese preciso instante. Espera. No el del gordo. El mío. O mejor dicho, el de Johnny. Que hijo de puta…