miércoles, 29 de septiembre de 2010

Karate a muerte en Bangkok

Estoy cansado de decir esto, pero estoy muy jodido. Hasta el cuello. No puedo respirar y estoy indefenso como el gato de mi abuela. Dentro de poco comenzare a asfixiarme. Lucho con todas mis fuerzas pero es imposible sobreponerse a esta masa. ASI NO VOY A SALIR. Si Pudiera alcanzar la navaja… no llego y mejor lo dejo, porque como la vea la puede agarrar el y hacerme pedazos. Y mi otra navaja no la puedo coger desde esta posición. He de salir a hostias, pero en algún sitio sin toda esta grasa. Estoy cada vez mas jodido. Su puta rodilla se está clavando en mi columna y está tirando de mi pecho hacia atrás, Me va a romper la espalda como una rama seca. ¡Ya sé! !Sus ojos! Le meto los dedos hasta el fondo:
- ¡El que no ve no combate!- grito.
El tipo se lleva las manos instintivamente. Me libero un poco, y con mi mano experta, le empiezo a girar y doblar los dedos. Es acojonante lo que puede llegar a doler esto. Los dedos son el lugar que con el mínimo esfuerzo, logras un daño máximo y lo incapacitas para luchar. El tío chilla e intenta librarse a la desesperada, yo le dejo pero provengo para desequilibrarle y liberarme, me escurro debajo de él y le sacudo con el tacón de la bota en la mandíbula.. ¡Por fin puedo respirar, hostias!!Por fin libre! Me levanto, pero también lo hace igualmente rápido. Como el hígado va a estar bien protegido mi diestra le revienta los morros. Pero es jodido, porque con la altura que tiene llego mal y me tengo que acercar mucho; y aunque le duele de verdad, de repente su diestra se dispara como un cañón y me alcanza en los pulmones. No me ha reventado las costillas de milagro, y no me caigo porque choco contra la pared. Mientras boqueo, me grita triunfante:
- ¡El que no respira, no combate!
Ríete hijo de puta, ríete mientras te queden dientes. Quizá no te pueda ganar a hostias porque eres un mulo, pero hay otras formas de ganar. Pero yo tengo la cabeza en su sitio, a pesar de lo que pueda aparentar. Voy a utilizar contra ti la misma técnica que Ali utilizo contra Foreman en el combate de 1974. Haber gilipollas. Voy a anular tu físico y te voy a meter en mi terreno. Me coloco de espaldas a la pared, me cubro bien los costados con los brazos y meto la cabeza entre ellos y dejo que se acerque cuerpo a cuerpo. El gilipollas me da, pero como entre la pared, yo y el no hay apenas espacio, no puede estirar bien los brazos y con la poca trayectoria no puede darme fuerte. Y si no me da en los costados para lanzarme el hígado o en la cara puedo soportarlo bien. Da una y otra vez, sin comprender mientras yo le devuelvo alguno para picarlo, el tipo se enfada y perdiendo el control, me engancha por los brazos, momento en que yo aprovecho para golpearle la nuez con el filo de la mano. A esta distancia retrocede boqueando como un pez. Ahora que esta distraído, recuerdo mis tiempos de futbolista y encuentro la respuesta. Le lanzo una patada lateral con la punta hacia el lateral de la rodilla, quizá si el tío fuera más rápido, podría haberla esquivado, con lo que me pesa la bota… Demasiadas hamburguesas.
Un crujido seco me indica que he ganado. Con lo que pesa, sus articulaciones deben de sufrir una tensión enorme. Al correr y hacer movimientos rápidos, las presiona aún más. Un golpe y rompen sin problemas. Se derrumba como una tonelada de ladrillos.
- El que no camina no combate.
Una patada en la cara le tira la cabeza contra un meodromo. Antes de que pueda recuperarse le meto dos patadas mas en el pecho apuntando a las costillas para que se de cuenta de que todo ha acabado. Pero no lo entiende e intenta levantarse con la pierna rota, intenta cruzar un golpe, pero está muy inestable: lo esquivo fácilmente y le reviento la nariz de una hostia. Cae contra su cara contra un espejo y lo rompe en mil pedazos.
- ¡Eh! ¿Que está pasando ahí dentro?- grita el gasolinero.
- ¡Ocupado!- respondo yo.
Se oyen gritos afuera. Me da igual, creo yo que la policía tiene mejores cosas hoy que hacer. Puedo tomarme mi tiempo. El tipo se apoya sobre la rodilla buena e intenta conéctame un directo, pero ahora no tiene ni fuerza ni puntería; lo esquivo, le agarro la muñeca y con mi pierna se la rompo por tres sitios. Su mano cae al suelo muerta y grita, pero aun chiolla mas cuando mi tacón se clava en ella. Se acabó. Agarro la navaja y se la coloco al cuello:
- ¿Cómo era? ¡Ah, sí! El que no respira no combate.
Míster Ronal MacDonald intenta librarse, pero le sajo la mejilla izquierda con un solo giro:
- Amigo, tengo una noticia buena y otra mala. La primera es que ya no vas a ser un esclavo de la multinacional Gillette. La mala es que tenemos que hablar. Tranquilo, amigo. Creo que tenemos mucho de lo que hablar.
- ¡No me mates, tío!- dice todo acojonado.
Con mi navaja le agarro de la corbata, se la corto y le seco el sudor de la frente con el trozo.
- Hablemos.

lunes, 27 de septiembre de 2010

When the Worlds Collides

Lo miro fijamente, ojo contra ojo; y entonces, aparentando toda la tranquilidad que puede aparentar un tipo navaja en mano, ensangrentado, hostiado y dopado hasta las cejas; le suelto muy lentamente:
- No tienes cojones para disparar. No-tienes-cojones. No. Porque... sabes que te verían salir corriendo, y queda un cadáver, te pillaran enseguida. Te ha visto el de la gasolinera entrar, si se oye un disparo y te ve salir corriendo se acordara de ti y te cogerá la matricula. Y si no te ve, o no se da cuenta, te cogerán las cámaras de vigilancia. Y te pilla la policía en dos días, si te pillan la matricula. En resumen: No-tienes-cojones.
- Entonces- veo en sus ojos que duda, que se retuerce en la incertidumbre, que no se va a atrever, mientras le tiembla la mano- Entonces… Tu tampoco- gana confianza mientras lo dice- Vas a tener huevos a matarme a navajazos y salir corriendo, ¿verdad?
- No-. Dejo caer el arma. Miento para que suelte el arma, y porque lo voy a necesitar vivo para que hable.
- Bien, acabemos con esto mano a mano.
- ¡Eso es hablar!
El se quita la chaqueta de su maldito esmoquin blanco impoluto. Lleva un chaleco y una camisa de seda rosa que deja entrever unos brazos musculosos, grandes como troncos de árbol, mayores que los de Lobo. Cojonudo. Me encanta la educación física de este país: este no aguantaría ni diez minutos de carrera continua pero fijo que levanta la de su madre en pesas.
- Antes de empezar- le digo para acojonarle, como él me acaba de acojonar con sus brazos- te diré algo bonito: yo le partí la cara al Lobo.
- ¿Ese mierdas? ¡Todo cuento! A ese lo tumbo yo de la primera hostia!- dice alegremente.
Lo dice sin reflexionar, porque es evidente que el Lobo era un buen luchador. Era duro, muy duro, y sabia pegar donde hace daño de verdad. Un poco flipado de ver pelis americanas, pero bueno. En cambio, este tipo de gente suele ser los peores luchadores, lo que menos daño aguantan: están acostumbrados que su apabullante físico acojone al rival que no se mete en peleas casi nunca. Y cuando se meten, un par de hostias y se acabo todo. Pero yo no juego a su manera. Yo he recibido ni se sabe cuántas hostias, me he tirado de un coche a doscientos y me duele hasta el alma de lo dopado que voy, así que estoy muy cabreado y soy perfectamente capaz de partirle todos los huesos uno por uno. Además, como no empiece rápido a bombear sangre al cuerpo, me da un paro del dope. Así que ahora muevo yo.
Me abalanzo rápido sobre él y le cruzo la cara de un revés. El tipo resiste bien me responde con su zurda: me cubro y absorbo casi todo el impacto. Mi espalda rompe un espejo y los cristales corren por mi nuca. Respondo con una hostia a una parte de su cuerpo no recubierta de grasa: una patada en la espinilla, donde el hueso está a flor de piel, suele joder bastante. El tipo chilla como una nena; aprovecho y le meto otra en todos los morros, le sigo dando contra la pared. Joder, soy subnormal. Como he podido… Solo quería que me acercara, está claro. Retrocede, da un salto y se lanza sobre mí. Quiero decir que se LANZA SOBRE MÍ. A esta distancia, me manda con toda su jodida inercia contra el suelo, cuando yo como un gilipollas intento frenarlo quedándome de pie y tratando de resistir solo empeoro las cosas (joder, quien pensaba que era ¿Conan?), y de milagro no me revienta como una bolsa de patatas vacía contra las baldosas. Me cae encima como una tonelada de ladrillos y comienza a asfixiarme.

domingo, 26 de septiembre de 2010

La caza del Octubre Rojo

La gente monta en los coches y escapan a toda hostia, con la pasma pisándole los talones. Pero no el gordo y el Lobo, que estaban en un rincón con el coche y que esperan que pasen todos. Yo me recupero como puedo, y aunque es una pena dejar que se escape este mierdas, ya lo matare cuando tenga ocasión. Además, tiene una pistola y podría utilizarla si se ve forzado.
Remonto la cuesta a toda hostia, trepando como puedo apoyándome en la navaja y veo con alegría que el gilipollas que escapo delante de mí ha dejado el coche en medio de la carretera. He de darme prisa, porque el Gordo está escapando ya. Me monto y los sigo a distancia razonable. Normal que lo abandonara: es robado. Tiene una foto de una familia y todo. En fin. Sigo a mi ritmo el coche de delante. Al rato, el Lobo se baja se despide y se marcha a su puta casa. Por mi, perfecto. Sigo al gordo, haber si me lleva a su casita, donde podremos charlar y lo que surja, el yo, a solas con una botellita de champan francés, la luna de almohada y las estrellas de sabanas.
Pongo la radio a todo lo que da para que no se fije en mi, que parezca el típico fiestero despreocupado, que vuelve de marcha. Al llegar a la gasolinera Shell de delante del rio Nora, detiene el coche y se para. Un pureta le viene a echar gasolina. Esos mercedes gastan mucho. Freno en la parte del agua y el aire y espero, haber que hace. El gordo se levanta y se va a los servicios, que están en una caseta aparte. Bien, un segundo. Con un gesto rápido abro un bolsillo secreto de la chaqueta. Saco una jeringuilla y una goma. Cargo la jeringuilla con mi mezcla favorita: una formulita que me enseñaron cuando hacia deporte en mis tiempos mozos, mezcla anfetas, coca y algún ingrediente secreto. Te aumenta el pulso, te inyecta adrenalina a saco y te pone a tono como para correr la maratón. Normalmente la droga no me lo tomaría, porque me puede provocar paros cardiacos, pero no me queda otra. Con la goma me busco la vena, me picho rápido (otra cosa que no debería hacerse) y grito de dolor cuando eso me entra como hierro fundido por las venas. Un segundo después puedo romper el mundo, si hace falta.
Entretanto, el gordo entre y se pone a mear, silbando tranquilo. Que cojones. Espero a que termine para entrar. No quiero que muera con la vejiga llena y lo ponga perdido todo. Es una pena no terminar esto en su casa, pero esto es la solución más rápida. Puede que en su casa haya más matones. Pienso terminar esta noche, eso fijo. Mañana la poli ya estará en mi pista, cuando encuentren mi ficha, y será solo cuestión de tiempo que me trinquen.
-¿Quién fue el primero en forjar la mortífera espada? Su alma salvaje era de puro acero.
-¡Tu!
- No, yo no,… Tíbulo. - Saco la navaja. – Quiero jodidas respuestas, gordo. Y las quiero ahora.
-¿Crees que te tengo miedo, subnormal?- retrocede y saca una pistola. Esta a tres metro. En línea recta.
Creo que esto me va a llevar más tiempo del que pensaba.

sábado, 25 de septiembre de 2010

I'm Comin' Home - Murder by Death

Veo bajar, tranquilo, y confiado, a un hijo de puta, mientras el resto espera arriba, sabiendo que no hace falta que bajen todos para liquidarme. No puedo soportar la idea, que, después de partirme la cara con los tíos más peligroso, me vaya a matar un gilipollas de estos, con esas puntas pintas. He perdido la partida por pasarme de listo, por confiar en la suerte. No tenía muchas oportunidades, ni la más mínima en realidad de ganar, pero quise negarlo y hacerme el duro. Soy un subnormal, después de todo. Después de todo, todo lo que he hecho es inútil. Voy a morir. Pero yo siempre me he dicho, que si voy a morir, siempre querría hacerlo de pie.
Junto fuerzas para levantarme, pero tropiezo y caigo. Lo intento de nuevo, pero no soy capaz, los brazos no me responden. Me arrastro como puedo hasta una roca y la utilizo para encaramarme encima, y lograr levantarme.
El tipo se acerca tranquilamente y se queda a dos metros de distancia. Desde arriba me llega el sonido de las risas de los otros. El gordo está muy feliz, pero el Lobo no, supongo que querria matarme el. Desgraciadamente para los dos, no será posible. Me asesinara un maton de tercera en un puto descampado a punta de pistola. Esa idea no deja de cruzarme la mente y me hace pegar un grito de desespero. Con un hilo de voz susurro a ese cabrón:
-¡Un mano a mano!! Un mano a mano!
Pero el tipo se descojona:
- ¿Tu te has visto chaval? No quisiera hacerte daño.
- Un mano a mano y…-cojo aire- Veremos quien hace daño a quien.
-¡Héroes! ¡Siempre haciendo el gilipollas hasta el final!
Se lleva la mano a debajo de la chaqueta. Estoy muerto. Me prerparo para un ultimo intento suicida de… Pero el hijoputa tiene ganas de bromear, porque lo que se saca es un mechero zippo, y se enciende un puro tan tranquilo.
-¡Mátame hijo de puta, mátame!!A que cojones espera!
- Hace una noche maravillosa, ¿Verdad? Un poco fría, pero una buena noche- dice señalando las estrellas- Bonita luna llena. Una preciosa noche, si.- y lanza el humo lentamente.
-A qué coño esperas, gilipollas ¿Me vas a matar o no?
-¿Qué prisa ahí?- dice y se encoge de hombros.- Yo no tengo prisa. ¡Eh vosotros,¿ tenéis prisa?- dice preguntando a los tipos de arriba. Ello contestan entre risas que no- ¿Ves?¿Quien tiene prisas?¿Tu tienes prisa?
Ríete lo que quieras hijo de puta, pero una cosa tengo claro. Nadie se ríe de mí. Te voy a matar, hijo de la gran puta. Ellos me mataran luego, pero yo juro que te mato como si tengo que hacerlo a mordiscos.
Saco la navaja y digo:
- Creo que voy a recortar la espera con esto, soplapollas.
- No, no amigo.No- y desfunda un revolver pequeño de la sobaquera. He perdido.
Ni siquiera me responden las piernas. Ni siquiera me voy a poder vengar de este puto mierdas. Nada, Joder, nada, Joder, NADA.
El tipo echa otra calada como si tal cosa y levanta la pistola hasta la altura del hombro. Apoya la otra mano también y entrecierra un ojo:
Me empiezo a descojonar.
-¿Qué cojones te pasa?
-Vaya mierda de asesino. Ni siquiera saber disparar. No sabes, que cuando se dispara no se puede entrecerrar un ojo, porque es necesario tener los dos abiertos para calcular las distancias. Eso es parte de primero da la FP de asesino, subnormal. Ni eso sabes.- Me giro a los otros. -¡Lobo! Hazme un favor, baja tu y mátame! ¡Que me mate uno que sepa, no este subnormal!
Oigo risitas por arriba, descojonándose de su compañero.
- Bueno, se acabo prepárate a morir.- escupe las palabras según las dice.
- ¿Cómo prefieres que me ponga? En plan fusilamiento con los brazos abiertos, de rodillas, con las mano en el corazón…!
- Que te follen, mamón!
Se acabo. Pero no le daré el placer de suplicar ni de verme llorar, ni nada por el estilo. Moriré orgulloso…
Pero no puede ser.. ¡la policía! Nunca me he alegrado más de oír las sirenas. Los tipos de arriba comienzan a meterse en los coches y ha echar a patas. Ahora, mientras las sirenas se acercan, el tipo duda de quedarse o escapar.
-¡Vamos duro, dispara!- le digo yo- ¿No eras tan duro? Pues dispara a sangre fría delante de la policía. ¿No eras un asesino? Un asesino no lo dudaría.
El tipo duda, no se atreve. La pasma suena cada vez más cerca. Está claro de que es un mierdas y no lo va hace. En el último segundo se da la vuelta y echa a correr. No ha habido cojones a hacerlo, ¿eh? Que basura.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Death Rides a Horse

Salgo corriendo, me meto en el coche del tipo y salgo quemando rueda a toda hostia. Pero he debido pasarme de listo descojonándome por la radio y haciendo el gilipollas. Es un error mortal creerse que se sabe más que el enemigo dijo alguien, y yo lo corrobora en mi propia estupidez. En la guerra no te puedes equivocar dos veces, y no te equivoques, te guste o no esto es la guerra ahora.
Por la radio empiezan a sonar frases entre ellos, y veo cuatro o cinco coches detrás de mí. Su pepino debe de estar dopados hasta las llantas, porque me están cogiendo la distancia en pocos segundos. Un flipado que ha visto demasiado películas saca una pistola y abre fuego. Que estupidez, como le recriminan sus acompañantes enseguida. No existe todavía quien acierta desde un coche en marcha a doscientos a otro coche en marcha a doscientos. Podría dar a alguien que estuviera por ahí, pero fijo que avisa a la policía. Acelero a fondo, derrapo en las curvas, freno más tarde. Pero ellos saben un rato de conducir también, y me están cogiendo. Estoy jodido. Muy jodido. Llegamos a un puente y hay una subida. Entonces utilizo mi táctica favorita: freno en seco. El coche de detrás intenta frenar, pero yo soy más listo y en el último segundo acelero a fondo. Por unas decimas el coche de detrás no choca conmigo, pero el que iba detrás de él no tiene esa decima y si lo hace, reventándole el culo. Tampoco lo hace el tercero, pero si el cuarto y el quinto. Por la radio se cagan en mi puta madre, pero me descojono de ellos.
El cuarto me adelanta por la izquierda como un rayo, pero yo me a reviento contra él y los dos empezamos a soltar chispas mientras hacemos el afilador contra el quitamiedos. Pero el quita miedos se convierte en un trozo de hormigón al final, y cuando lo ve intenta frenar pero yo le había adivinado las intenciones y freno también, así que no puede girar y se revienta sin remedio. Un tipo salve volando de la hostia por la luna y se desparrama por la carretera.
-¿Qué pasa, no has visto las campañas de tráfico?!Hay que ponerse el cinturón, chaval!
El otro coche que estaba intacto me adelanta por la derecha y me golpea costado a costado, pero puedo mantener el coche en la buena trazada; cuando va a repetir la jugada ya lo estoy esperando; freno un poco, y aprovecho que ha intentado meter me el morro girando hacia la derecha para golpearle la culera hacia la izquierda con mi propio morro en un golpe lateral, y aunque pierdo un faro el trompea y queda en medio de la carretera.
-¡Ju-ju-ju!!¿Qué te pasa, Schumacher?! ¡Ya no das más?- le grito por la radio.
Sin embargo los otros tres ya me han dado caza, y esquivando el coche como pueden se lanzan contra mí, uno me adelanta por el exterior de la curva pero yo lo aprovecho y derrapo en latera a él, empujándolo contra fuera de la carretera y haciéndolo montar acera;… Otro me ataca desde el interior, pero esos coches tan bonitos no estaban preparados para las hostias y el mío que tiene más envergadura gana el asalto y logro empujarlo fuera de mi camino.
Llego a la rotonda y la enfilo como puedo, derrapando por un lateral. Pero se acabo, ha cambiado mi suerte, porque uno de ellos no da la curva si no que decide montarle y hace un recto, me impacta por un lateral y me da una hostia guapísima, casi me mata. Odio esos trucos sucios cuando no soy yo quien los hace. Intento mantenerlo, pero piso la acera y reviento la rueda. El amortiguador y la dirección también están jodidos del golpe. Freno de milagro e intento seguir, pero ya es inútil. Otra hostia me alcanza por detrás y me nada contra un muro. Cuando voy a girar trompeo gracias otro golpe y monto otra acera. Pierdo el control. Me tiro en marcha y caigo rodando terraplén abajo. La hostia es cojonuda, y me raspo entero. Que hijos de puta. Veo que detienen los coches y comienzan a bajar para rematarme. Son más de diez. El Gordo y el Lobo también están, observando a lo lejos desde otro coche. Y yo no puedo ni moverme, joder. El cuerpo no me responde. Estoy muerto, joder.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Die Hard III: with a Vengance

Tal como estoy, mejor que no me vea nadie. Encuentro mi pistola, tirada en un rincón. No lo ase fijo, pero debí perderla o tirarla cuando salí del local. Sea como sea, tiene el cañón doblado, seguramente la tire o le caímos encima. Da igual porque no pensaba llevarlas. No es mi estilo. Son demasiados ruidosas. Demasiados impersonales. No te dejan sentir la vibración de un cuerpo agonizante, ni deja correr su cálida sangre por la plan de tu mano.
De todas formas, después de que me he cargado a Lobo, no creo que nadie en su sano juicio quiera meterse conmigo. Yo mismo no me lo creo todavía, pero ahí está en el suelo, el hijo de puta. Bien, Voy a la trastienda. Mesas de billar rotas. Tragaperras estropeadas. Cajas y botellas. Nada más.¿ Y el gordo? Quizá haya dobles armarios. Debería comprobar las distancias con…No tengo tiempo y no quiero estar aquí cuando el tipo se levante. Tengo un plan.
Salgo, a toda hostia y me piro corriendo hasta donde deje el coche del gordo, le hice el puente antes, así que solo lo dirijo tranquilamente hacia la puerta de la sala de juegos. Me zampo unas aspirinas, me empolvo la nariz y le doy a la botella de vodka negro del bueno que robe de la trastienda. El cerebro no sé cómo me aguanta todavía, pero el estomago no y vuelvo a hacer amago de vomitar, aunque como no tengo nada de momento resiste. Espero y descanso un poco, que me viene bien, y con alguna cosa que encontré en el botiquín y lo que sé, me medio curo como puedo.
Me divierto cortando papel con mi navaja de mariposa. No tardan mucho en salir. Lobo… y el gordo. ¿Dónde cojones se escondió? Con su tamaño deberían darle el Guiness. Miran a todos lados, pero no me ven y se meten en un mercedes de paquete. Les sigo a una distancia prudencial, dejando el espacio de un coche entre nosotros dos. Conduzco discretamente, como ellos, para no llamar la atención. Van hacia las afueras, hacia Lugones o por allí. Pero al llegar a cuatro caños coge una desviación y empieza a meterse por calles. Me voy separando, me meto por alguna bocacalle para despistar y les doy toda la venía posible, pero no les pierdo de vista nunca. Parecen que se dirigen a Parque Principado o por ahí. Bueno, no importa. Pasare por lo que una vez fue mi casa. Pero al llegar a una rotonda, se desvían hacia un poblado próximo con mala pinta. O yo soy muy gilipollas o estos se dirigen a un lugar vigilado por guardias armados hasta los dientes. No tengo muchas oportunidades de seguirlos y seguramente ya habrán llamado para decirle que cuidados con visitas. Además quedaría muy sospechoso que entrara con ellos. Me desvió hacia el Ikea y aparco el coche. Bajo por el aparcamiento hasta debajo del puente del Nora. Hacía tiempo que no volvía por lo que un día fue mi casa. Entro en n mi chabola y agarro lo que deje allí un día por si lo necesitaba: gasofa y colorante de naranja, unas cuerdas, que había dejado enterrados por si un día los necesitaba Todavía recuerdo cuando entre a robar colorante de naranja en la fábrica de refrescos de aquí al lado…. Se va a armar pero bien. Vuelvo en coche hasta la entrada lo dejo allí, me meto por la sebe y me voy arrastrando sigilosamente a la par de la carretera, sin dejar de vigilarla. Veo otro puente y una bajada en curva hacia el poblado, pero delante de mí en la carretera hay un coche parado y un tipo de sombrero de serpiente vigila la zona tranquilamente con los focos encendidos. Seguramente vaya armado. Bueno, qué más da. Dejo los matorrales aquí y voy arrastrándome en paralelo despacio, muy despacio, hasta llegar a su par. El tipo esta como aburrido pero tiene la ventanilla bajada y el seguro de la puerta echado y habla por un Walki talki, así que tiro una piedra a un lateral. El tipo ose extraña, mira por todos lados y finalmente baja. Cojonudo, Seré rápido, lo prometo. Solo que antes le coloque la navaja en el cuello para que diga por la radio que no le pase nada, porque le juro que no lo mato si lo dice. Ahora ya me puedo fijar en la carretera, que baja hacia un montón de casa. Un que está cerca de la cresta, campo a través por una pendiente hacia abajo, esta iluminada y varios guardias acechan en la puerta. A saber de qué mafia son. Sicilianos, colombianos (este gilipollas lo era o lo parecía) o lo peor etarras. No sería raro, todo el mundo sabe que utilizan la droga para financiarse y tiene vínculos con grupos anti sistema. Seguro que han acojonado a las familias y han tomado el pueblo como punto de reunión. Bueno, una cosa esta clara, no puedo entrar a saco ni por detrás. Hay demasiados guardias y todos parecen armados. Una bala y se acabo. No, no puedo entrar. Pero no puedo esperar mucho o terminaran por descubrirme por bien que me esconda. Así que es hora de pasar al plan de Venganza. Voy al Lexus, lo arranco, lo pongo en punto muerto y lo acerco. Meto dentro al tipo muerto, le ato los pies al pedal y enciendo el motor. Tengo pocos segundos antes de que vengan a preguntar. Haber, joder, haber. Saco el maletín y desparramo el dinero por dentro; con la mezcla que he hecho de gasolina y colorante he obtenido napalm; y ahora es tiempo de que les coloque la último hit de Napalm Death. Solo tengo un intento… Enciendo el coche y lo enfilo hacia la bajada. Piso a fondo, apunto y … me tiro en marcha. Los guardias empiezan a acojonarse y dar voces cuando ven que se les caen encima un coche a toda hostia colina abajo, pero no pueden hacer nada. El coche bja a toda hostia y se arrevienta contra la casa de los hijos deputas que estaban allí reunidos; cuando a la mezcla le llega una chispa revienta en una explosión de llamas, algún guardia y el dinero también, y el coche empieza a arder a toda hostia. Me asomo a la carretera y empiezo a gritar en son de triunfo por el Walkie talkie contestando a sus gritos:
- ¿Qué cojones pasa allí arriba, Sánchez?
- ¡Yi-pi-ka yei, hijos de puta!
Los guardias se empeñan en ponerlo más fácil disparando al bulto desde su posición. De noche, a esta distancia y en movimiento no acertaría ni Robin Hood. En realidad, poco importa, porque he ganado la partida. Es posible que hayan acojonado a mucha gente para que no hablen, pero cuando para parar el fuego tendrán que llamar a los bomberos, o vendrán ellos solos, y los tiros alarmaran a la policía. Cuando lleguen y muevan sus ojos por aquí, empezaran a hacerse preguntas (por ejemplo, porque hay un tipo muerto a cuchilladas conduciendo un Lexus que se ha estrellado e incendiado con Napalm con un millón de dólares dentro, o porque hay disparos a las cuatro de la mañana) Y en cuando investiguen un poco se les acabo el tinglado. Tendrán que huir o serán cogidos, primeros unos y cuando hablen esos mierdas, todos. Solo les queda un acto de venganza posible, pero ya por desquite: matarme a mí. Pero veremos si lo consiguen. En realidad, ya solo me queda eso.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La Cruz de Hierro

Pero el se ríe en mi cara. De su costado saca un puñal de cazador.
-¿Te he enseñado mi puñal gintsu, chico?
Se jodio el asunto. Atrapado en mi propia trampa. Si lo intento a puñaladas, su cuchillo es como el doble que el mío. Demasiada ventaja para él. Y parece saber manejarlo tanto como yo. Nos miramos fijamente unos segundos, sin pestañear. Este tipo tiene honor, a su manera. Dejo caer mi arma. El deja caer el suyo, automáticamente. Tendré que garle limpiamente, donde llevo todas las de perder.
Me abalanzo. El dispara un misil con la diestra. Se va a dar con la segunda parte más dura del cuerpo humano: el cráneo. Gracias a su curvatura reíste muy bien los golpes directos. Aúlla de olor; pero yo quedo unos segundos como tonto, pero rápido le busco un punto no protegido por sus músculos: su nuez. Lanzo el punto más duro del cuerpo (el codo) contra él, El tipo cae para atrás boqueando como un pez fuera del agua. Pero esto no ha acabado aun. Le empiezo a dar hostias desde todos los lados, pero su hígado está bien protegido tras una muralla de músculos abdominales.
El tipo se chupa seis o siete hostias sin pestañear y me lanza uno a ciegas que logro esquivar fácil. Es un golpe de tanteo con la zurda, lo que me indica que me prepare contra la diestra, que dará el verdadero golpe; que se descarga brutalmente contra la pared. Un grito le surge del alma, haber si con suerte se ha cascado todos los dedos de la mano. Le sacudo otra en la mandíbula, pero no logro hacer que gire, que es cuando se queda seco. Ahora me he dado cuenta que he cometido un error fatal. Todos estos golpes me han acercado a él, he entrado en su terreno, un terreno donde su cuerpo y la potencia marcan una diferencia abismal entre nosotros dos. Cuando me doy cuenta, e intento retroceder, dejo una obertura; me engancha un fogonazo en el pecho que me tira de espaldas. Todo el pecho me arde y ahora estoy sin aire. Se tira sobre mí como un animal intentando estrangularme con los dos brazos. Intento liberarme pero no puedo. Un segundo más y estoy muerto…Pero tantas hostias me han cascado varios dientes, me arranco uno y se lo intento clavar en un ojo. El tipo se defiende retirando una mano y agarrándome por la muñeca…. Es la mía o muero. Coloco el diente entre el dedo índice y pulgar. Le arrojo el diente y le doy en el ojo, cuando se limpia la sangre dolorido, saco mi segunda navaja y se la clavo en el bíceps derecho. La navaja se queda allí cuando se retira él; el tipo aúlla y me puedo separar, por fin. El se levanta, y con un gesto que me acojona, se saca el cuchillo con un solo movimiento, lame la hoja y la tira lejos descojonándose(toda mi fuerza y no le he atravesado bien el bíceps, que ¡Hijo de la gran puta!. Me levanto a toda prisa y me doy cuenta de que como me enganche otro me manda al otro barrio en billete de primera. Esto es el envite definitivo.
El tipo se lanza como un puto animal y ha lanzado su diestra como un cañonazo (con la mano rota y el brazo atravesado! Que puto loco!) con todo lo que es capaz de dar. Llega incluso a echar todo el cuerpo adelante para dar mayor impulso; pero desgraciadamente para él; todo ello ha telegrafiado el movimiento con un año de antelación. Echo la cabeza atrás… no sé si será suficiente… ¡Si, lo fue! Necesito una distracción ¡Las cintas quedan flotando en el aire un instante! Es cuestión de reflejos…. Las agarro con la zurda, tiro de ella, descolocándole los agujeros de los ojos, taponando su visión, el tipo echa su cabeza hacia atrás de forma instintiva… Ofreciéndome todo su jugoso cuello…! Lo sacudo con el filo de la mano en la nuez! Cae, cae, ¡Hostias cae! Se acabo. Se acabo. Soy el mejor. Gane. No, no, me duele todo. No gane. Simplemente, sobreviví.

martes, 21 de septiembre de 2010

O.K Corral

- Hola mi amor, ¿soy yo tu lobo?
El se ríe socarronamente y sin más se ajusta la máscara por detrás con las cintas; se coloca bien los guantes hasta medio dedo y se retoca las pulseras de hierro macizo. Deja caer su gabardina marrón, dejando ver unas espaldas de dos metros de ancho por lo menos. Lleva una camisa de tirantes muy ajustada, (negra, con dos tibias cruzadas en blanco); para resaltar sus increíbles pectorales. Es una bestia parda, aun si le comparamos conmigo. Su enorme pelambrera, el aliento a vomito y todos los dientes rotos hacen bastante por su apodo. Me hace ademan de que espere con la mano, enciende la radio y suena:
- Hoy en Radio Kerrang… Slikpnot….! Before I forgueted!
- Lo oyes cielo… Es nuestra canción –me dice sin parar de reír y se abalanza sobre si sin más miramientos. En el segundo que tarda en caer a plomo encima de mí me pongo a pensar en mis posibilidades. Ninguna. Un momento… ¿Y mi pistola? ¿Donde cojones esta?! Eh, el tío! Pero la enorme masa de sus puños no me encuentra porque una decima antes me he tirado al suelo, he agarrado el taco que había dejado caer, me he levantado y como si fuera un bate de beisbol se lo he reventado en la cabeza a saco. El taco se astilla en mil pedazos, pero quedo agradablemente sorprendido cuando el tipo retrocede un par de pasos y vuelve a la carga sin más en apenas un segundo. Con la sorpresa me gana la acción, me empuja y me caemos sobre la mesa de billar. La mesa se rompe. Sus dedos agiles ya enlazan mi cuello cuando sus gráciles puños ya me han roto los labios en dulce sinfonía, como si fuera el Lago de los Cisnes en versión hardcore. Sus manos me troncharan la garganta en medio segundo. No puedo pensar, pero agarro una bola de billar del suelo, y se la reviento en los dientes de lado. El tipo afloja, momento en que aprovecho para separar las manos y para meterle un rodillazo en la mandíbula. No sé cómo ni porque, pero salgo volando y me estallo contra una cristalera. Puede que en las películas parezca divertido, pero en la vida real una catarata de cristales te deja como carne picada. Eso fue algún golpe sobre humano. Es ahora cuando me doy cuenta que contra este tipo no soy nada, soy mierda, soy menos que eso. Es tan listo y hábil como yo, y por lo menos el doble de fuerte y de resistente. Lo único en que le gano es en agilidad, quizá sea una buena cosa si hay que salir por patas. No lo puedo ganar en una pelea limpia. Saco la navaja. Lo voy a hacer a mi modo. Esto va a muerte.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Tocata y fuga en re menor

Reviento la puerta que da a la sala de juegos de una patada y entro con la navaja en una mano y la pistola en otra. Los tipos se me quedan mirando como esperando una señal. ¿Dónde esta el gordo? No lo veo. Da igual.
-¡Contra la pared hijos de puta!!Contra la pared o me cargo a este hijo de la gran puta!!Soltad las armas!
El viejo no dice nada, pero esta cagado. Los macarras retroceden gruñendo y a regañadientes contra la barra que está detrás de ellos. Se quedan allí mirándome fijamente. No tiran las armas. No son tontos. Saben que si las tiran, me los cargo a todos a balazos. A esta distancia no sería difícil. Me coloco de espaldas a la pared contraria y poco voy avanzando hacia la puerta. Poco a poco me voy pegando a ella para llegar a la puerta. Ellos no dejan de mirar con odio, esperando el momento oportuno para caer encima mía. Se creer muy duros porque son cinco contra uno y no tengo ninguna oportunidad en un combate cerrado. Ninguna, si peleara a su manera. Abro la puerta con la mano izquierda, la de la navaja; y con el tacón la abro completamente:
-Diversión, es diversión, pero no puedes pasarte la noche bailando.
Es posible que alguien me espera fuera por la espalada, y este tipo ya es un estorbo. Con un tajo rápido, antes de salir, le rebano el pescuezo. Con una patada lo reviendo hacia adelante, para que cubra mi huida. Los tipos tropiezan con él y se forma una montonera, pero se recuperan y salen corriendo detrás de mí.
No hay nada más cobarde que una multitud. Para complacerlos, hago como que corro, los que los hace muy valientes. A nadie se les ocurre cerrar la puerta. Corren pero obviamente unos más que otros, por lo que se van distanciando, y a fila de a uno. Cuando llego a un paso de peatones freno en seco. El más rápido no le da tiempo a frenar, y le reviento la mandíbula, y lo dejo seco en el suelo. El segundo intenta frenar pero es tarde: le alcanzo en el hígado y queda desecho de dolor en el suelo. Ahora que las cosas están más igualadas, me encaro con el resto. Se paran todos, mucho más clamados. Avanzo seguro y confiados contra ellos. Ellos retroceden un paso hacia tras y se lo piensas mejor. No pueden disparar en medio de la calle. Sin armas y cara a cara no son tan gallos. Demasiado tiempo acojonando la gente sólo con mirarles mal; si algo pasaba sacaban la cacharra y acojonaban con ella. Seguro que alguno de estos no sabe ni disparar. Doy otro paso. Otro más. Otro. Despacio, no se vean muy jodidos y saquen fuerzas de la desesperación. Pare eso elegí un cruce de carreta, para que pudieran escapar hacia un lateral. Una alimaña acorralada es peligrosa. Hacia el lateral, cada uno por su lado. Vencí esta batalla. Pero aun me queda una guerra por ganar.
Me dirijo de nuevo al salón de juego, a buen paso, tranquilo y confiado. Antes de entrar oigo pasos viniendo y miro: el macarra de siempre, que no ha tenido bastante todavía. Me mira desafiante, pero yo no tengo tiempo para jugar y hago como que retrocedo acojonado (por casualidad, claro hasta un cubo de basura cercano); agarro una botella del bidón del vidrio sin que me vea mientras se me tira encima y se la reviento en la cabeza.
- Hail to the King, baby.

Cuando entro no veo nadie cerca. El cadáver del tipo sigue ahí, retorciéndose de agonía mientras intenta sin conseguirlo cerrar la hemorragia. Paso pisándolo a posta y reviso la sala de juegos para saber si hay algo interesante. Hay alguien en la sal. Alguien jugando al billar. Me acerco. Está jugando muy tranquilo, y me da la espalda. Voy hacia el muy tranquilo, sin dejar de vigilar el taco; de pronto, como si supiera en que estoy pensando deja el taco apoyando contra la mesa y se vuelve. Que susto me acaba de dar. El muy friki lleva una máscara de calavera atada con una cinta que le llega a media espalda.
Pero cuando comprendo quien es, me acojona más que con la máscara. Su nombre es Lobo. Un hijo puta de los de antes, de los que ya no quedan. Se supone que es el tipo que mas hostias reparte de todo Oviedo. Fue boxeador de pesos pesados, campeón de Asturias, y subcampeón de España. Pero perdió porque el combate estaba amañado. Se encontró con un bar con el campeón (el Espartano lo llamaban)y el otro con la bebida se descojono de el delante de su novia. El Espartano no era ningún mierdas, precisamente, se metió en el boxeo cuando un ojeador le vio meter a ocho tipos a la vez en una discusión de tráfico. Pues bien, le rompió cinco dientes, le desencajo la mandíbula; y le reventó el bazo. Lo mando a la UVI. Y tuvo que pagarle 24.000 euros en concepto de gastos de cirugía plástica para que le reconstruyeran la cara. Le había arrancado la nariz de un mordisco.
Esta amenazado de muerte por la mafia colombiana, porque una vez estaba de guardia en un garito d primera en Marbella y quiso entrar un tipejo con un sobrero de ala ancha.
- Usted no sabe quién soy yo, ¿Verdad?
- Tu sí que no sabes quien soy yo, enano.
Como se pudo pesado, le metió un buen par de hostias y le tiro al cubo de la basura. Se levanto, saco un machete de treinta centímetros y fue a por él. Otro buen par de hostias y de cabeza al cubo. Volvió es misma noche con otros tres. Les metió a todos. Le quemaron el coche a los dos días, pero cuando se entero de quien fue el saco un ojo con un trozo de la luna que había guardado para la ocasión. Medalla de bronce en lucha grecorromana. Expulsado por romperle un brazo al profesor en una discusión. Casi nada.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Ocean' s Eleven (hagan juego)

En el momento que vamos a empezar, entra de nuevo el macarra de siempre y le dice a su jefe:
-Jefe deme una orden y me cargo a este gilipollas. A cuchillo. Sin disparos. En un momento.
- Vamos a ver chaval. ¿Tú te crees que es tan imbécil como para traer el dinero en ese maletín que tienes delante? Esta vacio, anormal. Pero el y yo somos hombres de honor, a nuestra manera. Cuando le gane me dirá donde está el dinero.
Ambos sabemos que mentimos. Ni él me va a dejar salir ni yo le voy a decir nada. Yo no creo que sea un hombre de honor. Y el intento matarme a la primera oportunidad. La cosa es ver quién es más listo. Conozco a estos tipos de sobra. Siempre quieren demostrarte lo mucho que te superan, lo inferior que eres.
-¿Y si no lo hace?
-Lo matas. Lenta y dolorosamente.- me mira con satisfacción, le ordena que se pire y se quita los guantes. Se recoloca las gafas y es en ese momento cuando le digo:
-Antes de empezar. ¿Fue usted quien creó el diseño del cuadro?
-No, no me dedico a eso. Mi afición es la lógica matemática, no la pintura. Deme números y fórmulas que yo hare dinero. Por eso me metí en esto: era una forma rápida de ganar dinero.
Y este tipejo que tengo delante tiene los cojones de hablar de honor. Reconoce que vive de la droga para hacer dinero y habla de honor. Y yo que me he cargado a no se cuanta gente hablo del honor. En fin.
-Bien, creo que es justo que empiece yo, ya que usted ya me ha puesto a prueba una vez. También creo que es lógico que sea una partida a muerte súbita, como si fuera un combate real.
-Por supuesto. Estoy ardiendo en deseos de comenzar. Pero antes, permítame:
Desenfunda una pequeña pistola negra Walther PPK y la coloca encima de la mesa.
La sostengo en mi mano un instante y le digo:
-Buena arma. Pequeña y discreta pero peligrosa. Le pega mucho.
-Gracias.
Yo saco mi navaja preferida y la coloco igualmente encima de la mesa.
-No es un poco ordinario-dice el, mirándola con desdén cuando la inspecciona,.
-Le aseguro que un combate callejero no hay arma más útil.
-Bueno puede ser. Al fin y al cabo tiene más experiencia en eso que yo.
- ¿Comenzamos?
- Claro.
Desgraciadamente para él, no parece estar familiarizado con la doctrina de que las batallas se ganan mucho antes de desenfundar el arma. Yo le hice la pregunta y comprobé el arma por una función. Las dos cosas encajan. Tiene una mentalidad matemática, lineal, en definitiva. Es incapaz de ver más allá de sus gafas, de sus ecuaciones, de los procesos químicos. Por mi perfecto.
- ¿Sabe? He cambiado de opinión. Empiece usted, por favor.
- Oh, como quiera.
He ganado antes de empezar. Ni siquiera se ha dado cuenta cuando le dejo empezar para terminar más rápido. A ver lo que me ofrece.
El tipo es rematadamente tonto. No se le ocurre nada mejor que ofrecerme el desafío de Einstein. Debe pensar que soy retrasado. Aunque no lo supiera podía resolverlo fácilmente, si tuviera tiempo. Pero no lo tengo, por lo que suelto la respuesta a bocajarro tras hacer que me lo pienso un poco. El tipo se queda con cara de tonto y me contesta alguna incongruencia para demostrarme lo listo que es. Ahora voy a terminar con esto por la vía rápida. Cojo la baraja y me coloco sus guantes que están sobre la mesa. Coloco tres cartas sobre la mesa formando una hilera vertical y la cuarta formando un ángulo recto con la primera.
-Moviendo una sola carta debes de hacer un cuadrado. Tienes dos minutos.
El tipo se centra sobre las cartas, sin tocarlas, claro; pero concentrado sobre ellas. Hace cálculos en un papel, pronto ve la paradoja y empieza su fin cuando se le va la cabeza y se desespera; se le ve a la legua que está acabado. Pasa el tiempo….
-Se acabo. Has perdido.
-¡Pero! ¡Esto no puede ser!!Es imposible…
Muevo la última carta de la vertical para que haga un ángulo recto con la que ya formaba uno y sale la figura de un cuatro. Lo señalo:
-El cuadrado de dos. Lógica lateral.
Se acabo. Gane. ¿Ahora, que te pasa, gilipollas? ¿No eras tan listo?¿De qué te vale ahora tus carreras, subnormal?¿De qué te vale toda la lógica matemática cuando te enfrentas a un problema no lineal? Claro.
- Le voy a hacer una pregunta, subnormal. Una vez a un estudiante le dijeron que como, con un barómetro, se podía saber la altura de un edificio. ¿Sabe lo que contesto?
- No
- Que si querían una respuesta típica, bastaba con hacer unas cuantas ecuaciones cambiando la presión en metros. Si querían la respuesta más sencilla, como se suponen que hacen los científicos, darle el barómetro al conserje a cambio de que le diga la altura. Ese tipo era Bohr. Era un genio .Y usted es gilipollas .Jaque Mate
El tipo finge que va a empezar a hablar, cuando se abalanza sobre la pistola, pero yo hago lo mismo y… el está más cerca. No es tonto y la había colocado cerca de él. Es rápido como una serpiente. Me apunta.
- Bueno, parece que perdí, pero después de todo, no importa.¿ Donde está el dinero?
- No se lo voy a decir. –le digo muy tranquilo.
- No me creo que por muchos cojones que tenga, no le tema a la muerte, así que comience a cantar o me pondré muy, muy desagradable.
- ¿Podría dejar de poner esa pose de malo de película barata? Estoy cansado de oír su puta voz de pito de los cojones.
- ¡Bueno, ya está bien! Dígame donde está el dinero y lo matare de un tiro entre ojo y ojo. No lo diga y le vació el cargador empezando por las piernas. O quizá prefiera que mis matones le saquen los ojos con destornilladores, o le hagan ver su lengua en la garganta. ¿Sabe que eso es una corbata colombiana? Pues tengo un tipo ahy fuera...
- ¿Sabe? Es usted igual de gilipollas que el macarra de la puerta. ¿Por qué cree que no me asuste cuando me puso el arma en la nuca?¿ Por que soy muy valiente? No, la muerte asusta a cualquiera. ¿Entonces, porque, pequeño tarado? ¿Por qué inspeccione el arma antes de empezar?
El tipo mira a su alrededor sin comprender. Piensa pero no lo pilla, me encañona la frente con el arma, y entonces yo le digo:
- Si me quiere amenazar, quizá fuera mejor empezar por quitarle el seguro al arma, ¿no cree?
El tipo aprieta el gatillo, pensando que miento para distraerlo. Pero no pasa nada, claro. Mi navaja le secciona las nervios que van a la muñeca por debajo de un corte limpio. La pistola cae de la mano inerte y yo le quito el seguro y se la coloco en su sien. Pero mi situación no es buena. Cinco gorilas armados me esperan fuera, y solo tengo un rehén para ganar tiempo.
P.D Lo del concierto se cancelo. Nos vemos el lunes si no hay novedad

jueves, 16 de septiembre de 2010

007 contra el Doctor No

Meto toda la pasta rápida lo más rápido que puedo en una bolsa de platico de la basura y me piro. El dinero no me sirve da nada pero puede ser una moneda de cambio con los hijos de puta que me la han montado. Por lo visto nadie llamo a la policía, los vecinos deben estar acostumbrados a ver cosas raras y deben saber lo útil que es guardar silencio. En el interior también halle varias bolsas de droga, así que me coloco me gurda una bolsa nueva; me bebo lo que puedo de sake y me meto varias aspirinas para los dolores. Como es obvio que esta mezcla no es buena para el estomago, este opta por reventar. Me tiro en una esquina para vomitar a gusto. Me levanto, y salgo de nuevo a la calle.
El lexus sigue aparcado allí, por lo que el gordo no escapo muy lejos con sus kilos a cuestas, eso es de cajón. ¿Pero adonde fue?¿Izquierda o derecha? Ya que no movió el coche y este esta apuntando hacia la izquierda, hay mas posibilidades de que haya ido hacia la derecha, porque no hubiera tenido que maniobrar para salir hacia la izquierda, y maniobrar no es bueno si te persigue un tipo a las tantas de la mañana medio puesto y matando gente a navajazos. Es una corazonada. Voy calle abajo.
Sigo calle abajo, mirando a ambos lados. Es inútil, no veo nada raro. Podría haberse metido en un portal o en una tienda y no lo vería jamás y ahora empieza a haber cruces de carretera. Se jodio. Me fijo en las casas circundantes. Bar, cerrado, tienda de chucherías, casa de juegos, talleres, iglesias… ¿Se habrá escondido en la iglesia el muy cabrón? Hace tiempo, una de las reglas del juego es que las iglesias eran zona neutral (bueno, y los colegios, y las tiendas no relacionadas, y los hospitales. Hoy en día las reglas son mucho más simples: No hay reglas) Podría ser…Pero ¿Casa de juego he dicho? Pues sí. Eso canta a lavadero de dinero a kilómetros. Me acerco. En la entrada hay coches buenos y caros, otra buena señal. Hay luces. Muy bien. Si me persiguiera un loco y tuviera una banda, me reuniría con ellos para sentirme seguro. Claro. Ahora está todo claro. ¿Cómo entro? ¿Que Hago dentro? Bueno un profesor mío me dijo alguna vez que si quieres las respuestas adecuadas tienes que hacer las preguntas adecuadas. Pues creo que voy a hacer las preguntas adecuadas. Llamo a la puerta muy educadamente:
Un tipejo con pinta de macarra de barrio con chupa de cuero abre la puerta de par en par y me encañona con una pistola.
-Buena pipa, esa Desert Eagle 50.¿Sabes?Yo tenía una, pero la cambia por una Magnum 500, que es como más de mi estilo.
-Te quieres reír de mi, gilipollas. Entra, o te arreviento los sesos contra el bordillo- ruge mientras escupe.
-¿Si? Eres más duro de lo que pensaba. ¿De verdad me vas a pegar un tiro en medio de una calle a las tres de la mañana?
El tipo se cabrea y amaga con apretar el gatillo. Entro, y muy educadamente me quito el sombrero. Miro por la sala y veo a cuatro gorilas con las armas desenfundadas y a mi amigo el gordo, con un viejo de gafas que no conozco de nada. Miro al gordo y le ofrezco el sombrero con la izquierda mientras le digo:
-Caballero, creo que este sombrero le pertenece. Se lo olvido la otra noche en mi Club cuando discutíamos amigablemente de Schopenhauer mientras jugábamos al ajedrez. Creo que en ese momento se sintió indispuesto y tuvo que abandonar la sala con cierta prisa…
-Tienes que tener muchos cojones o estar muy mal de la cabeza para venir aquí esta noche.
-¿Sabes? Es la segunda vez esta noche que oigo esa frase.
-Te crees muy listo. Pero si vas a morir por nada, no puedes ser tan inteligente.
-¿Sabes? Tienes razón? Morir sin motivo sería muy poco inteligente. Así que no moriré por nada. Por nada no, amigo, por un millón de dólares.
El viejo me mira fijamente, impresionado. Pero el gordo no se inmuta.
-No te creo, hijo de puta. Y aunque lo fuera, a mi me eso no me importa una puta mierda.
-No esperaba razonar contigo así. Pero quizá con esto, si- y le tiro el santo que tenía en el salpicadero del Lexus- Es muy fácil abrirlo. Basta con colocarle un rollo de papel higiénico ardiendo debajo para que la alarma anti incendio abra directamente las puertas del coche. Bonito coche. Lo aparque en un sitio nuevo. Este maletín- lo enseño, porque lo saque de su coche- vale mucho, pero seguro que nunca creíste que valdría un kilo y un coche ¿Eh?
El gordo no se aguanta más y se tira con la mano a mi muñeca, la del maletín. Mal movimiento. Aprovecho su enorme impulso para apartarme y zancadillearle. El tipo cae de rodillas mientras le luxo el codo y yo le pongo la navaja al cuello. Siento como me apuntan con sus armas y el tipo del principio me pone la pistola en la nuca.
-¿Arma en la nuca estilo etarra? Está claro que eres un puto mierdas.
El tipo se cabrea y me va a disparar cuando el que parece el jefe dice:
-No, disparos aquí no. ¡Este sitio está limpio!
El de la chupa de cuero deja caer la pistola y saca una navaja automática del bolsillo de la chaqueta. Cundo lo va a blandir detrás mía le meto una coz y lo tumbo patas arriba.
-¡Ya basta!- grita el jefe.-¡Suéltalo!
-¿Y si no quiero, que va a hacer? ¿Patalear y decirme lo duro que eres?.
-Suéltalo y hablaremos.- me dice suavemente.
-Ok.
Me ofrece un buen asiento en una mesa de póker, en la trastienda. Un camarero se me acerca:
-¿Una copa, señor?
-Si, por favor. Un chispazo.
Mezcla el Martini y la Coca-Cola en su justa proporción y me lo ofrece.
-¿Ese es un chispazo? Haber, enseña la mano…-Echo el Martini en la copa, saco la navaja y le pincho la punta del índice. Recojo la gota de sangre en el vaso y digo: -Esto es un chispazo, amigo.-El golpe de efecto me quedo cojonudo, a juzgar por cómo me miran.
-Bueno, bueno… ¿Qué me ofreces, señor Químico?- es fácil deducirlo. La pureza de la coca era muy alta para no darse cuenta. Y no iba a ser ninguno de los gilipollas de los gorilas.
El otro enarca las cejas, cruza las manos enguantadas en cuero y continúa:
-Veo que eres un tipo listo. Aunque no lo parezca, yo disfruto de los desafíos mentales como tú de las peleas. Que hayas descifrado el secreto del cuadro prueba tu inteligencia. No te tengo muchas posibilidades de desafiar mi mente en mi trabajo, o con esta gente. Así que te ofrezco un desafío mental de juegos lógicos. Si tú ganas, te digo las respuestas. Si gano yo, pierdes y me das el maletín (y mueres, añado yo)
-Bueno, está bien, No contemplo la posibilidad de perder.-pongo el maletín encima de la mesa.
-Muy listo.- Me ofrece una baraja de cartas. ¿Quieres embarajar, por favor?
¿Una partida de póker? Muy simple. Esto esconde más. Este tipo lleva guantes. ¿Guantes para jugar al póker?
-Lo del arsénico en las cartas es un truco muy viejo, ¿No crees?
El se ríe y me dice:
-Eres un tipo realmente listo. Creo que voy a disfrutar mucho con esto.

martes, 14 de septiembre de 2010

The Ecstasy of Gold

Ahora que he solucionado este asunto, me fijo en el cuadro. La típica cascada, bien, que cae desde la típica cima de la montaña, con un peñasco con un árbol a la derecha de la imagen, y otro más a la izquierda, más o menos a la misma altura.. Más o menos en la mitad de la otra montaña, la grande. Sendas escaleras ascienden en diagonal hacia la cima de las dos montañas pequeñas. Esta en tinta azul, es una imitación barata de un cuadro chino zen de principios del siglo XVI. Intento moverlo, pero no puedo. Esta como clavado a la pared. Miro el lateral y veo que es metálico. Esconde algo detrás, quizás lo que estoy buscando. Quizás sean respuestas.
Muy bien, ahora toca darle a la cabeza. Haber pistas, pistas necesito pistas… ¡Vamos joder, no tengo tiempo!!No te pongas nervioso, no te pongas nervioso… Reviso el cuadro parte por parte, dividiéndolo en cuadriculas imaginarias…Quizá así…No, no veo nada raro. ¡Haber! ¿Ese subnormal lo descubrió y yo no voy a poder?!Los cojones! Tiene que haber algo! Ya sé! Quizá haya que encontrar una diferencia entre el de la foto del calendario y este! Me lo saco del bolsillo y los comparo punto con punto con una lupa de bolsillo. Lo escruto hasta que me sangran los ojos, pero nada. ¿Y si despierto a Fumanchú y se lo pregunto? ¿Sabrá la respuesta? No, mejor no correr riesgos innecesarios. Además, a un tipo tan gilipollas un jefe listo no le daría ni su número de móvil. Haber piensa! ¡Cojones! !Reviso el cuadro de nuevo, punto por punto! Un viejo en la cima de la montaña, un tipo pescando debajo… No veo algo evidente. Este problema tiene algo que se me escapa…Miro el calendario, le doy la vuelta, lo vuelvo a mirar, le giro, lo golpeo, lo araño… que cojones puede ser… Haber pienso en el tipo que lo resolvió antes que yo…Era subnormal…Punk…Anarka… Anti sistema… A ver si el enigma era difícil y el hallo la solución debió apuntarla por algún sitio, me imagino, dado su nivel intelectual jodido por la droga, por lo que no se acordaría ni de su abuela…Y debieron matarlo por abrir esto, así que no tuvo tiempo de esconderse o esconderlo (eso lo espero, no lo supongo)…En una esquina tiene dibujado una A de Anarquía en rojo… quizá sea esa la clave, de algún extraño modo. Puede que... porque un anarka trabaja en un chino? El restaurante se llamaba Lao-Tse, pero eso ¿Qué tiene que ver? Es un sabio taoísta, ¿No? El taoísmo y el anarquismo son filosofías con pensamientos comunes, ¿no? ¡Buen comienzo, sigue! Y ese cuadro es zen. Que está relacionado con el taoísmo. Perfecto. Así que hay una relación entre esas tres cosas. La lógica que debo hallar no es lineal, rígida y continua, es lateral, oblicua, como esas filosofías, que no son dogmaticas ni lógicas. No piense en el cuadro. Fúndete en el. Rio montaña, monte, monte. Rio montaña, monte, monte. El agua cae, fluye. El sabio que está arriba mira hacia abajo tratando de comprender lo que ocurre a sus pies. Eso me representa a mí, mirando el cuadro. Bien. Ya lo pillo. No trates de cruzar el rio, parece querer decir. Únete a él. Si mirara el cuadro desde su posición, como si fuera tridimensional, desde arriba quizá… ¿Que vería?
¡Espera! Las cimas forman un triangulo con respecto a la otra cima!!Y las escaleras que ascienden a la cima… son las patas de una “A”! De una A de anarquía, como el hijo puta que se supone que mate!!Claro! Trazo con sangre la A de anarquía encima del cuadro, y dibujo el círculo rodeándolo. Justo donde se junta el circulo y el vértice de la A esta el anciano, mirando hacia abajo; y en la vertical (justo en el centro de la abertura de las dos patas de la “A”,) hay un tipejo pescando encima de una roca, alegre pero…no tiene nada en la caña!!Falta el pez! ¿Si esta alegre donde está el pez? …Aprieto donde se supone que debería estar el pez… Y no pasa nada! No puede ser! ¿Me habré equivocado? No todo, encaja perfectamente. Entonces…Ya está! La felicidad no está en el pez en sí mismo, está en el pescador, que se alegra. Le aprieto el sombreo cónico y… y el cuadro se desliza sobre unos raíles a su derecha.
Un millón de dólares. Una cifra por la que… vale la pena matar. Vale la pena morir. Vale la pena arder en el infierno.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Kill Bill (Volumen I)

-¿Tu eres chino o es que te da el sol de cara?
El tipo no contesta, pero sé que le jode, que es lo que cuenta. Que se olvide de lo que sabe y que se cabree conmigo, que me quiera matar a hostias sinsentido, porque ahí lleva las de perder. Pero de momento no pica y me sigue incitando con la mano, de acuerdo, si es lo que quieres, por mi; conforme. Veamos de que estas hecho, hijo de puta.
Me abalanzo sobre el de improviso, y le tiro el puño a la mandíbula, por que tiene el hígado protegido y bajar el brazo, podría, además, favorecer una obertura que le permitiese contraatacar.
Pero el tipo es rápido como un rayo: cuando estoy a punto de alcanzarle, me propina una brutal patada en la mandíbula desde el lateral, me quedo medio seco justo cuando me restalla otra. Esta con la zurda y desde abajo a arriba; me manda al suelo. Hijo de puta. Grandísimo hijo de puta. Me cago en su puta madre. Como da. Tiene las piernas largas, extremadamente largas, y las hace restallar como látigos. Sabe dar con ellas-eso es obvio- debe saber Muay-Thay, Kick boxing o alguna mierda de esas, por lo que no me puedo acercar cuerpo a cuerpo, donde mi mayor musculatura y resistencia se impondrían; porque me va a mantener a distancia con sus piernas. Y tampoco le puedo dar una patada porque soy más lento, y como me las agarre me parte la rodilla y se acabo lo que se daba.
Me levantó. El tipo ha sido suficientemente listo para no irse al suelo conmigo, porque entonces perdería la ventaja de sus piernas extra largas. Es listo, el hijo de puta. Estoy jodido. Pero es entonces cuando saco lo mejor de mí mismo. Me levanto como un obús y le intento meter en toda la cara, pero más lento, para que me dé tiempo a reaccionar; su patada giratoria ya viene a mi mandíbula pero mi mano derecha esta preparado y le bloqueo el golpe y le agarro por el tobillo. Ahora vas a ver. Pero el hijo de puta se alza de un salto y me restalla la pierna contra el lateral del pecho. No lo veo llegar y me la como de pleno. Me derrumbo. Por poco me revienta una costilla, el cabrón.
Me levanto, furioso, e intento arrearle en todos los morros con fuerza. Pero el hijoputa me esquiva con facilidad, gira sobre sí mismo descargando su pierna derecha sobre mi cabeza; pero la zurda gira como un torbellino hacia el otro lateral. Pero en vez de chocar contra mi brazo o mis dientes; acaba de descubrir porque tire la navaja tan aparatosamente: porque tenía otra. Se clava el acero a la altura del tobillo, aunque no se seccionan ningún nervio importante, y retrocede retorciéndose de dolor y chillando; ahora es la mia. Me lanzo con el cuchillo en ristre, el tipo lo esquiva, pero se ha descuidado, al centrarse en el cuchillo de mi otra mano; y lo que no esquiva es el puño con el que le reviento la cabeza(o al menos lo intento): el tipo no se ha dado cuenta que he pasado la navaja de la zurda a la diestra para liberar el brazo. El golpe le duele, pero responde con una rodilla francamente cojonuda. Pero no tiene distancia y al preparo poco, por lo que no me da bien del todo, aunque duele bastante, no jodio nada importante. Su puño me golpea en la muñeca y me quita la navaja, pero para hacer eso tuvo que meterse en mi radio de acción. Intenta alejarme, pero no lo consigue. Me da, pero yo sigo atizando puños por todos lados, como si no pensara, como si solo quisiera reventarle como fuera. Entonces empieza a perder los nervios y entra en mi juego, devolviéndolos como sea. Acaba de entrar en el terreno en que me desenvuelvo, el de las peleas callejeras sin reglas ni técnicas, a muerte.
Ahora que está en mi terreno, le meto un derechazo fuerte, justo por encima del hígado, donde hay una costilla flotante. Es un golpe preciso pero, dado que tengo que apuntar, lento, si hubiera seguido perlando a su manera, intentado esquivarme, nunca lo ubiera conseguido. Es lo malo de las artes marciales, solo sirven mientras tengas la mente fría. Solo sirven para el primer golpe.
Siento la costilla astillarse bajo mi puño, y me retiro observando su gesto de dolor cuando astillas del hueso penetran en su hígado, y como gime de dolor puro y se derrumba agarrándose el costado. K.O técnico. Gane.
Pero cuando me vuelvo, el tipo se levanta de un salto.
Debería ir a un hospital, y rápido. Tiene que estar muy mal de la cabeza para hacer algo así.
-¡Rendirse va contra el espíritu samurái!
Lo confirma.
Se lanza sobre mí ignorando el dolor y me sacude un puñetazo en toda la jeta. Lo tiene jodido, muy jodido para ganarme en una pelea a puños. Le sacudo con el codo en el tabique nasal, para que se le quiten las ganas de volver. Se derrumbo con un torrente de sangre, pero se vuelve a levantar y me sacude en el tobillo. ¿Ves? Por ahí ya vas mucho mejor. Me desequilibra. Me da otra. Pero era otra trampa. Fingí para cebarle. Cuando me lanza la otra, ya estoy preparado. Le agarro por el tobillo con una mano y por la otra por el muslo, y con mi rodilla en medio despejo la equis de la ecuación; tiro de el hacia mi; e ignorando como puedo sus puñetazos le barro la otra pierna libre con la mía; ahora que no tiene apoyo ninguno utilizo mi rodillo de palanca y le rompe la pierna por dos sitios y la rodilla en tres. Ahora el tipo grita, más fuerte que antes, pero le agarro por el pelo y le sacudo contra el suelo hasta que para de retorcerse. Por fin.

viernes, 10 de septiembre de 2010

30 Segundos sobre Tokio

¡Qué barbaridad de coche! Debe llevar 12.000 euros solo en extras. Debe ser un pez gordo, un pez muy gordo. Para tener este coche no hace falta tener dinero. Hace falta tener dinero. Pero no un camello cualquiera o un matón. Esos aunque tengan dinero si lo hicieran le `pillan enseguida. Hace falta tener un puesto aparente de empresario en alguna empresa potente, para blanquear el dinero, o te pillan enseguida. Camellos y demás, si van al concesionario y sacan noventa billetes antes de que salgan ya está la policía esperando a la puerta. Debe ser un jefe mafioso de cuidado, de mucho cuidado. Esto va a ser gordo, muy gordo, y va a terminar mal. Pero! Que cojones!!Me encanta!
¿Qué hago? No puedo entrar por la puerta, que además está cerrada. Pero oigo ruidos, están cenando dentro. Las cortinas están echadas, no se ve nada. No puedo entrar a ciegas…Espera. Me meto por el callejón de al lado, que seguramente dará a las cocinas. Están trabajando, porque sale de dentro un humo blanco y olor a a rroza y pescado. ¡Bien! Pico al timbre. Grito:
-¡Kang!!Traigo los rollitos de promavera!
Abre un cocinero chinorrio y dice:
-¿Qué Kang?!Aquí no hay ningún Kang!
Le agarro por el cuello de la camisa, y tiro hacia abajo con fuerza, así le reviento la nuez con la rodilla mientras con la otra mano la navaja sde le clava en el pecho, un movimiento que tengo muy ensayado y que lo mata mientras le impide gritar.
-Da igual, yo tampoco traigo ningún rollito de primavera.
La navaja hace un trabajo rápido mientras entro a toda prisa. El otro cocinero me ve e intenta echar a correr mientras que yo, pero yo corro y lo alcanzó:
-¡Un momento amigo!!Llevo muerte para dar y tomar!- y le reviento la cabeza contra la esquina de la encimera.
-Esas manchas de sangra salen muy mal, ¿sabes?!Deja de sangrar, haz el favor!
De repente se oyen voces y entra un pinche mientras grita:
-¿Qué coño…?
Pero ya lo estaba esperando. Le engancho por el cuello mientras digo:
-Me gustaría decir algo ingenioso…
La navaja le hace una sonrisa en el cuello…
-¡Pero no se me ocurre que cojones decir!
Disfruto un poco mientras le veo retorcerse, pero recuerdo que no estoy aquí por el placer y que estos arroceros hacen mucho ruido al morir, y es posible que mi presa sospeche. Entro en el comedor con una patada que revienta la puerta, para que quede más peliculero.
¡Cuando dije que el pez era muy gordo, no me refería a que pesase quinientos kilos! Es un negro enorme como un armario y parecido a un gorila afeitado. Hablando de gorilas, creo que uno de los cocineros no está muerto y comienza a gritar. Pero veo poco probable que llame a la policía.
Con un gesto lento, el gordo se levanta, se quita la servilleta del cuello y me mira fijamente. Ahora que se levanta, debe de medir dos metros veinte por lo menos. Lleva un precioso traje ingles blanco, impoluto; una corbata también blanca y gafas de sol redondas de patillas de oro. Aprieta los dientes y me mira fijamente, irguiéndose cara a cara. Pienso en mis posibilidades. Este tipo tiene pinta de poder aguantar doce o trece hostias sin pestañear. Yo no creo que le aguante tres. Cuatro como mucho. Lo veo negro-y no es un juego de palabras, pero no me puedo echar a tras porque si ves que tiene miedo estas perdido.
El negro se levanta, inspira… y ¡Echa a correr! Con sus ocho mil kilos a cuestas. Acojonante. Yo no lo he asustado, lo he visto en su mirada, he visto el desprecio en sus ojos; a este tipo no le asusta nada ni nadie. Tiene que hacer algo gordo y urgente. Algo muy gordo y urgente para salir corriendo delante de mí y quedar como un puto acojonado. Me regodeo en la victoria y le insulto:
-¿Dónde vas Michelin!! A socorrer un coche en la mediana! ¿A hacer de chicane?
Pero mis ojos captan algo enseguida, allí está el cuadro. Es el mismo, no hay duda. Pero alguien me está observando. Me giro.
Tengo ante mí el hijo ilegitimo de Bruce Lee. Mide poco, más que yo en una cabeza,, lo que ya es decir. Alto y espigado. Lleva una cinta en el pelo que le llega a la espalda. Lleva una camisa negra, de esas que llevan los camareros. Se la desabotona botón a botón, con la mano izquierda únicamente, reservando la derecha junto a su muslo. Cuando se cae la camisa, se ve una increíble musculatura fibrosa. Se pone a botar de un lado a otro, como un puto subnormal que ha visto demasiadas películas. Da grititos ridículos, se abre de patas totalmente, se levanta a la inversa y juega desencajadose los omoplatos, luego inspira profundamente y me invita a ir con la mano.
Yo me cuadro, me restallo el cuello, y los puños y con suavidad dejo caer la navaja, teatralmente. Va a ser un mano a mano precioso.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

A Battle We Go

Camino sin parar mientras miro por encima del hombre de cuando en cuando. El tipo es un guarro desliñado, de gorro rojo y pintas de malote! Dios, como odio a esos tipos! Se creen la ostia de duros, pero son todos unos mierdas, con sus camisas medio rotas, sus gafas de sol en una noche de invierno y su cigarrillo sempiterno!
El tipo no es un mierdas, pero no es rival para mí. Esta fibroso, pero poco más. Fijo que se ha pasado la vida fumando porros y no le quedan ni dos neuronas sanas. Talla normal, delgado, no parece llevar armas….Poca cosa más. Por mi, de acuerdo...Vamos allá.
Ando un poco más rápido. El tipo acelera también. Más. Más. Me sigue. Le voy a meter un buen par de hostias. Me meto en un callejón sin salida lleno de cajas. Esto va a ser rápido. Según entra, lo inspecciono de nuevo. Este tipo tiene que estar muy mal de la cabeza para meterse conmigo… o quizá muy desesperado… o las dos cosas a la vez, no lo sé. Me situó bien, me aclaro la nariz y el cerebro, por que digan lo que digan, en las peleas hay que pensar de vez en cuando.
El tipo me mira, y sin pensárselo se abalanza mientras aúlla como un chacal:
-¡Has matado a Johnny, cabrón!! Estas muero, hijo de puta!
Me lanza el puño a la mandíbula. No hago nada por esquivarlo ni bloquearlo, porque no hay más que verlo para darse cuenta de que no sabe pelear. No sabe utilizar el impulso, es poco pesado y ni siquiera carga todo el peso sobre el puño. Me alcanza y me tira un poco para atrás, pero poco más. Como estoy puesto, casi ni lo siento. El tipo me va a dar otra con la zurda pero descubre el hígado y se lo reviento de una hostia, derribándolo. Vuelve a levantarse a toda velocidad y me intenta dar de nuevo, pero esta vez lo esquivo fácilmente y le vuelvo a reventar el hígado. Ya no se levanta.
-¡Quiero jodidas respuestas y las quiero ahora! ¡Contesta hijo de puta, o te hago escupir la columna a base de patadas!
-¡Que te den por el culo, hijo de puta!- ye intenta darme una patada para hacerme caer. Le meto una patada en toda la boca con mis botas de obrero de punta re macheteado en hierro y le hago saltar todos los dientes. Le cojo por los pelos-grasientos y asquerosos- y le levanto del suelo por ellos. La navaja de mariposa de quince centímetros se abre por arte de magia y se le masajeo el cuello suavemente con ella mientras le aulló al odio, para que se entere:
-¡Habla!- digo, secamente, mirándole a los ojos.
El tipo me escupe algo ensangrentado-un diente- con tan buena suerte que me da en un ojo. Luego se intenta levantar y sacudirme un cabezazo .Mala suerte para el por qué me había anticipado y se me había ocurrido la misma idea y nuestras cabezas chocan. El choque es demoledor, pero está claro quién se lleva la peor parte, y queda inconsciente en el suelo, cuando su cabeza de rebotar en el cemento. Lo meto en un cubo de basura, pero antes le rompo la clavícula derecha, para no tener que volver a cruzármelo. Con tanto dolor es probable que se le haya colapsado el cerebro y ni lo sienta, si me habrá pasado a mí.
Me paso una botella de cerveza fría por la frente para bajar la hinchazón. Bebo un poco para bajarme el subidon de adrenalina, y me piro de allí.
Me dirijo al restaurante, pero me detengo cuando ve de frente a él, un coche que vale casi 90.000 euros. Joder.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Reflexiones a la luz de la luna

El tipo que se lo cargo, lo mato, le quito la identificación y le lleno los bolsillos de pasta para que pareciese que lo había hecho por dinero. El problema es que yo no mato por dinero desde hace… No me acuerdo, aunque ahora estoy más lucido y la fiebre parece que desaparece. Las nauseas y el dolor de cabeza no se acentúa. Necesito una aspirina o dos. Vaya, muy interesante. Acabo de ver que el calendario trae por detrás una foto en tinta blanca y azul de un puente con un rio, estilo chino. Pero sigamos con los veinte mil euros. No lo se dé donde los ha sacado, pero me los quedo: me pueden ser muy útiles y tiro la cartera al buzón de un vecino, para que se cargue el muerto, con suerte. Salgo a la calle. Empiezo a necesitar la aspirina de verdad. Miro mi reloj, manchado de sangre. Las dos y media de la mañana. Cojonudo. Hace un frio de cojones, y voy a tener que trabajar con ello. Me acurruco la cabeza en el cuello de la chaqueta. Ando todo lo deprisa que puedo. Las sirenas de policía suenan lejanas. Me acuerdo de una farmacia que está de guardia y me dirijo hacia allí. Entro y pido unas putas aspirinas, por favor. El tipo duda, al ver un tipo ensangrentado con la cabeza abierta y medio puesto a las dos de la mañana no debe de ser agradable. Me las da, le tiro un billete de veinte euros sobre el mostrador y salgo corriendo. Sé que acabo de incumplir todas las reglas sobre lo que no hay que hacer tras un asesinato y que probablemente avise a la policía en cinco segundos, pero todo eso me da igual porque en veinticuatro horas estaré entre rejas de todas formas, y necesito pillar al que lo hizo para líbrame de veinte años y un día; y para eso necesito pensar, como sea, y necesito las aspirinas para pensar. Necesito algo para tragarlas, pero no tengo nada a mano. Veo una máquina expendedora. Meto una moneda para sacar una cerveza, pero la muy hija de puta no sale. Me cago en la puta. No me devuelve el dinero. No estoy de bromas, pero intento tranquilizarme. Lo intento otra vez. Otra vez. No me resisto más y me cargo el plástico de una hostia, y un par más de recuerdo y alguna otra cosa, total, ya que estamos. Supongo que los vecinos me habrán oído, pero ahora todo me d igual. Hecho a correr entre los edificios, que hay de frente mío. Me meto en un callejón. Empieza a llover fuerte, cada vez más. Me tomo las aspirinas con la cerveza, y me temo otra del calentón. Otra más a la mitad, y empieza a carburarme la cabeza. El estomago me arde y por poco me revienta. Pero casi la lluvia puedo pensar mejor. No sé quién era el cadáver. Empiezo a forzarme a recordar como sea. Bueno el tipo estaba bastante cuadrado, muy fuerte. Todo pectoral, abdominal y bíceps. Yo no soy ningún mierdas, pero ese tipo me dio una buena. Si un tipo se lo cargo, debe de ser algo serio, algo muy serio. No solo por eso. El tipo se lo cargo de un tajo, en el cuello. Si, por que le mire las muñecas, donde normalmente quedan un montón de marcas en una pelea a navajazos, cortes que te haces tú sin querer o el rival sin que te des cuenta, y este no tenía. Tenía un solo tajo en la yugular, con una fuerza y una destreza increíbles. Y por la posición de la herida debió de hacérselo de frente. La hostia, le miro a su puta cara y se lo hizo de un tajo. Lego se la clavo en el pecho, pero cuando hizo eso estaba ya muerto o herido de muerte, por la posición artificial del arma. Obra de un profesional.
Cojonudo. Como si no tuviera suficientes problemas. Nada. No recuerdo nada. Ni quién era el tipo, ni quien lo mato, ni por qué. Yo no lo hice. Eso es seguro. Porque me acordaría. Pero tampoco iba con buenas intenciones, eso seguro. El tipo era un punkarra y seguro que red-skin por las pintas y los nombres del móvil y la música que escucha. Hablando de eso, tenia cascos, puedo escuchar música para pensar mejor. Haber que tiene… bueno, disco la canción “My plague” de Slikpnot, y sigo pensando.
Iba armado, porque si no, no necesitaba la navaja para nada. Joder lo mato de frente, ¡a cara de perro de un puto tajo! A sangre fría, mirándole a los ojos, de un solo tajo, ¡De un solo tajo! Y le dejo el dinero en el bolsillo. Y no tenía otros signos de violencia. Yo no podría haberlo hecho, y tengo los cojones pelados de hacer ese tipo de cosas, Quizá lo hay visto alguien…No, no puedo volver a la escena del crimen para ir preguntando puerta por puerta ¿Perdone ha visto usted a un asesino? Necesito algo mas…! Espera! ¡El cuadro! Es el tipo de cuadro que ponen en los chinos. El calendario estaba nuevo, por lo que tenía poco tiempo. Y hay un chino al final de la calle. Creo que voy a investigar al viejo modo.
Pero espera, oigo pasos. Me siguen. Me siguen, si. Me tendré que andar con ojo.

sábado, 4 de septiembre de 2010

La palabra es jodido. Me acerco. No lo recuerdo, o para ser exacto no me acuerdo de nada. O mejor dicho, con este dolor de cabeza no recordaría ni de mi número de teléfono. El tipo lleva una chaqueta de cuero ensangrentada. La chaqueta e increíblemente cojonuda, cuesta más de doscientos euros fijo. Eso me recuerda el frio que tengo. Antes que recuerde que estoy haciendo, se la quito y me la pongo. Noto una cartera, papeles y monedas. Registro el cadáver. Sé que no debería, pero si lo he matado yo qué más da. Esta muero con mi navaja, y por la posición del cadáver en medio de la plaza y las hostias que me he llevado, ha debido vernos medio barrio. La policía debe de estar de camino, lo que hace mi situación muy divertida. Estoy fichado y ya estuve allí una buena temporada me pillan, me cascan veinte años fijo, por reincidente. Pero no sé por qué algo me dice que no lo he matado yo. Yo no me hubiera jugado una perpetua por un mierdas de este calibre. Y si lo mato yo ¿Quién me dejo seco? LO que me recuerda que…Me toco la cabeza. Por la posición de la herida y su forma, alguien me pego por detrás con una barra de hierro algo así, me quito la navaja y se lo clavo. Además, tengo las manos llenas de sangre de este subnormal y yo no sería tan sumamente gilipollas como para mancharme las manos de sangre. Bueno, con todo lo que me manchado hoy-o ayer-, qué más da. Le miro el cuello. Como pensaba, tiene una herida de cojones en la yugular. Le miro las muñecas. No tiene marcas en ellas. Raro, muy raro. No tiene más marcas de lucha, ni moratones, ni nada. Le cojo todo lo que pueda y me piro, porque ya suena la pasma cerca.
Me escabullo detrás de los edificios de la facultad y echo a correr, como puedo. Todo el cuerpo me restalla como una puta carraca. Me restalla al andar hasta los dedos de los píes. Me meto en un portal al viejo modo-reventando a hostias el cristal y girando la manilla- y repaso lo que cogí. Tengo su móvil, todavía encendido. Lo abro y veo una tipa con un culo de tres pares de cojones empotrado en la pantalla. Lleva un tanga rojo y algo tatuado en la espalda. Un sol, creo. Dejo eso para más tarde y lo miro a toda prisa. En los nombres nada raro. Raro sería que pusiese Ramón droga, Pero por mirar no pierdo nada. Los mensajes los borro el o alguien hace poco, porque no hay ni uno. Bueno ya tengo móvil nuevo. (¿Yo tenía móvil? Creo que no. Se lo revente a uno en los dientes si no recuerdo mal.) Bueno un análisis mas preciso de los papeles llega la conclusión de que son papelinas. Cojonudo. Parecen buenas y me despejaran la mente, y necesito pensar. Me las meto, pero dejo alguna para más adelante. Uf, ya me siento mejor. Miro la cartea. Una foto de una negra en pelotas, un calendario, fotos suyas con su puta cresta de Punk decadente de los sesenta y el carnet de identidad. No, es una tarjeta de crédito, con los bordes desgastados y blanco de partir rayas de coca. Esnifo los restos. Y entonces veo algo que me hace pensar que quizá matara a este tipo después de todo, o que estoy jodido mucho mas jodido de lo que pensaba en un principio, que no era poco ya. Ninguna identificación y más de veinte mil euros. Cojonudo.